Espai de Dissidència

La Bitàcola de Xavier Diez

3 de juliol de 2008
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Anàlisi crítica, des de les Espanyes, sobre l’onada patriotera

El meu col·lega Capi Vidal, de la CNT de Madrid fa, al seu blog, una anàlisi brillant de les repercussions quotidianes sobre el papanatisme nacionalista que recorre Espanya. Us transcric aquí les seves reflexions.
D’aquí pot inferir-se que probablement els únics intel·lectuals honestos que queden a Espanya són els llibertaris. Entre altres coses, perquè encara no han estat comprats per les multinacionals de la comunicació.

domingo 29 de junio de 2008

¿Todos rojos?

Buenos, pues aquí nos encontramos, en el día en que parece que una
selección nacional de este país, llamado España, va a conseguir que
todo el mundo se olvide de la puñetera crisis. ¿Todo el mundo? Cuesta
señalar, una vez más, lo obvio, pero no todo el mundo se olvida ni se
quiere olvidar de los problemas (y no solo de los suyos, aunque algunos
rara vez se acuerden de los de los demás), ni se emociona con el fútbol
ni, para mí mucho más importante, con las malditas banderas.
Es un vergüenza que todos los
medios (al menos, los generalistas) se tiñan de rojigualdo de la manera
más estúpida y no den cabida a la más mínima fisura antinacionalista.
Se me dirá, una vez más, que eso no es nacionalismo; claro que no, el
nacionalismo siempre es el de los demás. Lo que ocurre es que cuando
escuchas por la calle lindezas tales como “¡italiano hijo de puta!” o
“¡ruso… idem!, pues dan ganas, una vez más, de quemar banderas. El
diario Público, que presume de estar a la izquierda de El País,
emplea hoy un ideológico, simplón y fraudulento titular, sin puñetera
la gracia: “Hoy todos somos rojos”. Menos mal que en todo este
maremágnum festivo-patriotero existe alguna voz razonable, y por parte
además de gente que le gusta el fútbol. Javier Ortiz señala también lo
evidente: que el deporte deber ser bello y emocionante cuando se juega
bien (e insinúa también que solo un fanático puede no aburrise con
ciertos partidos de balompié) y habla de las pulsiones tribales y
colectivistas del personal (que, desgraciadamente, son sinónimo la
mayor parte de las veces de “descerebradas”). Ya hablé yo, hace unos
días, del opio del pueblo que considero que es también el deporte de
masas, y Ortiz nos recuerda lo bien que le sienta al poder tener a la
gente adormecida con el histórico “pan y circo” (en este caso, solo
“circo”, ya que de la crisis parece no acordarse casi nadie, acaba de
subirnos el recibo de una necesidad básica como la luz y aquí no pasa
nada). Ya digo, menos mal que hay una voz que señala lo evidente (malos
tiempos estos, diría Brecht). Otros dos columnistas futboleros, a los
que considero entre los más interesantes de El País,
hablan del asunto con inteligencia y estilo: Enric González nos
recuerda lo que se avecina en este país para los próximos meses si la
selección se hace con el título; Carlos Boyero, con su peculiar y
atractivo estilo dinamitero, adelanta que ha disfrutado con el buen
fútbol de la selección contra Rusia (honestidad ante todo), pero que
lamentará en las horas siguientes el triunfo al constatar el
descerebramiento alcohólico, adornado con banderas pre y post
constitucionales, con sus grititos xenófobos. Menos mal que hay alguna
voz o pluma lúcida en este santo país, porque resulta patético e
indignante leer o escuchar a periodistas o locutores televisivos y
radiofónicos (muchos, de los llamados progres)
alegrarse de las lágrimas del contrario y del privilegio que es “ser
español” (¡increíble!) o demonizar a los disidentes de toda esta locura
primaria.
Parece que el lugar trascendente que antes ocupaba Dios o
la Razón, ahora, en estos tiempos mediocres, lo ocupa el fútbol. Todo
solucionado, si hay algo que está por encima del ser humano es el
balompié (trasunto de esa cosita mezquina e interesada, y que tantos
sacrificios pide, que es la patria).

Bueno,
pues un poquito de humor inteligente, y con mucha mala leche e
intención, vendrá muy bien. Si es por parte de maestros como los Monty
Python o El Roto vamos sobre seguro.

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