per apropar-se als llibres. Foren publicades al suplement BABELIA d’EL PAÍS, dissabte 23 de juny d’enguany.
– A partir de los 14 años los chavales ya son prácticamente adultos en sus gustos literarios, y hay que respetarlos.
–
Es fundamental no imponer la lectura. Proponerla como invitación y
nunca como obligación o castigo porque así se le sataniza. Los libros
obligatorios suelen ser perjudiciales para descubrir el gusto por la
lectura.
– Dejar que sean ellos mismos quienes elijan sus libros y lecturas.
– Sugerir lecturas desde el convencimiento y dando ejemplo.
– Las lecturas compartidas con los menores son buenos pretextos para establecer contacto y diálogo con ellos.
– Proponer libros que hayan sido pensados para los jóvenes.
– Crear espacios físicos y temporales.
–
Las bibliotecas públicas están fomentando clubes de lectura ideales
para esta práctica y para el diálogo entre adultos y jóvenes.
–
No empeñarse en que lean a los clásicos porque la mayoría de éstos no
fueron escritos para el público juvenil. Esa inversión de los hechos es
nefasta para descubrir el placer por la lectura.
– Leer no sólo
significa leer narrativa; es también acercarse a la enciclopedia, a los
periódicos, a las revistas, a los textos de internet o al cómic. Estas
lecturas recuperan o crean poco a poco el hábito lector.
– Hay que tener en cuenta la literatura clásica contemporánea en todos sus géneros.
–
No hay que evitar la literatura más comercial. Si en otra época se
leían libros del Oeste o a Corín Tellado, ahora existen otros temas o
autores de best sellers que llaman la atención de los jóvenes. No debe haber lecturas excluyentes.
–
Es un error querer homologar los criterios, intereses y gustos
literarios de los adultos con los de los hijos o jóvenes en general.
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