Els Papers de Santa Maria de Nassiu

EDUQUEU ELS XIQUETS I NO HAUREU DE CASTIGAR ELS HOMES (PITÀGORES)

6 d'abril de 2008
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Pom d’articles (1)

Ahir una lectora i autora d’un escrit que vaig penjar al meu bloc em donava les gràcies per haver contribuït a difondre’l. Per tant, a pesar del que diga Natzari, ho seguiré fent (penjar articles llegits a la premsa). Ací en teniu uns quants més.

Profesión de alto riesgo

JOSEP LLUÍS BARONA

 

EL
PAÍS – 29-03-2008

 

El asfalto, la Red y las aulas

JUAN C. RODRÍGUEZ IBARRA

 

EL
PAÍS  –  Opinión – 28-03-2008

 

Línea infranqueable

JAVIER PÉREZ ROYO

 

EL
PAÍS  –  España – 16-02-2008

 

L´abat cassià: un home de déu

24/03/2008 INFORMACIÓN DE CASTELLÓ

JOSEP MIQUEL BAUSSET

 

ELECCIONES 2008 Campaña electoral
La lengua ausente

ROSA SOLBES

 

EL
PAÍS – 29-02-2008

Profesión de alto
riesgo

JOSEP LLUÍS BARONA

 

EL PAÍS – 29-03-2008

Difunden los medios la noticia de que
Ilias Shurpáyev, corresponsal del canal 1 de la televisión rusa, ha aparecido
estrangulado y apuñalado en su apartamento de Moscú. Tenía apenas treinta y dos
años y su especialización periodística en la situación política del Cáucaso le
había convertido al parecer en un peligroso disidente. Hace poco más de un año
el cuerpo de Anna Politkóvskaya apareció acribillado a balazos en el ascensor
del edificio donde vivía en el centro de Moscú. Unos meses antes de morir, en
el curso de un congreso dedicado a la libertad de prensa que había organizado
Reporteros sin Fronteras en la ciudad de Viena, Politkovskaya había declarado:
“La gente a veces paga con su vida por decir abiertamente lo que piensa…
No soy la única que está en peligro”. Y años antes, mientras realizaba una
crónica de guerra en Chechenia, rodeada por carros de combate blindados,
soldados armados y civiles asustados, la periodista rusa miraba alrededor y se
preguntaba: “¿Dónde está el frente de guerra?”. Politkovskaya
escribía sus notas pensando en el futuro; quería que fueran un “testimonio
de las víctimas inocentes”. Politkovskaya sabía que el frente de guerra
era ella, como también lo ha sido Ilias Shurpáyev o los periodistas escandinavo
que publicaron las viñetas de Mahoma, y tantos otros que ejercen la libertad de
opinión desde los medios, amenazados por todas y las más variadas formas de
coacción. El frente de guerra contra el que apuntan todas las armas de la
intolerancia son todos los ciudadanos libres.

Mucho ha
cambiado el mundo desde aquella época en que las apuestas innegociables del
sabio Karl Popper por la sociedad abierta nos parecían una propuesta
conservadora e insuficiente, una especie de expresión conformista del
liberalismo burgués. Con el transcurso del siglo XX hemos podido comprobar que
todas las revoluciones y contrarrevoluciones han derivado en pretextos
autoritarios para atropellar lo que, en definitiva, es la única medida de la
grandeza del ser humano: el respeto a la libertad de pensamiento y a la
universalidad de la dignidad y los derechos del hombre. Dos atributos hoy en
día amenazados y en el frente de guerra de muchos poderes que tienen una
influencia creciente en la dinámica de poderes del mundo actual. ¿Quién le iba
a decir al filósofo de Viena que preservar los principios más elementales de la Ilustración llegaría a
convertirse en un planteamiento radical o incluso revolucionario? Que nunca
falte una flor en la tumba de Shurpáyev y Politkóvskaya.

 

El asfalto, la Red y las aulas

JUAN C. RODRÍGUEZ IBARRA

 

EL PAÍS  –  Opinión –
28-03-2008

Estas mismas páginas vieron publicado
el pasado día 14 un excelente artículo de la rectora de la Universitat Oberta
de Catalunya, Imma Tubella, con el título siguiente: Bajo el asfalto estaba la Red. El estudio de la rectora confirma estadísticamente lo
que algunos venimos defendiendo por intuición y observación desde hace ya
algunos años: el corte drástico que se ha producido entre dos generaciones -la
analógica y la digital- con consecuencias que o vemos y aplicamos o volveremos
a perder otra oportunidad, la mejor de la historia, para avanzar por un camino
nuevo e inimaginable hace sólo una decena de años.

Ese
artículo plasmaba las horas que un joven se pasa delante de la pantalla de un
ordenador, los SMS que enviaba, los e-mails que contestaba o escribía,
etcétera. Puesto que mi acuerdo es absoluto con su contenido y con la
conclusión obtenida, escribo estas líneas para añadir algo que ayude a
comprender aún más la realidad que nos inunda.

Esos
jóvenes digitalizados pasan seis horas de cada día, casi la mitad del tiempo
que no duermen, imbuidos de una cultura analógica en los centros educativos
españoles, sean éstos de primaria, secundaria o universitarios. En su casa, en
su ocio, digitales; en la escuela o en la universidad, analógicos. No hay nada
más diferente que un hospital del Primer Mundo comparado con un hospital del
Tercer Mundo, pero no hay nada más idéntico que una escuela del Primer Mundo
comparada con una escuela del Tercer Mundo. Si pudiéramos resucitar a un
cirujano del siglo XIX y lo pusiéramos inmediatamente en un quirófano de
cualquiera de nuestros hospitales, con toda seguridad no sabría dónde se
encontraba y con total certeza no se atrevería a realizar una intervención
quirúrgica consistente en un trasplante de corazón; pero si la misma operación
la realizáramos con un maestro de aquel siglo y lo introdujéramos en una de
nuestras aulas escolares, sabría decir que está en un centro educativo y que
estaría capacitado para empezar a impartir allí mismo sus clases magistrales.
Sólo necesitaría su voz, su libro de texto, sus apuntes y su pizarra, es decir,
como siempre, como ayer y como hoy. Y durante seis horas diarias ese profesor,
y la inmensa mayoría, se enfrentan a un proceso educativo analógico teniendo
delante de ellos a unos alumnos que nacieron en la era de la digitalización.

¿Qué está
sucediendo? Que la educación española no está dirigida a la creatividad
innovadora en el desarrollo e investigación de nuevas técnicas, tecnologías y
productos, sino a la obtención de unos titulados tendentes a trabajar por
cuenta ajena para la obtención de un beneficio comercial inmediato. Nosotros,

por
ejemplo, vendemos equipos y componentes para la red informática, incluso
estamos en condiciones de realizar la instalación y puesta en marcha de esos
equipos; pero la inteligencia que incorpora la tarjeta de red que transforma
los impulsos eléctricos en datos la desarrollan en Estados Unidos, en Alemania,
en Irlanda o en Finlandia.

En la nueva
sociedad digital, que tan bien describe la señora Tubella, se impone la
necesidad de dar un valor real a las personas más que a las cosas, como
consecuencia del proceso de digitalización que vivimos, donde la materia prima
fundamental es la inteligencia. Hay que invertir en las personas porque son las
que con sus capacidades pueden hacer crecer lo que se propongan. Esto puede
parecer obvio y por lo tanto desgraciadamente lo obviamos. Estamos en esta
nueva sociedad y todavía tenemos sistemas demasiado tradicionales. Los sistemas
contables siguen contado como “gasto social” a las personas y como
“inversión” a las cosas. En consecuencia, los primeros gastos que
recorta una empresa cuando afronta una crisis afectan a las personas y no a las
cosas. Esto ya no debe ser así en esta nueva sociedad, es un reto que se debe
solucionar. No se puede seguir anclados en los sistemas de la sociedad
industrial, donde era mejor invertir en máquinas que agilizasen el proceso,
antes que en personas que lo reinventasen. Hoy el valor de la nueva sociedad es
el capital humano.

Esa
sociedad, esa nueva sociedad, ya no se basa en los parámetros tradicionales de
la era del vapor y de la sociedad industrial clásica. Así que tenemos la
responsabilidad histórica de ir a otros sitios por otros caminos. Otros sitios
donde el proceso no es lineal (compro un producto, lo transformo y lo vendo más
caro de lo que lo compré), sino que es un proceso biológico; otros sitios donde
cuenta la formación, la inteligencia, la imaginación, la osadía, el riesgo, la
diversidad y la emoción. Ése es el nuevo sitio, ésos son los factores que
definen al nuevo sitio, a la nueva sociedad. ¿Y quiénes reúnen esas
características para acometer esa aventura? La respuesta son los jóvenes; ellos
son los que tienen esas características (osadía, imaginación, formación,
diversidad, capacidad, riesgo). Y con ellos nos debemos proponer hacer una
revolución en España para llegar a un sitio nuevo, para llegar a la nueva
sociedad. Tenemos millones de jóvenes en España con edades comprendidas entre
los 16 y 35 y que están llamando a nuestra puerta esperando que esa sociedad
nueva que ellos sí ven, porque la imaginan, se pueda abrir y puedan tener su
oportunidad.

Nuestros
jóvenes son tolerantes, solidarios, abiertos, flexibles a las diferencias
culturales, generosos, tan inteligentes como cualquiera, responsables,
trabajadores y con unas ansias enormes de vivir y de ser felices y con una
predisposición enorme para asumir riesgos hasta límites que pudieran, a los que
no lo somos ya, parecernos insensatos; jóvenes que hacen proyectos y que dicen:
como no sabía que era imposible lo hice y lo logré. Jóvenes capaces de
aprender y desaprender con facilidad. Ahí está el ejemplo del euro: los jóvenes
aprendieron la peseta y desaprendieron rápidamente la peseta y aprendieron el
euro; los mayores no fuimos capaces de desaprender nunca la peseta. Frente a
nuestra cultura analógica los jóvenes de hoy día tienen una cultura digital, y
sólo digital. Es innata en ellos su capacidad de experimentación. Asumen con
facilidad el riesgo sin temor al fracaso, precisamente porque son jóvenes,
porque tienen tiempo y están en edad de aprender y probar de nuevo una y otra
vez. Están habituados a los cambios de la nueva sociedad y de la cultura
digital: Internet, el euro, los teléfonos móviles, los ordenadores, etcétera,
son sólo pasos que los asimilan con facilidad, a diferencia de las generaciones
mayores. Para ellos el cambio constante y vertiginoso por el que circula la nueva
sociedad no es una tragedia que los paralice, sino un paso más en su proceso de
formación y de aprendizaje. Y, además, por si fuera poco, tienen la capacidad y
la formación para provocar ellos mismos los cambios, no necesitan de nadie.
Sólo necesitan que sus gobernantes, sus profesores, los banqueros, sus familias
no aspiren a que hagan lo mismo que sus padres pero mejor, y que entiendan que
su mundo digital es el único que pueden seguir para ir a sitios distintos y
ganar el futuro nuevo y asequible para ellos.

 

Línea infranqueable

JAVIER PÉREZ ROYO

 

EL
PAÍS  –  España – 16-02-2008

La Iglesia católica es una institución constitutivamente antidemocrática.
No puede dejar de serlo. De ahí que su encaje en una sociedad que descansa en
el principio de legitimación democrática del poder no sea fácil. Más todavía
cuando esa sociedad, como ha ocurrido con todas las europeas en general y de
manera muy particular con la española, ha descansado durante siglos en el
origen divino de la soberanía.

El principio de legitimación
democrática del poder mediante el ejercicio del derecho de sufragio en
condiciones de igualdad por todos los ciudadanos de ambos sexos no admite
competidores. Es indiscutible y es, además, una regla que no admite excepción.
La excepción es siempre contravención de la regla. Cualquier decisión política
o cualquier norma jurídica tiene que tener una conexión con dicho principio de
legitimación democrática. Directa o indirecta, pero la conexión tiene que estar
siempre presente. Si no existe, la decisión o la norma son
anticonstitucionales, anticonstitucionales en el sentido profundo de ir contra
el principio constitutivo del Estado.

Ciertamente, ese principio de
legitimación democrática tiene límites en sus formas de manifestación. No puede
expresarse de cualquier manera, sino a través de los órganos y de los
procedimientos que se establecen en la Constitución. Lo
que tiene que ser decidido mediante ley orgánica no se puede decidir mediante
una ley ordinaria y las materias que están vedadas al decreto-ley no permiten
recurrir a esta figura normativa, etcétera.

Pero cuando se expresa a través de la
forma constitucionalmente prevista, el principio de legitimación democrática no
tiene más límite que el núcleo esencial de los derechos fundamentales definido
por el constituyente, núcleo esencial que no es ni siquiera reformable mediante
la revisión de la
Constitución. No hay mayoría por muy amplia que sea que pueda
privar a nadie del derecho a la libertad religiosa o a un proceso con todas las
garantías.

Respetando estos límites sustantivos
y procesales, el Estado puede decidir lo que le parezca pertinente de acuerdo
con el juego de la mayoría y minoría que resulte del ejercicio del derecho de
sufragio en cada consulta electoral. Y la decisión que se adopte dispone de una
presunción de legitimidad que no puede ser puesta en cuestión. Se podrá estar
de acuerdo o se podrá estar en desacuerdo con ella, se la podrá criticar e
incluso se podrá actuar con la finalidad de que dicha decisión sea revisada en
el futuro. Pero lo que no se puede aceptar es que se discuta la legitimidad de
los órganos estatales democráticamente constituidos para decidir lo que han
decidido. Y menos por los dirigentes de una institución, como la Iglesia católica, que
carecen de cualquier tipo de legitimidad democrática.

Nada hay que objetar a que la
jerarquía católica ejerza los derechos constitucionalmente reconocidos y que
organice manifestaciones, redacte escritos contra la política general del
Gobierno y de la mayoría parlamentaria en que se apoya e incluso que pida el
voto para un partido político, pero lo que no resulta admisible es que niegue
la legitimidad del Parlamento y del Gobierno democráticamente constituidos para
adoptar las decisiones que han adoptado o para aprobar las normas jurídicas que
estimen pertinentes.

La frontera entre la crítica por la
política que se hace y la negación de la legitimidad para hacer esa política no
puede ser traspasada o, mejor dicho, en el caso de que se traspase, tiene que
ser respondida con firmeza por parte de la autoridad civil democrática. El
Estado tiene que aceptar que la jerarquía católica convoque manifestaciones
contra el matrimonio homosexual, contra la educación para la ciudadanía, contra
la reforma de los estatutos de autonomía o contra la política antiterrorista.
Le podrá gustar más o menos, pero el ejercicio de ese derecho es inobjetable.

Pero el Estado no puede dejar de
reaccionar ante la negación de su legitimidad para hacer política de acuerdo
con la voluntad manifestada por los ciudadanos a través del ejercicio del
derecho de sufragio. Dejar de reaccionar es aceptar la negación de su
legitimidad, es dejar de ser lo único que no puede dejar de ser.

Y esto es lo que ha hecho la Iglesia católica a lo
largo de toda la legislatura, pero de manera particularmente intensa al final
de la misma, cuando estamos en puerta de las elecciones generales. De ahí que
no se pueda dejar de estar de acuerdo con la reacción del presidente del
Gobierno ejemplificada con su encuentro con el nuncio. No se puede pasar lo que
no se puede pasar.

Esa línea de lo infranqueable no
debería haber sido necesario que tuviera que ser recordada, pero tal como se
han puesto las cosas, no había más remedio que hacerlo. Lo único que cabe
esperar es que no haya necesidad de volver a recordarlo.

 

L´abat cassià: un home de déu

24/03/2008

JOSEP MIQUEL BAUSSET*

L´abat Cassià Mª Just ens acaba de deixar. I ho ha fet de la mateixa
manera com va viure: amb senzillesa, amb bondat, confiant en el Déu que és pare
d´amor i de misericòrdia.

Nascut a Barcelona l´any 1926, va ingressar a l´Escolania de Montserrat el
1939. Tres anys més tard, amb només 16 anys, va entrar al monestir per tal de
ser monjo. Va fer estudis superiors d´orgue i de cant gregorià, al Pontifici
Institut de Música Sacra de Roma i el 1955 amplià a París els coneixements
musicals amb
André Marchal, esdevenint un compositor extraordinari,
autor de nombroses composicions polifòniques. El 1964 va ser nomenat prior de
Montserrat i el 1966, la comunitat el va escollir abat del monestir.

El pare abat Cassià ha estat sempre un ferm defensor dels drets
humans i de la personalitat catalana, mantenint encesa la flama de la nostra
llengua, en els anys més durs i més difícils del franquisme. El P.
Cassià
va saber acollir tots aquells que es veien perseguits per la dictadura, fent de
Montserrat una llar oberta a tots. Deixà voluntàriament el seu servei abacial
el 1989.

El P. Cassià va ser sempre un home obert i dialogant, que va apostar
per la renovació de l´Església. Fa tres anys manifestava en una entrevista:
“somie una Església que tinga una nova Pentecosta… una Església més
contemplativa, més carismàtica, més participativa, no agressiva ni angoixada,
sinó més aviat agraïda per les coses positives”. El P. abat
Cassià,
que em va rebre al monestir i amb el qual vaig fer la meua professió l´any
1986, era un home del nostre temps. Desitjava una Església més plural, més
senzilla, amb un rostre més amable, allunyada de les condemnes i de la
crispació. Home lliure com era, parlava sempre mogut per la llibertat que ve de
l´Evangeli. “Sempre hi ha el perill, deia el P.
Cassià, de tindre
por de dir el que pensem, de fer mèrits, quan el que hem de fer és ser fidels a
l´Esperit de Jesús, i dir el que pensem”.

El P. abat Cassià era un monjo obert i avançat, que lamentava la
visió que Madrid té de la “perifèria”. “El drama, deia el P.
Cassià,
és que des de Madrid no saben acceptar la diferència. Entenen unió com a
uniformitat, i això és un empobriment de l´Església”. Arrelat a la terra i
a la cultura del país, l´abat
Cassià defensava el dret i l´obligació
d´estimar la nostra terra, “amb el mateix dret que el Papa estima la seua,
i França estima la seua, i castella la seua”. Malgrat l´ambient de
nacional-catolicisme que viu la major part dels bisbes espanyols, l´abat
Cassià
que era un home optimista i ple d´esperança, confiava que l´Església s´obriria
al món modern, revisant, per exemple, la seua postura tan rígida, respecte a la
moral sexual.

L´abat Cassià era un home ple de bondat, que mai va parlar malament
de ningú, ni va jutjar ni condemnar cap persona. Amb la seua vida, va saber
transmetre la idea d´un Déu que és pare de perdó i de misericòrdia, de tendresa
i de joia. El P.
Cassià sabia acollir i estimar a tots, perquè sempre
creia i confiava en els altres. És així com va fer de Montserrat una llar amb
les portes obertes a tothom, espai de diàleg i de pregària, de reconciliació,
de fraternitat i de festa. Amb el seu guiatge, el P.
Cassià va fer de
Montserrat un lloc de trobament amb Déu, amb els altres i amb un mateix. Som
molts els valencians que hem pujat a Montserrat, i que hem trobat en
l´acolliment i en la litúrgia del santuari, la possibilitat de pregar en la
nostra pròpia llengua, sense haver de deixar-la al cancell!!! Aquestes últimes
setmanes, encara em parlava amb afecte dels seus amics valencians d´Albalat de la Ribera, de Xàbia, de
València, de la xicoteta comunitat de Cortitxelles, que ell havia visitat.
Estimava amb passió el País Valencià, que havia visitat diverses vegades. Havia
estat col.laborador de la revista Saó, i encara fa unes setmanes va
escriure un article sobre el cardenal
Tarancón, que li havia demanat Jordi
Bort, membre de la
Comissió del Centenari del Naixement del Cardenal
Tarancón
i director de la revista Buris-ana, i que l´Ajuntament de Borriana està
a punt de publicar, dins d´una miscel.lània d´homenatge al cardenal de la Transició.

Aquests últims mesos, com a infermer, he tingut el goig d´haver pogut
acompanyar al P.
Cassià en el procés de la seua malaltia. Han estat
molts els viatges que hem fet a Manresa, a l´hospital, i moltes les hores que
he pogut compartir amb ell. Mai s´ha queixat de res. Sempre tenia al rostre un
somriure de gratitud, que era un reflex de la seua bondat i de la seua
confiança en Déu. L´oncòloga, l´uròleg i el nefròleg (tres professionals
excel.lents de l´Hospital de Manresa) van quedar impressionats de la reacció
del P.
Cassià en conèixer el diagnòstig de la seua malaltia. La pau del
cor amb que va viure aquestes últimes setmanes, va ser per a tots els qui
convivíem amb ell, un pas del Senyor.

Tots els qui hem tingut el goig de conèixer al P. Cassià, hem
constatat que ha estat per a nosaltres, per a l´Església i per a la societat,
una benedicció de Déu.

*Monjo de Montserrat

 

ELECCIONES 2008 Campaña electoral
La lengua ausente

ROSA SOLBES

 

EL
PAÍS – 29-02-2008

Si una campaña electoral son palabras, palabras y palabras…
nadie diría que habitamos un país oficialmente bilingüe. No hablo de las
formaciones minoritarias (entre las que se encuadran las nacionalistas), me
refiero a las voces más presentes, las que por decisión de la Junta Electoral o
por presupuesto propio más posibilidades tienen de hacernos llegar su mensaje.
Y me fijo más todavía en las de la izquierda, pues es bien sabido que la máxima
preocupación de la derecha se centra en el peligro que corre el castellano y en
que sería más interesante dedicar parte del tiempo del catalán a enseñar
idiomas de futuro como el inglés y el chino mandarino.

Este es un emperramiento que me ha
hecho recordar la interesante argumentación de un lingüista nuestro
trasplantado hace mucho a Barcelona. Jesús Tusón dice (Una imatge no val més
que mil paraules, editorial Empúries) que si somos realistas, la inmensa
mayoría de la gente vive, trabaja y se jubila en tierras concretas y próximas,
lo que quiere decir que la mayoría de los alumnos actuales tendrán muchas más
ocasiones de hablar la lengua de su país que la inglesa.

Vale. Ahora solo nos falta averiguar
cuál es de verdad la lengua de este nuestro país si el propio consejero de
Cultura clasifica al valenciano entre los “extranjeros”.

Hace nada celebrábamos el 75º
aniversario de la firma de Les Normes de Castelló y UGT publicaba un libro con
numerosos artículos y un denominador común: normativización no equivale a
normalización; enseñanza no es lo mismo que uso, y aún así menos del 25% del
alumnado tiene la oportunidad de estudiar en “la línea”, marginada en
privados y concertados, y principalmente en Alicante.

Al tiempo que arrancaba esta campaña
electoral en español (con algún spot subtitulado por toda
concesión) se hacía público un dato espeluznante: el valenciano es la lengua
del último libro leído… por el 2,2% de la población encuestada (otro
idioma para el 1,9%, apenas un poco menos). El índice de lectura en la llamada lengua
propia solo hace que disminuir y ya es el más bajo del Estado incluso por
debajo del euskera que, no obstante, va a más.

Poco después de que Quim Monzó
publicara un réquiem por la inminente muerte del catalán en Cataluña, me
sorprendió que Germà Colón no se mostrara tan pesimista respecto del
valenciano. Quizá sea porque el admirado maestro no vive aquí, ya que es
diagnóstico indiscutido un retroceso imparable en su uso social, lo que
requiere la adopción de urgentes y contundentes medidas, empezando por las
administraciones públicas.

Volviendo a Tuson, “la
independencia y buena salud de una lengua se reafirma y manifiesta si puede
asumir, sin restricciones, todas las funciones que están previstas: desde el
habla coloquial hasta los discursos más elaborados; desde la charla intrascendente
a las formulaciones científicas”.

Nada dice de la propaganda política.
Pero…¿es que la dolça parla no sirve ya ni para pedir el voto?

 

 

 





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