Potenciar el esfuerzo
María Helena Vales-Villamartín Navarro
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Almería
EL PAÍS
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Opinión – 24-08-2007
Uno de los puntos de las finalidades de la nueva Ley de Educación,
que como orientadora y docente me ha hecho pensar más, es el siguiente: "Insistir
como una de las finalidades de la educación en la responsabilidad individual
y en el mérito y esfuerzo personal".
Me intranquilizó leerlo de nuevo, otra teoría que ahora aparece
en la LOE y que también aparecía en la LOGSE, pero en ninguna de las dos
se daban los medios para potenciar el esfuerzo.
Es uno de los puntos más fracturados con la aplicación de la anterior
reforma, la LOGSE, el esfuerzo desapareció y como consecuencia del famoso
"modelo comprensivo":
– Se han desdibujado las diferencias entre el saber y no saber.
– Se ha desdibujado la importancia del esfuerzo.
– Desaparece la importancia del carácter objetivo y acumulativo de los conocimientos.
– Se combate el uniformismo con un magma de opcionalidad.
– Se desdibujan las diferencias entre el papel del profesor y el papel del alumno.
Con todo esto, pienso que tengo motivos para preocuparme, y, por supuesto, los padres también.
I una carta que ve a incidir en el que diu l’anterior la teniu si cliqueu més avall. Gràcies
Educación y respeto
EL PAÍS
–
Opinión – 23-08-2007
Este verano, durante mis vacaciones, he corroborado
algo de lo que ya me había percatado antes, dada la inmensa afluencia que
tenemos en nuestro país de gentes venidas de Europa. Son la educación y el
respeto con el que se dirigen a sus semejantes los franceses, suizos, alemanes,
etcétera. En España, que siempre hemos presumido de hidalguía, educación
y humildad, parece que todo esto ya se ha acabado.
Me fui en moto desde Murcia hasta Suiza. Durante este periplo
tuve que hacer paradas en peajes, gasolineras y áreas de servicio. En España
nadie, nadie, fue capaz de decirme: "Buenos días", "gracias", o "buen viaje".
Al cruzar la frontera paré en un peaje. Aquí fue la primera vez en todo el
viaje que me dijeron: "Bonjour", "Je vous remercie" y "Bon voyage". A partir
de esto, y en todos los lugares donde me detuve, siempre me trataron con
respeto, educación y buenas formas. Incluso una vez, al llegar a un peaje,
me metí en uno de los de pago con tarjeta. Al darme cuenta de mi error intenté
salirme y meterme en el de al lado. El caballero que llevaba después de mí,
aun habiendo cola detrás de él, reculó para que pudiese pasarme al siguiente.
Paisanos, hagamos que el mundo sepa que también nosotros podemos presumir
de una educación y unas formas dignas de este gran país.
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