Alfons García
Foto: abelard comes?
Empezó en la histórica editorial Gregal, pasó después por Tabarca y, tras un periodo de alejamiento, volvió a los libros hace seis años con Perifèric, que compagina con la docencia de Sociales en un instituto de l’Horta Sud.
¿Su experiencia es la demostración de que en la C. Valenciana no se puede vivir de editar?
No. En algunos años me he dedicado sólo a la edición. Pero Perifèric es un proyecto pequeño.
¿El cambio generacional en la Associació d’Editors del País Valencià es porque era necesaria fuerza y juventud ante los tiempos difíciles?
La gente que ha estado desde la creación es fabulosa, pero ahora que se han de ir había que hacer del defecto, virtud. Ha entrado gente joven para nuevos retos, como el libro electrónico.
¿Qué esperanza de vida da al libro tradicional?
Diez gurús le darán diez opiniones diferentes. La realidad es que hace unos meses dijeron que el regalo de la Navidad sería el libro electrónico y no lo ha sido. Los actuales son incómodos, pesados, caros y malos. Pero los problemas técnicos se solucionan. Ahora, ¿pasará como con la música o convivirán? Creemos que sí, que sucederá como el teatro y el cine, que uno no mató al otro. Ahora ya está afectando al libro profesional, que tiene un periodo de renovación muy rápido. Manuales y libro de texto, que soporta una gran parte de nuestro negocio, es otro campo abierto. Pero en el libro ilustrado y otros será muy difícil, porque el libro es también un objeto.
¿Están preparadas las editoriales valencianas?
Se están preparando. Pero tenemos un problema, porque en este momento el libro electrónico no es negocio, salvo en algún espacio muy limitado. De una novela se vendería muy poco. Así que hacen falta líneas de ayuda para digitalizar los libros. Este sobrecoste en tiempos de crisis es inviable.
¿Cuántas editoriales trabajan ya el formato digital?
No muchas. Estaremos ya en el 20% de las sesenta de la AEPV.
Estamos por debajo de la media estatal en los índices de lectura y la brecha crece, ¿qué hay que hacer?
Una lectura complaciente podría decir que estamos casi en la media, pero una crítica dice que la media española es muy baja en relación con las europeas y que hay comunidades como la madrileña con índices muy altos. Si lo traducimos a los lectores habituales en valenciano nos encontramos en un 3,7%. Lo primero es preocupante; lo segundo es demencial. Es una situación dramática a 27 años de la Lleí d’Ús del Valencià. Y como las librerías no tienen demanda no ofertan. La oferta de libro en valenciano es ridícula y a veces en exclusiva del libro recomendado en los colegios.
¿El enemigo son las grandes editoriales españolas, las distribuidorasÉ?
En el libro en valenciano hace falta un auténtico plan de fomento de la lectura. Ha de ser responsabilidad de la Administración y no implicar sólo a las librerías. ¿Cuántas veces salen escritores valencianos en la televisión pública?
Las ayudas a la edición se han recortado más de un 30% y casi ni han chistado, ¿por qué?
Tenemos una relación bastante fluida con la dirección general del Libro. El recorte nos perjudica, claro, pero afecta también a otros sectores. A veces parece que la cultura ha de ser lo último y no debería ser así.
También hay quien opina que si un sector necesita subvenciones para subsistir es que no es un negocioÉ
Si, pero al sector del coche también se le ha incentivado. O a la construcción. Nosotros también hacemos riqueza. Y además hacemos cultura. Alguien tendría que hacerlo si no lo hiciéramos nosotros. Ayudamos a la cultura del país, no sólo hacemos negocio.
¿Satisfechos, por tanto, con la política cultural?
A verÉ Entendemos la situación actual, pero nos gustaría que se incrementaran las ayudas y mejoraran algunas cosas, como recuperar algunas líneas (la de publicaciones en valenciano). Haría falta un esfuerzo más grande por mover el libro y, en especial, el valenciano, que está en niveles dramáticos.
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