“Ancha es la puerta
- – de los centros comerciales para adictos refinados;
- – de los hoteles de lujo para le élite del negocio y del poder;
- – de los que acuden a lavar los dólares del narcotráfico;
- – de los sepulcros vacíos que cultivan fachadas y apariencias.
Estrecha es la puerta
- – de los que sirven en las residencias millonarias;
- – de los calabozos que reprimen a los justos;
- – de los ranchos construidos con material de desperdicio;
- – de las decisiones solidarias con los oprimidos.
Ancho es el camino
- – de los latifundios que se pierden en el horizonte baldío;
- – de las autopistas hacia las playas exclusivas;
- – de la corrupción que se pasea en carros de lujo;
- – de las multitudes domesticadas por la costumbre.
Estrecho es el camino
- – de los que hunden la pala en los cimientos de los grandes edificios;
- – de los callejones en los barrios marginados;
- – de la nueva justicia abierta en medio de la selva legal;
- – del futuro del Reino que no es noticia en ningún periódico.
Ancho es el camino
- – que lleva a los sumos sacerdotes al templo de Jerusalén;
- – de la casa de Herodes construida con impuestos populares;
- – del palacio imperial de Pilato;
- – de las aclamaciones de las multitudes ahítas de pan.
Estrecho es el camino
- – que va de Belén a la cueva de los pastores;
- – que sigue Jesús hacia los poblados perdidos de Galilea;
- – que sube hasta el monte de la Transfiguración;
- – de la callejuela que atraviesa Jerusalén y llega hasta el Calvario;
- – de la decisión que conduce hasta Getsemaní en medio de la noche”.
Amplia es la calle que lleva a la perdición.
Qué estrecho es el callejón que lleva a la vida”
Nos viene muy bien recordar esta poesía de Benjamín González Buelta, S.J., cuando la liturgia nos propone el texto evangélico de Lucas en el que Jesús le recomienda a sus discípulos: “Procuren entrar por la puerta angosta; porque les digo que muchos querrán entrar y no podrán”. Es muy fácil que nos sintamos atraídos por las puertas y los caminos anchos que nos ofrece la sociedad de consumo. Es muy fácil que nos olvidemos que el callejón que lleva a la vida es estrecho y supone sacrificios. Cada quién tiene que revisar su vida y reconocer por dónde pasan estos caminos estrechos del seguimiento del Señor en nuestra propia historia.
* Sacerdote jesuita, Delegado para la Misión. Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina – Lima
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