“(…) El drama del socialismo catalán es que, para gobernar, tiene que alimentar a la bestia. Y la bestia pide nación. Y derechos históricos. Y también dineros. Y seguirá pidiendo todo esto y lo que se tercie hasta que deje de existir. Algo parecido ocurrió en Europa durante los años treinta del pasado siglo con otro nacionalismo. Entonces las viejas democracias, en vez de plantarle cara a la bestia, le fueron dando de comer, confiadas en que algún día se hartaría. Lo llamaban política de apaciguamiento. Huelga decir que, para apaciguarla definitivamente, tuvieron que recurrir a otros métodos. Y, aunque los tiempos eran distintos, conviene no olvidarlo“.
Fragment de l’article “A vueltas con el nacionalismo”, de Xavier Pericay, un dels promotors del manifest dels intel·lectuals profunds, publicat avui a l’ABC. Les negretes les he posat jo.
(Per cert, deliciós això de “las viejas democracias”. Caldrà suposar que “la nueva” és la dels boadellians, no?)
En fi… que ja estem avisats.
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