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¿SERÁ QUE EL DIARIO EL PAÍS ES UNA PANTALLA DE UN VIDEOJUEGO?

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En la sección de cultura del diario
EL PAIS, con fecha 26 de marzo, aparece un artículo, rodeando una fotografía de
una escena de un conocidísimo videojuego encabezado por una frase prometedora:
“Un respeto para el videojuego”.

    No quisiera
empezar mi comentario haciendo un juego de palabras irónico pero es que la
autora del artículo me lo pone muy fácil. Se trata de Tereixa Constenla.
Kostenloss, en alemán, significa algo así como gratis, sin apenas coste. Y es
que las palabras de Tereixa, aún tratándose un artículo perfectamente escrito
si lo miramos desde el punto de vista técnico, no tienen desperdicio. La
gallega no tiene responsabilidad en la gran ausencia que yo recrimino en su
artículo: describir un hecho estadístico, su histórico, sin implicarse, hacer o
hacernos preguntas indirectas a los lectores, esquivar la provocación que todo
periodista ha de realizar para que los lectores interpreten, interioricen y
recreen cualquier noticia, aminorar la hipocresía que parece llevamos “insertada”
en nuestro adn…

     El artículo
podría servir de base documental para realizar un estudio de campo sobre la
hipocresía o el arte de “parecer que nos implicamos” en los temas y
acontecimientos cuando, en realidad, nos limitamos a intentar narrarlos.

     No tengo muy
claro si el equipo de EL PAIS se está planteando un cambio de nombre para su
publicación pero, desde la opinión de una persona con los apellidos más
corrientes de España (García y Pérez), yo, debían pensar en opciones como
“Diario la provincia” o “Diario la aldea”, con todos mis respetos hacia estos
dos tipos de agrupaciones humanas. He nombrado las palabras Provincia o aldea porque
el diario en cuestión ha perdido su capacidad inicial para interpretar, se
limita a situar retazos de información, con muy buen material gráfico por
cierto, pero se niega a aplicar una mirada integradora que muestre al lector
una realidad más completa, más global en la que junto a  la noticia hay
una opinión, un punto de vista, una implicación, una pequeña toma de partido y
decisión.

     El artículo
de Costenla se inicia con una frase que ya debe ser candidata a formar parte de
“EL GRAN LIBRO DE LAS FRASES CON MENOS CONTENIDO DE LA HISTORIA CONTEMPORÁNEA”:
“El videojuego ya no es sólo cosa de niños”.

     Si voleu llegir més, trobeu i cliqueu la línia “vull llegir la resta…”

La
capacidad profética de los periodistas me pone la piel de gallina. Y me hace
pensar en la capacidad de hipocresía que, sin necesidad de haber realizado
ningún master en una universidad americana, estamos desarrollando los adultos.

     Como
Constela señala, “con la votación del congreso a favor de que el sector del
videojuego reciba las ayudas industriales culturales como el cine o la música”
se eleva el mundo de los videojuegos a las “alturas estupendas” que le permiten
conseguir, tras miles de gestiones, una ayuda, léase “ayudita”. Es fácil
plantearse dos cuestiones iniciales: ¿se produce esta mejora únicamente porque
el videojuego ya no es “cosa de niños”? ¿Las “cosas de adultos son más
importantes que las cosas de niños?

     A partir
de  estas preguntas, formuladas sin la mala leche y la ironía que a mi me
gustaría emplear, es lógico que nos planteemos la gran hipocresía que, por
partida doble, rodea, por un lado, al mundo de los adultos y, por otro, al
mundo de las noticias, al periodismo. Llevamos años y años, artículos y artículos,
tertulias aburridísimas en la televisión y radio, criticando el uso de los
videojuegos, desde el punto de vista educativo, por parte de los niños. Hemos
criticado sus influencias negativas, supuestamente “probadas y comprobadas”, en
el comportamiento, individual y social, de nuestros hijos, su papel incitador a
la violencia y las conductas agresivas, su relación directa con la adquisición
de conductas personales caracterizadas por el aislamiento, respecto a la
familia y amistades, del usuario de los videojuegos…

     Poco
decíamos acerca del papel, o la ausencia de éste, de los adultos y los padres
respecto a ese panorama negativo y lleno de efectos secundarios nocivos. La
culpabilidad de la violencia, la agresividad, el alejamiento de los hijos
respecto a sus padres y amigos era una culpabilidad externa a los adultos, para
variar.

     Si el
nacional Geographic elaborara un reportaje sobre los adultos, seguro que lo
titularía. “Los adultos, esos grandes hipócritas”.

Los adultos son, SOMOS, especialistas
en encontrar exoculpables: la culpa de cualquier consecuencia negativa
es siempre exógena, ajena a nosotros. Eso sí, los éxitos, los logros, son por
el contrario consecuencia directa de nuestras maravillosas capacidades.

¡Qué viva la imparcialidad!

     De vuelta al
artículo, la explicación meramente descriptiva que ofrece la autora sobre esta
“elevación místico-ascética” de los videojuegos a las alturas y que describe la
conversión de los videojuegos, antes terroríficos y malignos, en obras
artísticas y casi productos culturales, se reduce a entender que es una
industria que mueve millones y millones (argumento científico-empírico,
familiarmente conocido como “el peso de la pela”) y que tenemos creativos que
están trabajando para países amigos europeos que, al quitarnos la posibilidad
de ganar unos millones, se convierten en países  “enemigos” que nos roban
creativos.

     Nada
encuentro en el artículo sobre los efectos, positivos o no, de este tipo de
objeto cultural, nada acerca de las ventajas que ofrece al adulto pero que, al
ser manejada la videoconsola por las manitas más pequeñas de niños o
adolescentes, se convierten en “consecuencias antipedagógicas”.

     Nada
encuentro ya en el diario EL PAÍS que me haga recordar que la noticia lleva,
inevitablemente, un punto de interpretación, de provocación al lector, de no
asepsia total, de implicación periodística y humana.

 

¿Será que el diario EL PAÍS es, en
realidad, una pantalla de un videojuego que ya está un poco caduco?

 Pura María García.

 

Aquesta entrada s'ha publicat en Sense categoria el 26 de març de 2009 per josep_blesa

  1. encara és un dels meus diaris “llegits”… cosa que no treu que tingues raó en allò que dius… I una coseta més: els mitjans han de fer, com moltes altres realitats, canvis… si volen continuar tenint alguna cosa a dir.
    Bon dia 

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