Fòrum Narcís Monturiol

Grup d'opinió

1 de juliol de 2012
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GEODIVERSIDAD: OTRA DIVERSIDAD MALTRATADA

Desde hace tiempo estamos acostumbrados y nos resulta muy familiar el concepto de  diversidad. A esta palabra le atribuimos, de forma inconsciente, una serie de valores positivos y enriquecedores. Así, relacionamos diversidad con riqueza, no con un significado material, como es evidente, sino como un sumatorio de valores intangibles que se superponen de forma clara y rotunda sobre una visión meramente materialista y economicista de la naturaleza.

 

En paralelo, el concepto de diversidad puede presentar algunas connotaciones sensiblemente distintas. Así, en el contexto de globalización impuesta en la que nos vemos inmersos, esta palabra nos transporta a las trincheras, a las barricadas, a la resistencia frente a una nueva realidad que nos quieren imponer a través de términos unificadores y homogeinizadores de la realidad que nos rodea. 

 

¿Qué no haríamos por defender la fauna y la flora de una selva o bosque amenazados? ¿Qué grado de compromiso podríamos llegar a alcanzar con las tribus amazónicas desplazadas de sus tierras ancestrales? Como se deduce de los ejemplos utilizados, pongo en solfa las diversidades más evidentes y conocidas, esto es, la diversidad biológica y la diversidad cultural. Nuestra sensibilidad hacia estas diversidades no necesita de nuevos estímulos, ya que desde hace años la ingente labor de concienciación al respecto, efectuada por el movimiento ecologista mundial así como por otras organizaciones e instituciones, ha sentado las bases para la salvaguarda y protección de ambas realidades sin esperar contrapartida alguna.   

 

Pero hay otras diversidades, tan sensibles y frágiles como las anteriormente citadas, que no disfrutan del mismo grado de empatía o sensibilidad por parte de la opinión pública, y por lo tanto de iniciativas de protección.

 

Una de estas diversidades hace referencia al sustrato material que soporta la biosfera, lo que podríamos llamar como geosfera. Me refiero a la diversidad geológica o geodiversidad.

 

El concepto de geodiversidad es menos intuitivo para el  público no especializado que los ejemplos utilizados, posiblemente por carecer de la vistosidad y espectacularidad que la fauna y el ser humano pueden transmitir. Pensemos en los socorridos documentales de la 2.

Así, cuando por televisión nos muestran una mina africana, de diamante o de coltán por ejemplo, se nos viene a la mente inmediatamente el sufrimiento y la explotación de los mineros, o la destrucción de la cobertura vegetal que produce la industria minera. Pero nadie repara en el daño que sobre los recursos naturales de estos países se está produciendo. Más que daño tendríamos que utilizar la palabra expolio, ya que los beneficios que estos bienes naturales generalmente no suelen revertir en la mejora de las condiciones de vida de los poseedores legítimos de los mismos, es decir, de los habitantes de estos países. Por no hablar de los conflictos sangrientos y vergonzantes que los intereses económicos occidentales generan en los países africanos donde se encuentran los recursos minerales más preciados.         

 

Un caso que nos toca más de cerca es el referido a los ricos yacimientos de fosfato de Bucraa, situados en la antigua colonia española del Sahara Occidental. La explotación de estos yacimientos, tanto durante el tiempo de control territorial español como marroquí, nunca revertió sobre el pueblo saharaui, todo lo contrario, el hecho de disponer de estos recursos en su territorio despertó el interés depredador de los empresas y países occidentales.

 

Así, de la ocupación española se pasó a la ocupación marroquí. Y esta última, aparte de depredar sus recursos naturales, ha iniciado un proceso de dilución (por no usar un término más contundente) de la cultura saharaui mediante el traslado a los territorios ocupados de población marroquí. En este caso, destrucción de diversidad cultural y natural (geológica), es decir, dos pájaros de un tiro. Las desgracias nunca vienen solas.

 

Otro ejemplo que podríamos usar es el relativo al uso de vertederos incontrolados donde deshacerse de grandes cantidades de residuos. Estos vertederos se suelen situar en el entorno de numerosas ciudades africanas y reciben residuos calificados en sus lugares de origen como tóxicos y peligrosos. Paradigmático es el caso de los residuos electrónicos (móviles, ordenadores..etc), que fabricados en mayor o menor parte a partir de materias primas africanas, una vez finalizada su vida útil, vuelven como residuo a África. Es decir, doble mal: expolio de recurso y traslado de pasivo ambiental directo, por no hablar de posibles derivadas negativas como la contaminación de acuíferos, emanaciones tóxicas, etc.   

 

Otro daño sobre los recursos geológicos que se genera en los países del tercer mundo (aunque no de forma exclusiva), es el relacionado con su patrimonio paleontológico y mineralógico. Todos nos hemos quedado maravillados alguna vez contemplando magníficos ejemplares de trilobites procedentes de Marruecos, o de aguamarinas del Paquistán, o de cristales imposibles de zeolitas de la India. Pero lo que no se nos ocurre es pensar en que estos bienes naturales, en la inmensa mayoría de los casos, han sido extraídos de sus yacimientos y sacados fuera de sus países de forma fraudulenta. A veces se llega a casos de expolio tal, que fósiles o minerales de gran interés científico, desaparecen para siempre al ser totalmente destruidos los afloramientos donde se encuentran.   

 

Esperemos que en un futuro cercano se amplíe la sensibilidad del público en general hacia éstas, otras diversidades maltratadas.

 

 REC

 

 

 

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