Llegeixo que l’escriptor blocaire Toni Ibàñez es vol canviar el cognom i dir-se Ibanyes. Segur que millorarà el seu posicionament al Google. M’entretinc una estona al bloc de l’escriptor David Figueres, que concedeix una oportunitat a ERC i matisa les declaracions de Joan Carretero [De Prada a la Moncloa]. Gràcies al bloc de Jaume Subirana descobreixo nous escriptors a la xarxa. No són blocs, però hi tafanejo. Són sempre originals els webs d’escriptors, dissenyadors i fotògrafs…
En aquest post d’estiu del lingüista Gabriel Bibiloni, amic virtual blocaire, torno a petar al bloc ?això és semi-novetat!? de l’escriptor gastrònomic i historiador Jaume Fàbrega. Sempre ens quedarà en Fàbrega, quan tot això de la cuina de disseny peti i, amb ella, els seus gourmets i crítics (?).
És tant bonic poder navegar abans no arribi el meu Sant Tornem-hi, com al company blocaire Joan Josep Isern! Ara sí, vaig a esmorzar.
Us ha agradat aquest article? Compartiu-lo!
No sé d’on has deduït que penso canviar-me el cognom, Saül. Veig que no has copsat la ironia del meu post, cosa que sí han fet alguns espanyolistes que no en deixen passar ni una: Criterio
És fàcil convertir-ho en acudit: Ibanyes = Y cuernos
Jajaja, me troncho!
Atenció a un dels comentaris:
Vuestra ignorancia también es muy grande.
Los apellidos y los nombres de lugar durante siglos se escribieron
con distintas grafias al no tener una normativa establecida en el
catalán.
Con el Decreto de Nueva Planta se impuso que todos los archivos
(civiles y eclesiásticos) fueran escritos exclusivamente en castellano,
y prohibido el uso del catalán (quien sea usuario de archivos públicos
verá que a partir de un cierto momento entre finales del s XVIII y
principios del s XIX) el catalán desaparece por completo.
Y con la imposición del castellano se fijaron los apellidos de la
población con lo cual es fácil encontrar casos en que la grafía usada
es la castellana, que era la habitual de los funcionarios que censaban
la población.
Con la aprobación de las normas que fijó Pompeu Fabra, se produce un
proceso de normalización que se vió violentamente truncado en la Guerra
Civil.
Joan Corominas, en sus monumentales estudios del catalán y del
castellano fijó el origen correcto de las palabras, y su grafia
correcta.
Es fácil ver Puchol por Pujol.
O el Artigas que escribes en Badalona correctamente escrito como Artigues.
El apellido Boj o Boix, o el Peris, Llopis o Gomis que son la versión catalana (y antiquísima) del Pérez, López o Gómez.
Hay apellidos que sólo llevan una "s", o les falta una "t". Otros usan
la ñ como Baleñà y que hacen referencia al pueblo d’Hostalets de
Balenyà.
Y podría continuar con muchos ejemplos.
Muchos apellidos que pasan por castellanos son de origen vasco (García,
el más extendido en España por ejemplo) y lo que se permite no es
falsear la realidad sino escribir correctamente el apellido.
He leído el artículo de Ibáñez, y en el 1263 ya habían "Ibanyes" en documentos escritos en catalán.
Hay idiomas como el alemán que periódicamente revisan las normas
ortográficas y no tienen ningún problema en actualizarlas y
simplificarlas.
Que problema hay en corregir un apellido si hace un par de siglos
fue mal escrito por un funcionario que no entendía lo que le decían?
A través de Ellis Island llegaron millones de Europeos a Estados
Unidos. Los funcionarios que los registraban no entendían la mayoría de
las lenguas que hablaban los recien llegados, con lo cual la mayoría de
los recien llegados quedaron registrados con el nombre que escribió el
funcionario, no el real.