Siempre con una ironía a punto, “Quique” era el rostro más reconocible del trotskismo de Madrid, el lugar donde alcanzó una mayor fuerza organizativa. Allí residía la dirección del PCE, era la “capital del marxismo hispano”. Desde Madrid se intentó incidir en el PCE, en las Juventudes socialistas y en el ala izquierda del PSOE y luego del POUM en Madrid y eso imprimía carácter. En Madrid amigo –comentaba con su tono peculiar- éramos los últimos monos, pero no agachábamos la cabeza (…)
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