Es
el que se sienta siempre en el Parlament al lado de Artur Mas. En los
años de gobierno de Convergencia era el todopoderoso conseller que lo
manejaba todo, dicen que hasta lo del “tres por ciento”, con cuñados
sospechosos de pringarse hasta las cachas, pero muy bien colocado en
las instituciones de la Catalunya catalana para que le salpicara nada
importante.

Nunca me gustó. Con la cara pagaba, siempre se le veía un semblante
despectivo, un deje insultón, acebiano, en plan zaplanero, de político
que está en la cosa pública para forrarse, en absoluto movido por
ningún espíritu de servicio, y para insultar, y para meter cizaña, mal
rollo, política barriobajera, martinezpujaltista, chunga. A éste tipo,
si no es en una lista cerrada no lo vota ni su abuela….Pero, cosas de
la puta política, ahí está, o ha estado, en la cresta de la ola del
poder, del presupuesto catalán.

Sucede que lo perdieron, perdieron el poder a manos del tripartito,
los socialistas de Montilla les arrebataron el juguete y, como a otros
del mismo pelaje de toda España, se le ha indigestado la derrota y
pasea sus rencores por las esquinas con una mal disimulada mala baba
que, a los ojos de cualquier observador, sólo refleja incompetencia,
obsesión enfermiza y delincuente por el poder, corrupción intelectual y
política, mierda existencial. Eso, que en un individuo normal ya es un
lastre pesado, en un padre de la patria, en este caso catalana, en un
diputado que tuvo, y pretende tener, el poder sobre todo el pueblo
catalán, es sencillamente infumable y motivo suficiente para correrlo a
gorrazos hasta su casa.

Estos son los tipos que hacen que se nos echen encima muchas veces
los extremistas como él del otro lado del Ebro a los sufridos y
pacíficos ciudadanos de Catalunya. Son minoría, incluso en su partido,
pero como los Acebes en el suyo, se han hecho con el poder y no los
mueves de ahí ni con aceite hirviendo.

Sólo le faltaba, al muy cabrón, decir lo que dijo el otro día
refiriéndose al presidente de la Generalitat, el Molt Honorable José
Montilla, el president de todos los catalanes, también del resentido y,
recuerdo, nacionalista catalán, Felip Puig.

Os dejo con el amigo Joaquím, del blog AVENTURA EN LA TIERRA, que explica mejor que yo la última mamonada del mamón de Puig:

” …..Un fantasmón de la política catalana, un tipo que
pretendiendo fabricar una frase supuestamente ingeniosa acaba de
autorretratarse definitivamente como un racista y clasista repugnante.

El gracioso de barraca de feria ha resultado ser,
una vez más, el diputado convergente Felip Puig, de profesión sus
agriedades soberanistas, quien haciendo gala de un ingenio ratonero
pretendió ironizar sobre el origen charnego y pueblerino del presidente
catalán José Montilla, afirmando de él que “les compareixences
parlamentàries l’han obligat a tornar del “pueblo””, en referencia a
que Montilla ha tenido que regresar desde su localidad natal cordobesa
donde pasaba las vacaciones, para asistir a las comparecencias ante el
Parlament de Catalunya de los presidentes de Endesa y Red Eléctrica,
Manuel Pizarro y Luis Atienza respectivamente.
Nótese la mala leche de este pequeño aprendiz de
nazi cuando remata una frase construida en su impecable catalán de
burócrata de la Generalitat pujolista, con la palabra “pueblo” en
castellano. Lo que Puig está señalando con toda la mala baba son los
orígenes a la vez foráneos y humildes de José Montilla; ha tenido que
volver corriendo de su “pueblo”, dice. No cuesta mucho imaginar el
gesto de desprecio de Puig torciéndole la boca al pronunciar esa
palabra.
¿Este es el famoso nacionalismo integrador de los
pujolistas? Ya sabíamos que a la derecha catalana le molesta que
alguien que no comulgue con sus ideas presida Catalunya. Pero eso al
cabo es política, y en todo caso sólo una parte del problema. Más allá
de la lucha por la hegemonía ideológica y el control de las
instituciones, algunos tenemos también la convicción de que lo que más
sulfura a estos señoritos “fills de l’amo” es que un muerto de hambre
nacido en Córdoba o en la Barceloneta (para el caso sería lo mismo)
haya osado arrebatarles su Generalitat. A tenor de insensateces como la
vomitada ayer por Puig, parece que no andábamos descaminados.
Y es que al final de lo que se está hablando aquí
es de clases sociales, de sí la burguesía catalana tiene o no tiene
derecho de pernada sobre el país, o si por el contrario, hay esperanza
de que esta Catalunya un día pueda ser un espacio de convivencia,
libertad e igualdad en el que quepamos todos y todos tengamos derecho a
“dir la nostra”, y sobre todo, a hacerla si democráticamente se dan las
condiciones. Lamentablemente, sin embargo, parece que los pujolistas
siguen aferrados a la idea de que Catalunya es suya.”

Cuánta razón tienes, Joaquím (nótese que el tipo es catalán, que no
es de Valladolid): Con lastres como el Puig vamos a tardar más en
normalizar este querido país, Catalunya, mucho más en medio de esta
nueva realidad de la inmigración, de “los nuevos catalanes”, que decía
Pujol, teniendo en cuenta que pretenece a una casta de perros que se
creen los amos de la finca, me cago en sus podridas, clasistas y
xenófobas almas.