Luis Villoro entendió la filosofía como un ejercicio de disidencia intelectual. En su discurso de ingreso al Colegio Nacional, titulado Filosofía y dominación, leyó lo siguiente: “La reforma del entendimiento suele acompañarse así de un proyecto de reforma de vida y, eventualmente, de una reforma de la comunidad. Si por su preguntar teórico, la actividad filosófica era cuestionamiento y discrepancia, por su actitud práctica adquiere un signo más de negación. Frente al pensamiento utilizado para integrar la sociedad y asegurar su continuidad como esa misma sociedad, el pensamiento filosófico es pensamiento de ruptura, de otreidad” (…)