Hay que rendirse a la evidencia: la crónica deportiva ha devorado el relato político. La trepidante Eurocopa ha suministrado un poderoso sedante a la sociedad española durante unas semanas muy difíciles. La secuencia de acontecimientos adversos ha sido tan intensa desde de marzo que ya no sabemos qué fue antes o después: la expropiación de YPF en Argentina, la petición de perdón del Rey, la ruptura del techo de los cuatrocientos puntos en la prima de riesgo, o el hundimiento de Bankia; las facturas en los cajones de la Comunidad de Madrid, las elecciones en Grecia o la laminación del Banco de España. La apasionante Eurocopa ha sedado la angustia de quienes ya se veían con los billetes estampillados como pesetas (…)
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