Jaume Renyer

per l'esquerra de la llibertat

27 de desembre de 2023
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Ben Dror Yemini: ¨Europa está aterrorizada y se inclina ante Hamás”

Avui el prestigiós periodista israelià Ben Dror Yemini publica aqueixa anàlisi al diari Yedioth Ahronoth que reprodueixo en versió castellana per la contundència de les seves consideracions que comparteixo plenament:

Los medios de comunicación y el mundo académico se inclinan ante Hamás, Catar e Irán, pero eso sólo resulta contraproducente. El odio a Israel se traduce en odio a Occidente, lo que hace temblar a Europa por temor a una nueva ola de violencia y terror. Todo judío que se manifiesta contra Israel expresa opiniones antisionistas o niega el derecho de Israel a existir, es también enemigo de la paz y la reconciliación y también un soldado al servicio del racismo.

Y sí, ahora, en tiempos de guerra, y en el corto plazo, esta propaganda es perjudicial para Israel, pero a largo plazo será perjudicial para los palestinos, los musulmanes y el mundo libre. Hamás cuenta con el apoyo ideológico, financiero y armamentístico de Irán y Catar. Y aun así Hamás no podría haber llegado a ser lo que es sin el apoyo del mundo libre. Los palestinos no habrían rechazado ninguna iniciativa o compromiso de paz sin la protección que les han brindado los medios de comunicación y el mundo académico.

Destacar y reforzar la Nakba, cuando los palestinos fueron desplazados en la guerra de Independencia de 1948, no ayuda a resolver el problema de los refugiados, lo perpetúa y la UNRWA sólo fermenta más odio. Quienes marchan contra Israel son enemigos de los palestinos y los musulmanes porque justifican la violencia y el terror. Han hecho del ser propalestino la corona de su corona ideológica progresista. Creen que están ayudando a los palestinos pero no puede haber mayor error. Esto no es nuevo.

Hubo intelectuales destacados que apoyaron a Stalin y la tiranía soviética. Además, Stalin fue el tirano asesino que buscó inculcar su opresivo imperialismo comunista en el mundo. Los intelectuales occidentales también apoyaron a Khomeini en Irán. Entre ellos se destaca Michel Foucault. Y ahora, de nuevo, una muestra aún mayor de apoyo a la tiranía asesina. Hamás como parte de la Jihad no son los oprimidos. Busca imponer su opresivo imperialismo islamista al resto del mundo. Ha habido algunas voces árabes en los últimos años que apoyaron compromisos históricos que habrían visto una patria nacional palestina junto a la patria judía. Pero los intelectuales de izquierda en el mundo alentaron la obstinación palestina.

Cuando el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, presentó en 2004 un segundo borrador para un acuerdo de paz que habría dado a los palestinos un Estado con Jerusalem como capital, fue Peter Beinart, el intelectual judío estadounidense más destacado, quien publicó un llamado a “sionistas liberales”, a preocuparse de que la propuesta de Kerry no fuera lo suficientemente magnánima para los palestinos, aunque no estaba familiarizado con los detalles que contenía.

Otros, como Omar Shakir, que pasó a ser el hombre clave de Human Rights Watch para el conflicto palestino-israelí, llamó a los palestinos a rechazar la autodeterminación porque su demanda debería ser la de un Estado.

Puedo seguir. Hay una larga lista de profesores, periodistas y activistas de derechos humanos que respaldaron el rechazo palestino a las iniciativas de paz y justificaron la “resistencia”, que es otra palabra para referirse al terrorismo. ¿Pero han ayudado a los palestinos?

Por el contrario, sólo los incitaron a aumentar sus demandas y resistirse a llegar a acuerdos, perpetuando el conflicto. Quizás si el mundo de tendencia izquierdista hubiera adoptado un acuerdo que hubiera reconocido los derechos de los judíos a la autodeterminación, los palestinos habrían estado más inclinados a llegar a un compromiso. Pero cuando las fuentes más importantes de conocimiento, la academia y los medios de comunicación justifican su violenta resistencia, ¿qué posibilidades tiene el compromiso?

Los palestinos, más que nadie, están pagando el precio. Cuando la UE y el Cuarteto, formado por la ONU, Estados Unidos, Rusia y la UE, ofrecieron a Hamás reconstruir Gaza después de una ronda de combates con Israel en 2010, a cambio de su desmilitarización, algunos académicos respaldaron la negativa de Hamás. Ése fue sólo el prólogo de su actual justificación de la mayor masacre de judíos perpetrada por Hamás desde el Holocausto. No nos engañemos. No sólo los woke, sino también los estudiantes y profesores de las universidades de Berkley, Harvard y Colombia defienden esos puntos de vista. Las naciones occidentales, incluidas y quizás especialmente aquellas que expresan su apoyo a Israel, también lo hacen. E incluso la amigable administración estadounidense, sin cuya ayuda en los últimos meses, Israel habría estado en circunstancias mucho peores.

Occidente financia anualmente a la UNRWA. En 2022, ascendería a 1.600 millones de dólares. La administración Biden restableció la financiación del organismo de la ONU, dándole un cuarto de millón cada año. Esta enorme cantidad de dinero que fue entregada a los hijos de los refugiados año tras año desde 1950, podría haber pagado la vivienda de cada una de esas familias y la construcción de infraestructura y zonas industriales. Pero no. El dinero se gasta en perpetuar su condición de refugiados y en un sistema educativo que fomente el espíritu de los refugiados y la esperanza de la destrucción de Israel. El propio Israel no sólo no hizo nada para contrarrestar esa política, sino que de hecho la alentó para mantener la calma. Esto luego le estalló en la cara con sucesivos levantamientos y nuevamente el 7 de octubre. Es el mundo libre el que en última instancia está pagando el precio porque alimentó el odio hacia Israel en los titulares y en las universidades y ese odio ahora se está volviendo contra el propio mundo libre.

Los clérigos musulmanes en Hamburgo, París, Londres y Chicago están criando una nueva generación llena de odio y cuando ingresan a las universidades escuchan lo mismo de sus profesores: odio a Occidente, odio a Estados Unidos, odio a Israel y odio a los judíos. Ésa no es la manera de promover la reconciliación, el compromiso y la paz. Sólo odio y violencia. Así es como los musulmanes en general y los palestinos en particular quedan exentos de cualquier responsabilidad por su situación. En última instancia, Israel puede defenderse, pero ¿puede el mundo libre decir lo mismo? El lavado de cerebro de cada vez más jóvenes no deja lugar al optimismo. Un día el mundo libre despertará, pero existe una preocupación real de que sea demasiado tarde.

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