Jaume Renyer

per l'esquerra de la llibertat

19 de febrer de 2010
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Rellegint Sylvie Brunel: “La libération des femmes a aussi été celle des hommes”

Fa uns mesos, llegint Le Monde, em va sobtar el contingut de l’entrevista que -el 14 de novembre de l’any passat- el rotatiu parisenc dedicava (a pàgina sencera) a l’escriptora Sylvie Brunel, la qual duia per títol el que encapçala aquesta apunt.

Aquesta intel·lectual francesa de mitjana edat, formosa i brillant, havia estat abandonada per la seva parella (el polític Eric Besson) després de trenta anys de convivència, i n’havia fet un assaig relatant la seva experiència. Vaig demanar tot seguit el llibre en qüestió: “Manuel de guérrilla à l’usage des femmes” (Bernard Grasset, París, 2009), l’he llegit d’una tirada i no puc pas menys que recomanar-lo als homes de la meva edat. Personalment m’he sentit interpel·lat per les reflexions d’aquesta dona que reprodueix els sentiments de tantes altres com ella abandonades sobtadament pels seus companys. Molts homes, passada la quarantena, intentem refer la nostra vida a base de trencar -sovint de manera abrupta- amb la que havíem mantingut fins aleshores: canviem de feina, d’hàbits, d’amistats i de parella.

Sylvie Brunel parla de la consciència femenina de l’envelliment del cos, viscut sense l’angoixa que sentim molts homes al fer-nos grans, parla de la maduresa i el benestar de l’edat adulta un cop superades les etapes difícils del creixement professional i l’educació dels fills. Parla de les dones, però també de nosaltres, de la nostra resistència a assumir les responsabilitats de no ésser permanentment joves, de la falta de respecte envers nosaltres mateixos i allò que hem anat bastint (família, patrimoni, vivències compartides) durant molts anys, en companyia de les primeres esposes. Tothom tenim dret a refer la nostra vida, a canviar de parella, però per això no cal  fugir ni llençar per la borda el bagatge compartit. Això és més fàcil de dir que de complir. Per això recomano als homes aquest llibre pensat per a les dones. 

Post Scriptum, 21 de febrer del 2010.

Gemma, que durant molts anys ha estat la meva fidel companya, em va fer arribar aquest escrit de l’escriptor colombià Santiago Gamboa (Bogotá, 1965) sobre les dones de la meva generació que tinc el goig de reproduir:

“Es el unico tema en el que soy radical e intolerante. En el que no escucho razones. Las mujeres de mi generación son las mejores. Y punto. Hoy tienen cuarenta y pico o cincuenta y pico, y son bellas, muy bellas, pero también serenas, comprensivas, sensatas, y sobre todo, endiabladamente seductoras, esto a pesar de sus incipientes patas de gallo o de esa afectuosa celulitis que capitanea sus muslos, pero que las hace tan humanas, tan reales. Hermosamente reales.

Casi todas, hoy, están casadas o divorciadas, o divorciadas y vueltas a casar, con la idea de no equivocarse en el segundo intento, que a veces es un modo de acercarse al tercero, y al cuarto intento. Qué importa….  Otras, aunque pocas, mantienen una pertinaz soltería y la protegen como una ciudad sitiada que, de cualquier modo, cada tanto abre sus puertas a algún visitante. Qué bellas son, por Dios, las mujeres de mi generación.

Nacidas bajo la era de Acuario, con el influjo de la música de los Beatles, de Bob Dylan….  Herederas de la “revolución sexual” de la década de los sesenta y de las corrientes feministas que, sin embargo recibieron pasadas por varios filtros, ellas supieron combinar libertad con coquetería, emancipación con pasión, reivindicación con seducción….<br

Jamás vieron en el hombre a un enemigo a pesar de que le cantaron unas cuantas verdades, pues comprendieron que emanciparse era algo más que poner al hombre a trapear el baño o a cambiar el rollo de papel higiénico cuando éste, tragicamente, se acaba, y decidieron pactar para vivir en pareja, esa forma  de convivencia que tanto se critica pero que, con el tiempo, resulta ser la única posible, o la mejor, al menos en este mundo y en esta vida.

Son maravillosas y tienen estilo, aún cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan. Usaron faldas hundúes a los 18 años, se cubrieron con suéteres de lana y perdieron su parecido con María, la virgen, en una noche loca de viernes o de sábado después de bailar. Hablaron con pasión de política y quisieron cambiar el mundo. Bebieron ron cubano y aprendieron de memoria las canciones de Juan y de Pablo. Adoraban la libertad, algo que hoy le inculcan a sus hijos, lo que nos hace prever tiempos mejores, y, sobre todo, juraron amarnos para toda la vida, algo que sin duda hicieron y que hoy siguen haciendo en su hermosa y seductora madurez. Para los que nacimos entre las décadas del 40, 50 y 60, el día de la mujer es, en realidad, todos los días del año, cada uno de los días con sus noches y sus amaneceres, que son más bellos, como dice el bolero, cuando estás tú. A medida que avanzo en edad, valoro las mujeres que tienen más de cuarenta. Aquí hay algunas razones de por qué. Una mujer de más de 40 nunca te va a despertar en la mitad de la noche para preguntarte: “Qué estás pensando ?”. No le interesa lo que estás pensando.

Si una mujer de más de 40 no quiere mirar un partido de fútbol ello no da vueltas alrededor tuyo. Se pone a hacer algo que ella quiere hacer y generalmente es algo mucho más interesante. Una mujer  de más de 40 se conoce lo suficiente como para estar segura de sí misma, de lo que quiere, y de con quién lo quiere, son muy pocas las mujeres de más de 40 a las que les importa lo que tú pienses de lo que ella hace. Una mujer de más de 40 ya tiene cubierta su cuota de relaciones “importantes” y “compromisos”. Lo último que quiere en su vida es otro amante posesivo. Las mujeres de más de 40 están dignificadas. Es muy raro que entren en una competencia de gritos en el medio de la ópera o en el medio de un restaurante caro. Por supuesto que si piensan que te lo mereces no van a dudar en dispararte un tiro.

Las mujeres de más de 40 son generalmente generosas en alabanzas. Ellas saben lo que es no ser apreciadas lo suficiente. Las mujeres de más de 40 tienen suficiente seguridad en sí mismas como para presentarte a sus amigas. Una mujer más joven puede llegar a ignorar hasta a su mejor amiga. Las mujeres se vuelven psíquicas a medida que pasa el tiempo. No necesitas confesar tus pecados, ellas siempre lo saben. Son honestas y directas. Te dicen directamente que eres un imbécil si es lo que sienten sobre ti. Tenemos muchas cosas buenas que decir de las mujeres de más de 40 y por múltiples razones. Lamentablemente no es recíproco. Por cada impactante mujer de más de 40, inteligente, bien vestida, sexy, hay un hombre con casi o más de 50…. pelado, gordo, barrigón y con pantalones arrugados haciéndose el gracioso con una chica de 20 años. Señoras, les pido perdón por ello….”.

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