4 de gener de 2008
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Temblores, guarangos, acueductos, cementerios y pirámides

El clima de Nasca  es tropical, de eterno verano, con una humedad que no llega al 2 %, aunque por la noche refresca. Está en el desierto, como Lima, como los 450 km de carrtera que recorrimos para llegar, un desierto duro,  terroso, polvoriento, con pequeños cerros de roca negra y puntiaguda como pizarra, con zonas de dunas “africanas”, entre las que destaca el Cerro Blanco con 2.080 metros, la más alta (o la segunda, segun las fuentes) del mundo, con surcos de rios pedregosos que ven el agua (o no) sólo unos día al año, con oasis frondosos y balnearios playeros, como Paracas o Ica. Antes en el camino, también existia Pisco (la ciudad donde embarcaban el famoo licor que le cambió su antiguo nombre de San Clemente de Macera); el terremoto del 15 de agosto casi la borró del mapa; ahora sólo quedan escombros y carpas con gente que espera la subvención del gobierno para reconstruir; el bus que va a Lima -donde también tembló la tierra y mucho- ya no para en Pisco, porque “no hay nada”. La Nasca (ante se ecribía con “z”) viene de la palabra quetchua Nanai que significa algo así como “desolación” o “atormentado”. Pero no parece el lugar más desolado ni su gente atormentada; nada que ver con los barrios extremos de Lima o los poblados del camino con miles de construcciones precarias y pobres -asentamientos, ocupaciones- que surgen, se agrupan, crecen y se abandonan, en medio de la nada. 

El título original de esta página era “Terrucos, maoistas, temblores, guarangos…”, lo cambié varias veces pero sigo con lo mismo. Este artículo es el más visitasdo del bloc aún año y medio después de publicarse. Será porque el título es largo?  serà por esas menciones? o será porque algunos servicios secretos rastrean en los buscadores y me dan sin querer audiencias increibles…?  

Los “nascas” fueron (y son) una de las culturas pre-incaicas más potentes. Las líneas, esos megageoglifos que hizo famosos Maria Reiche, una alemana que las estudió durante casi 60 años (murió en 1998) y que incluso las barría con una escoba para que se vieran mejor, son interesantes pero hay más cosas: los acueductos subterráneos, el tambo inca de los Paredones o las pirámides de Cahuachi, un espectacular conjunto arqueológico en proceso de restauración (con polémica italiana incluida) al que pomposamente alguién llamó “el Vaticano de Sudamérica”; sólo hay un templo descubierto pero en la zona hay docenas localizadas, como docenas o centenares de cementerios preincaicos que aparecen en medio del desierto, bajo guarangos (algarrogos) sedientos, para la estupefacción del turista que se tropieza con calaveras, pelos y ropas de antiguas momias, o pedazos de vasijas de cerámica. que fueron saqueadas por los guaqueros , buscadores de tesoros, a lo largo de los últimos 500 años.

El Año Nuevo en el Hotel Montecarlo llegó entre marineras, los últimos hits peruanos, el “caballo viejo” y “la flor de la Canela”, interpretados con una calidad admirable por Palomino y su cuarteto. Cayeron las 4 y las 5 y las… y amaneció el primer día del año con un cielo azul radiante y el saludo del lucero del alba. Sería el pisco (que maravilla energética) o sería el ambiente magnífico e irrepetible con que nos obsequiaron la familia de Charo y Gonzalo. Y al día siguiente nos esperaba el “picinazo” pero también la charla interesante y erudita (no hay espacio en internet ni para hacer un sumario) liderada por nuestros anfitriones: Abimael Guzman, Sendero Luminoso, el maoismo, las oladas migratorias que provocaron los terrucos de la sierra a las ciudades, las minas de oro, plata y cobre que siguen explotándose en la zona, el Camino de Santiago que recorrio Cristina, o la chacra donde Gonzalo va a cultivar unas hectáreas de viña para hacer el mejor pisto del Perú y desbancar al Pisco García de Nasca (actualmente, uno de los mejores).

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