R d'acció

El país más pequeño de África va creciendo poco a poco en calidad de vida e infraestructuras. Pero aún hay mucho trabajo que hacer.

Mentiría si dijese
que ha sido interesante realizar el trabajo de seminario sobre Gambia. La culpa
seguramente es mía, pues de entre todos los países tercermundistas que hay en
el planeta, tuve que escoger uno de los más pequeños y desconocidos. En Gambia,
una nación de poco más de millón y medio de habitantes, podría decirse que no
pasa prácticamente nada. Las últimas noticias relevantes que hayan ocurrido en
Gambia o estén relacionadas con Gambia constan del año 2009 o principios de
2010, lo que me ha dificultado sobremanera redactar y buscar noticias que
tuviesen un mínimo de actualidad.

Es cierto que he
aprendido mucho sobre el país, qué duda cabe, pero lo que he aprendido no dista
mucho de lo que conocía sobre otros lugares con realidades sociales, políticas
y económicas muy parecidas a las de Gambia. Pobreza, analfabetismo, hambre,
enfermedades contagiosas… Me he especializado sobre todo en conocer cómo
funcionan los proyectos humanitarios en Gambia, qué clase de ayuda se envía
allí y quienes la dispensan. Es sorprendente conocer la cantidad de gente de
Europa y España que trabaja desinteresadamente en Gambia con el fin de hacer
crecer y mejorar la calidad de vida de un país tan pobre. Gambia es un país
orgulloso de sí mismo, eso es quizás lo más sorprendente. Por lo que he podido
saber la gente es optimista y alegre, siempre dispuesta a ayudar pese a las
dificultades que les rodean, ya sea por la falta de infraestructuras o por el
irregular gobierno que tienen.

Lo más valioso y casi
de lo único que me siento plenamente satisfecho es de la entrevista a Paul
Osembe, sobre todo por el entusiasmo y la alegría que demostró durante el rato
que estuvimos charlando. La entrevista ha sido lo mejor que he hecho en este
trabajo. Una conversación entre un estudiante español que nunca ha pisado
África y un africano que no conoce otra realidad que la de su país, Gambia.

También me he apoyado
mucho en el testimonio de dos amigos que el año pasado estuvieron en Gambia de
turismo, actividad económica que sin duda se ha convertido en uno de los motores
del país. Pues es gracias a estos amigos que conozco algo la realidad social de
Gambia y el carácter alegre de su gente.

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