Pere-Enric Barreda

Coses del Maestrat, de Barcelona, de Roma,... de tot

5 de novembre de 2013
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Salatiel de Bolonia, “Ars Notariae”, 2 vols., Barcelona, Anaya Beltran, 1997

Un estoig aplega els dos volums, un facsímil del manuscrit 284 de la Biblioteca de Catalunya, relligat amb tapes de pergamí, i un d’acompanyament: Ars notariae (técnica notarial) de Salatiel Bonaniense (siglo XIV): transcripción [de Núria Téllez] y traducción [de Pere-Enric Barreda]. L’original és en llatí, i la meua traducció en castellà. Hi ha, a més, una presentació de la Dra. Josefina Mateu, i sengles introduccions de la transcriptora i traductor. La paginació de totes dues es correspon amb la del facsímil per tal de facilitar-ne la consulta comparada. ISBN 84-922020-2-5 (obra completa) i 84-922020-1-7 (traducció). DL B. 39297-96 (facsímil) i B. 39298-96 (traducció)

El Ars Notariae está organizado en un proemio y cuatro partes o libros. Hace un repaso exahustivo del Derecho Civil, basado principalmente en el Digesto. El proemio explica en qué consiste el oficio de notario o tabelión. El libro I expone las divisiones de las personas, de las cosas, las acciones y las obligaciones. El libro II explica los contratos y los pactos y el privilegio del fuero. El libro III habla de los testamentos y de las últimas voluntades. El libro IV habla de los arbitrajes y los compromisos, sigue con unas Notas de Oro de Bonacurcio, doctor en leyes, y acaba con una parte práctica dedicada a los tratamientos, los modelos de documentos, frases habituales, juramentos etc. Todos los textos hacen referencia a la Catalunya de la Edad Media.
Presentación de Josefina Mateu Ibars, catedrática de Palografía y Diplomática
El manuscrito «ars notariae» de la Biblioteca de Catalunya (ms. 284) se enraiza en el árbol fecundísimo de otros tantos libros de acendrado interés, debido a su delicada composición y miniatura, sobre la materia que corresponde a los estudios de ciencias sociales y atrae aquí, la bella mixtura de «littera» y «ars», en cuanto a su caligrafía e imagen, pues se conjuntan de modo que se crea belleza en los elementos de vitela, pluma, pincel, tinta y color.

Las sensibles manos que con tanta pericia se depositaran sobre el pergamino ya dispuesto, lograron que se conociera este «ars notariae» en la posteridad, todo en armoniosa estilización de su miniatura y esmerada caligrafía. Así, una mano sensible, la del escriba, se ocupó del texto, corrección del pautado y de su distribución en el folio; escogió una grafía gótico cursivada, de perfiles calibrados, sobre un modelo a su gusto o parecer, pues si la littera textualis formata, caligráfica, se entiende como la más perfecta, síguense otras que se encaminan según el contenido del texto, a escribir hacia una gothica cursiva textualis, que, más allá de las nomenclaturas en que se aprecian sus caracteres y módulos, son grafías adecuadas para el tamaño del libro, y el fin de su materia.

Queda alejado el sensus monasticus del primitivo ambiente cultural, o el de escribanías notariales, con todas sus modalidades. En el siglo XIV, el medio para asentar las obligaciones contractuales exigía una rapidez, mostrada por el módulo y dirección de la pluma, por las cláusulas apocopadas y por las soluciones braquigráficas comunes en los talleres de las notarías, bien decir, en las escribanías notariales.

Esta bella edición aquí tan lograda, es facsímil de un manuscrito delicado que se tiene como de los más preciados seculares miniados, ya que quien se motive por la belleza de estas ediciones aprecia la calidad de las reproducciones, sean de libros de rezo, de literatura, de historia, de medicina, de derecho, pero no precisamente tiene oportunidad de recoger entre sus manos una edición de «ars notariae» del siglo XIV, como es la presente. Y más que celebrar que el libro manuscrito esté ahora impreso para consulta de su lector, se ha de cumplir con el debido agradecimiento al promotor de esta edición, pues a su esfuerzo, no sólo crematístico, que lo es, suma la ofrenda que él hace a favor de quienes alcancen la posesión de esta edición facsímil del manuscrito, y una vez en su poder, lo conserven en su biblioteca particular, y que lo gocen como poseedores que de la misma son, o bien que puedan ser lectores en la Sala de Reserva de la Sección de Manuscritos de la Biblioteca de Catalunya o por esta edición, en otras bibliotecas no precisamente particulares.

Y lejos y lejos, a donde llegue un ejemplar de facsímil, siempre se reconocerá esta ofrenda debida al interés por ella del Sr. Don Francisco Anaya Beltrán, quien se cuenta entre los llamados «mecenas», así, el apelativo tomado del romano Caius Clinius Maecenas (ca. 69-8 a.J.), consejero del emperador Caius Julius Caesar Octavianus Augustus (44 a.J. + 14 d.J.), quien dispuso de su peculio para beneficiar el culto a las Artes y a las Letras.

Se confía que a través de organismos culturales, en sus diferentes Administraciones político-administrativas, se promuevan estas ediciones de «ars notariae», como se hace para determinados libros sobre temática de Historia, Religión, Literatura, Arte, Medicina y Derecho, ya sean bien manuscritos o incunables. A la colección de ediciones facsimilares de manuscritos en bibliotecas españolas se suma desde ahora, la de éste de «ars notariae», núm. 284 de la Biblioteca de Catalunya citada, en cuyos catálogos se describe.

Si los Libros de Horas, son por su fin ejemplares de tamaño reducido, octavo y doceavo, en manos orantes, también, éste jurídico, lo es en esa medida, especial aún más, por su materia peculiar y presta que se situé al lector, en un concentrado intimismo de la vida del hogar, de la vida cotidiana. Presencia encerrada entre los folios de pergamino de esos «libros», que se representan en pintura, se esculpen sobre piedra y permanecen también recogidos en los libros, unas veces por su forma, ya abiertos para leer, caídos semiabiertos en el regazo o del todo cerrados por sus manecillas; libritos sostenidos, a saber, entre las delicadas manos de damas, o en las fortalecidas de caballeros, acogidos unos y otros a su propia intimidad. Esa era la que el pintor miniaturista procuraba representar junto al orante, para enardecer y avivar la concentrada exquisitez de la lectura.

Pero es no común, hallar en estas impresiones especiales de manuscritos, libros referentes a un «ars notariae», de la manera tan delicadamente miniada como la de este manuscrito que se presenta. Las veces, ni siquiera, están estos libros jurídicos ilustrados, salvo que se trate de uno especial miniado para determinado poseedor, sea un notario acomodado, que debió gozar en su aposento de tal belleza artística, más allá del ambiente social, de la vida mercantil, de lonjas y consulados.
 

Se reconoce aquí, la singularidad de este manuscrito, en el que no queda ajena la referencia a relaciones familiares e interciudadanas, pues en él, se testimonia la actividad de los quehaceres cotidianos: compras, ventas, permutas, últimas voluntades y también las que pueden responder a los siete sacramentos y vida religiosa; toda una serie de formularios para cumplir por ellos, con las formas de vivir, al fin, con la sociedad en la que debieron rendir sus esfuerzos.
Don Francisco Anaya Beltrán, cuidadoso editor, ha querido ofrecer esta edición facsimilar sobre único ejemplar de especial contenido, conservado en la Biblioteca de Catalunya y ha confiado que desde esta Cátedra de Paleografía y Diplomática de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona, pudiéramos presentar la lectura y traducción castellana realizadas por la Sra. Nuria Téllez Rodero, Licenciada en Historia del Arte y colaboradora nuestra, quien lo ha transcrito y por el Dr. Pere-Enric Barreda, profesor del Departamento de Filología Latina y de éste también de Historia Medieval, Paleografía y Diplomática.
Don Francisco Anaya Beltrán, en simbolismo clasicista, es victor de todo esfuerzo, el realizado por su peculio; erudito editor, dedicado a la edición de tales acendradas publicaciones, es promotor de impresiones facsimilares de obras delicadas importantes y por ello, valga para nosotros hacia él la inscriptio de salutación en recuerdo de los antiguos protocolos del Humanismo: Ave María Grana Plena Dominus Tecum
Sobre la lectura del texto latino y su transcripción, por Nuria Téllez Rodero (Universidad de Barcelona)
Entre los manuscritos del s. XIII dedicados a las «ars notariae», es Salatiel (ca. 1210-1280), notario y profesor en Bolonia, uno de sus destacados compiladores. El «Ars Notariae» era, entre otros manuales como los de Rainiero de Perugia, Bencivenni de Norcia y Giovanni, el más consultado por parte de los notarios en ejercicio. Posteriormente, fue substituido poco a poco dada su enorme complejidad, por otros como el de Rolandino Passagieri. Se compone la obra de Salatiel de cuatro libros; los tres primeros versan sobre teoria notarial y el cuarto, práctico, incluye una serie de documentos sobre diferentes prácticas legales.
 
De la obra original de 1242, se conserva el manuscrito incompleto B.1484 (Biblioteca Municipal de Bolonia). Salatiel la revisó y amplió entre 1253 y 1254, manuscrito hoy en la Biblioteca Nacional de París, ms. Bat.4593 y ms. Bat. 14622. De ésta última, existe una transcripción publicada por Gianfranco Orlandelli (Salatiele Ars Notariae, Venecia 1961).
 
La Biblioteca de Catalunya, en su Sección de Reserva, conserva el ms.284, fechado en la segunda mitad del s.XIV, de 86 folios, en letra gótica cursiva y se considera una de las copias más completas sobre «ars notariae», está encuadernado por cubiertas de pergamino e incluye en el fol. IV una filigrana (figura femenina).
 
A la obra que consta de cuatro libros, se añadió en el último, otros documentos notariales procedentes de diversas poblaciones catalanas como Camprodón, Figueres, Manresa, Vic, Barcelona y Gerona.
 
Esta lectura respeta el deseo del editor, cual es mantener la foliación del manuscrito y entre los folios 53v y 61r se presentan 41 unidades esquemáticas con los formularios que corresponden a los tratamientos debidos a diferentes dignidades. La lectura ofrece la misma representación esquemática del texto y a cada unidad se le ha dado su enumeración. En los folios 31r-38v se aportan una serie de cláusulas notariales abreviadas tomadas del Digestían y en la transcripción se mantiene la braquigrafía de estas cláusulas. La transcripción se acompaña de notas que especifican tanto las correcciones de texto como anotaciones marginales.
Sobre el estudio del texto latino y su traducción, por Pere-Enric Barreda (Universidad de Barcelona)
El texto del manuscrito 284 de la Biblioteca de Catalunya tiene un carácter un tanto heterogéneo, sin que por ello deje de adscribirse al género jurídico, caracterizado precisamente por su precisión y homogeneidad. Por una parte se halla, y en lugar preferente, el elaborado manual de notaría de Salatiel de Bolonia, y por otra, además de los prolijos esquemas y formularios para redactar cartas, una colección documental de especial interés. Cada una de estas partes ha planteado una problemática específica y ha requerido una técnica de análisis y de traducción adecuada a su idiosincrasia.
El estudio completo del texto latino ha sido una tarea previa e imprescindible para una posterior traducción fiable. No sólo debe tenerse un texto correcto para poder conocer a la perfección la sintaxis del original -y para ello es necesario haberlo puntuado por íntegro previamente-, sino que además se debe asegurar la perfecta comprensión de todas las instituciones características del contexto en que se escribe, en gran parte extrañas a nuestra época. Este es el trabajo de un filólogo, con la particularidad de seguirse realizando al paso que avanza la traducción, proceso que siempre aporta mejoras y cambios de puntuación a no pocos pasajes.
El primer apartado del manuscrito, el manual de Salatiel, es un texto que puede calificarse de especial y relevante dentro de su género, sin que sea óbice su misma difusión (al parecer, se han conservado unas pocas copias, hecho que pone en evidencia que su fortuna decayó al lado del manual de Rolandino Passagieri, y ello a pesar de tratarse de una reelaboración o nueva redacción de una obra inicial menos trabajada). Tratándose de una obra jurídica, su lenguaje tiene la precisión adecuada, pero Salatiel juega algunas veces con la elipsis y la referencia sobreentendida a un concepto mencionado con anterioridad. Por ello su texto en algún caso adolece de ambigüedad, e incluso, excepcionalmente, de polisemia.
 
El estilo es poco variado, pues las frases, aunque ricas en vocabulario, se suceden con monotonía, sin que la reiteración de un reducido número de conjunciones (sed, quatenus), puedan dar la sensación de variedad o agilidad. Traducir un texto de estas características exige, junto a un respeto completo al fondo, es decir, al significado de la obra, una adecuación de la forma o del modo de expresión, que pasa necesariamente por suprimir estas conjunciones superfluas y por delimitar a menudo con puntuaciones fuertes los eternos períodos oracionales del autor. Ninguna otra modificación se ha hecho a su particular estilo, pues su misma naturaleza jurídica lo impide.
El segundo apartado, por su parte, comprendería no sólo los valiosos cuarenta y tres esquemas, sino también el contenido formulario que los precede y sigue. Se trata de fórmulas estereotipadas de tradición clásica y, sobre todo, altomedieval que no plantean problemas de traducción, a no ser por su retoricismo, que en más de un caso llega al recargamiento expresivo.
 
Un tercer apartado agrupa la rica colección de documentos catalanes, con textos de la segunda mitad del siglo XIV, en su mayoría del ámbito geográfico de Camprodon. Debido a su carácter diplomático y jurídico, la traducción es literal, con las licencias habituales de ir dividiendo con frecuencia sus períodos perpetuos: la mayoría de estos textos, algunos de notable extensión, se concibían como una agrupación de unos pocos párrafos o períodos que aglutinaban decenas de frases sin ningún tipo de puntuación fuerte. Por lo demás, los criterios de traducción han sido los antes reseñados.
 
Para terminar, un problema añadido a las dificultades del texto son las frecuentes referencias a instituciones del Derecho Romano, que no deben causar problema alguno a un lector con formación jurídica. Por ello, aunque en todo caso exista un abundante repertorio de obras de referencia para aclararlas, ha parecido conveniente introducir al final de la traducción un glosario con los términos más inusuales y su explicación, para facilitar su lectura.
Un facsímil sobre tècnica notarial
Els mitjans tècnics de reproducció gràfica han permès, d’un temps ençà, oferir als lectors i estudiosos interessats en conèixer obres antigues, literàries o artístiques, edicions facsimilars que permeten disposar de llibres manuscrits, edicions incunables o, fins i tot, aquelles que es troben exhaurides i fora de comerç per tal de ser utilitzades de manera immediata. Aquestes reproduccions aporten no solament el conjunt de l’obra, sinó les característiques cal·ligràfiques o tipogràfiques del moment de la seva producció. La perfecció dels facsímils permeten avui al lector estudiós trobar-se davant els mateixos elements de l’original. La reproducció d’obres jurídiques no és massa abundosa, potser degut a les característiques de l’especialitat, però, de tant en tant, apareix alguna edició selecta i sobretot interessant per la seva matèria.

Aquest és el cas de l’obra a què ens referim, dedicada a la tècnica notarial. Es tracta de l’Ars Notariae, únic exemplar complet que es coneix de Salatiel Bonaniense, notari, doctor i professor de Bolonya que va viure entre els anys 1210 i 1280. En aquest text, per primera vegada, es concreta el caràcter públic de la institució notarial. Al mateix temps l’exposició teòrica és complementada amb un conjunt de formularis d’escriptures, així com un recull de glosses i frases fetes d’utilitat per als seus companys de professió.

El facsímil reprodueix, a la mateixa mida i compaginació, la còpia del manuscrit del segle XIV que es conserva a la Biblioteca de Catalunya, constituïda per 172 pàgines escrites en llatí, amb lletra gòtica, i relligada amb coberta de pergamí, material que també s’utilitza en l’edició actual. En volum separat es presenta la traducció castellana per facilitar la comprensió del lector actual. Una nota preliminar de l’autor dirigida als seus col·legues concreta l’objectiu que es proposa: “Loable -diu la versió castellana- como necesario para los hombres es el oficio notarial; la cortés petición de los compañeros me obliga a mi, Salatiel Bonaniense, a dar forma de nuevo a esta obra, para lo que fue reducido y no corregido vuelva a la corrección, suprimiendo lo superfluo y completándolo con ingenioso ahínco, para que refiera el artificio de su autor y lo desordenado vuelva a su orden legitimo”.

L’obra es divideix en quatre parts: tres de teoria de l’art notarial i una quarta dedicada a la pràctica. Aquest propòsit de Salatiel es desenvolupa segons el pla previst en l’esmentada nota. El llibre s’obre, com era costum de l’època, amb una invocació a la Santíssima Trinitat, a la Verge i als sants. A la pàgina següent hi figura un dibuix de línia fina que representa una dama, potser al·legoria de l’art de la notaria, per continuar, després de la nota preliminar, amb el text de l’obra. Primerament defineix qui és el notari i la seva missió: “una persona que ejerce un oficio público, a la garantia de la cual hoy se recurre para escribir en público y llevar a la memoria perpetua en forma pública lo que sucede a los hombres. Se le llama notario por anotar, porque anota y pone por escrito notable y fielmente aquéllo sobre lo cual se recurre a su garantia”.

Continua amb el llibre I, dedicat a les persones, les coses, les obligacions i les accions; el llibre II, el qual es refereix als contractes, els pactes i al privilegi del fur; el llibre III tracta sobre els testaments i les últimes voluntats. Abans de la part pràctica s’intercala un text d’un altre autor que inclou unes notes sobre la manera com han de fer-se els arbitratges i els compromissos. Finalment, es transcriuen unes “Notas de oro y los resúmenes hechos por el señor Verberto Bonacurcio, doctor en leyes” per passar a exposar la part pràctica dedicada als tractaments, als models de documents, molts d’ells amb citacions de persones i llocs de poblacions de les comarques gironines (mostra evident de com aquesta “Ars Notariae” era utilitzada), models de frases habituals en els documents, cartes, juraments, etc. En la traducció espanyola s’hi afegeix, encara, al final un glossari de mots la consulta dels quals facilita la comprensió del text.

Una obra que es presenta en un estoig que compren els dos volums: un que constitueix el facsímil, d’acurada reproducció i relligadura; i un altre que conté la transcripció i la traducció castellana, amb bona impressió i una enquadernació que en el seu llom juga amb l’interior. La publicació pot figurar molt dignament en la biblioteca de qualsevol professional del dret. Les mateixes paraules de l’autor inviten a cloure aquesta nota: “Así pues, estimados compañeros, teneis que recibir esta obra clara y estimada como si por una sola vez percibiérais la voz de este mismo magistral y podreis en presencia de los expertos ejercer en favor de todos este oficio en cualquier lugar”.
Ressenya d’en Josep-Maria Mas i Solench, president de la Societat Catalana d’Estudis Jurídics, filial de l’IEC, a Món Jurídic 133, V/VI-1997, 87-88.
 

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