Jaume Renyer

per l'esquerra de la llibertat

4 de febrer de 2009
1 comentari

Joan Capri, en la memòria

Avui s’escau el novè aniversari del traspàs de Joan Camprubí i Alemany (Barcelona, 10 de juliol del 1917- 4 de febrer del 2000), conegut artísticament amb el nom de Joan Capri.

 

Josep Ferrater Mora, un dels més eminents filòsofs catalans del segle passat, va deixar escrit en la seva obra “Formes de vida catalana” (1944) que un dels trets que identifiquen els catalans és la ironia. L’humor intel·ligent de Joan Capri responia a aquesta mentalitat i era un alè de catalanitat enmig de l’avorriment i alienant vida pública imposada pel franquisme al nostre poble. Encara recordo amb enyorança com els meus pares els agradava escoltar els monòlegs d’en Capri, aplegats en discs de llarga durada, els diumenges havent dinat. I com, quan pujaven a Barcelona, l’anaven a veure al teatre.

Als anys noranta encara vam poder veure’l en algunes sèries a TV(E)3, però el seu paper, encara que fos de protagonista, quedava diluït enmig d’un guió que ja no responia al tipus de barceloní, popular, autòcton i sorneguer que tan bé encarnava. El seu era un humor nacionalment autocentrat, sense referents espanyols, (només esporàdicament apareixien al·lusions als símbols del poder dominant: bisbes, militars, notaris). Transmetia la convicció que sota l’ordre establert castellanitzant subsistia la voluntat de ser poble, una sensació que només parcialment deixen traslluir al públic còmics com l’enyorat “Eugenio”, o els actuals Jordi LP, Joan Pera o els actors de “Polònia”.

L’humor ha estat històricament una forma de denúncia de l’opressió i de resistència nacional i popular, i encara que, Joan Capri no explicitava (tampoc el context ho permetia) una crítica política al règim franquista, la seva mateixa actuació era un acte de desobediència a la segregació institucional contra tota expressió de catalanitat. Si hi ha humor català, hi ha creativitat i futur nacional.

 

 

Post Scriptum, 8 de maig del 2014.

Remenant papers he trobat aqueix article d’Oriol Pi de Cabanyes, titulat “El drama de Capri”, publicat a La Vanguardia del 10 de febrer del 2000 que descriu encertadament la personalitat de l’actor finat:

“Un cómico es como un bombero: ayuda a la gente. Contribuye a librarnos de nuestros conflictos y de nuestras tensiones, de nuestras angustias. Un cómico siempre tiene algo de chivo expiatorio. Así que hay que ser muy fuerte por dentro para hacer reír a la gente y no llorar a solas cuando se terminó la función. Un buen payaso es siempre un payaso triste. Como Capri, que sabía perfectamente que nos reíamos antes de sus desgracias que de sus gracias.

Quizá no se lo supimos decir cuando tocaba, pero Capri nos ha sido muy útil. socialmente hablando. Ya decían los griegos que el teatro es catarsis, que nos libera de fantasmas. Que lo que ponemos en un escenario, o en una peana, ya nos tranquiliza por el solo hecho de verlo fuera de nosotros mismos. Y es que cuando el caos de dentro somos capaces de verlo fuera, es que ya volvemos a mandar en nuestra vida.

El teatro salva a los espectadores por esto. Y por esto condena a los actores que no han aprendido a tenerse. A los que de tanto hacer bien muchos personajes pierden los papeles en el momento de hacer el único que de verdad importa, que es el suyo propio. Capri, en cambio, era el mismo antes y después de subir al escenario: no distinguía papeles. Así que cuando nosotros nos reíamos de él, nos reíamos de él. Mala cosa.

El humor es posible que sea otra forma de crueldad, según como. Dicen que los del Tricicle pincharon en Broadway, entre otras cosas, porque no atinaron a saber a tiempo que en América pueden entender que uno resbale y se pegue el gran batacazo por idiota, pero no porque un envidioso o un pícaro le haya puesto la zancadilla.

La picaresca es una manera de entender el mundo que va contra la excelencia. Idealiza, compensatoriamente, lo subalterno. Así que hay que ir de listo: los tontos siempre son los demás. El teatro puede que sirva para objetivarnos, para tomar distancias con nosotros mismos. Pero no sirve, por lo menos en Estados Unidos, para premiar a los que en lugar de ayudarse ayudando a los demás, van por ahí pegando palos por puro resentimiento.

En esta época de pérdida de matices en la vida cotidiana, hasta el humor se ha banalizado. A proósito de Calder, el gran oso vitalista y juguetón, que en los años veinte llegó a exponer en el salón de los Humoristas de París, Tàpies escribió que en aquella época de las vanguardias “hasta los juegos y el humor se utilizaban más seriamente que hoy y por causas más trascendentes que tantas banalidades actuales”.

Es así. Vivimos unos tiempos en que hasta “trascendente” resulta palabra sospechosa. Queremos “divertirnos”. No encontramos, sino extraviarnos. Queremos “entretenernos” y “pasar el rato”. Y ya no se lleva el humor con segundas, el humor metafórico, el humor que cuenta con la inteligencia y no con los bajos instintos.

¿ Cómo vamos a dejarnos sorprender por un mago, o por un artista de varietés, o por un trapecista, o por un domador de leones, si lo que nos falla es el sentido del msiterio, si ya no damos ningún crédito a lo imprevisible, si lo inaprensible nos da tanto miedo ? Es un problema de fe o, mejor dicho, de falta de fe y confianza en la vida. Y en su triunfo más allá de la muerte.

Capri ha sido un hombre abúlico y depresivo. Quién sabe si lo que le ocurrió es que no se tomó nunca muy en serio como actor. O que se tomó demasiado en seri como Joan Camprubí y nunca supo qué papel representar fuera del escenario. La energía primordial va de dentro hacía afuera y no de afuera hacía adentro. Capri ha sido un gran cómico precisamente porque ha sacado fuera de sí, caricaturizándola, una manera de ser. Que era la suya, pero también la nuestra. Por esto nos reconocíamos en sus exageraciones y en su humor blanco. Y nos reímos tanto de nosotros, catárticamente, tanto en sus palabras como en sus silencios.”

  1. l’humor de Capri. Jo escolto els monòlegs encara ara. M’agrada molt. No em cansa. Me’ls he baixat d’internet i de tant en tant, els vaig escoltant un altre cop. Salutacions.

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *

Aquest lloc està protegit per reCAPTCHA i s’apliquen la política de privadesa i les condicions del servei de Google.

Us ha agradat aquest article? Compartiu-lo!