9 de novembre de 2012
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Jauría de perros rabiosos

Carta enviada a El País arran del seu editorial d’avui dia 9-11-2012.

http://elpais.com/elpais/2012/11/08/opinion/1352410439_102165.html

Nos dice el editorial del País que los medios de comunicación públicos catalanes son abiertamente gubernamentales y, por ello, manipulan hacia las tesis soberanistas defendidas por CiU. Es cierto. Pero calla el mismo editorial el bombardeo, el huracán, la tormenta perfecta, la campaña de intoxicación masiva basada en infundir miedo a los catalanes que realizan con descaro TODOS los medios de comunicación con sede en Madrid (incluyendo, por supuesto, a los públicos) y, más sutilmente, buena parte de los que tienen su sede en Barcelona. Tan manipulador es que los contertulios de un programa de la mañana de un medio público catalán sean todos de la cuerda independentista como que los de un medio público español sean todos de signo contrario y amenacen con que se desencadenará toda la furia del apocalipsis contra quien ose apartarse de la senda constitucional. Pero esto último, además de ser una manipulación, es una mentira. Doble pecado, pues.

Se escandaliza el editorial del País por el sesgo de los medios de comunicación públicos catalanes pero le parece completamente normal que la Constitución española vigente, que debería tener la pretensión de cobijar a todos los españoles, fuera aprobada por una generación distinta, hace 36 años, con el cuerpo del dictador todavía caliente, sin ninguna tradición democrática y con ruído de sables en los cuarteles. Calla el editorial del País que hoy, en 2012, muy pocos catalanes, tras la nefasta experiencia acumulada en estos casi 40 años (y, particularmente, en los últimos 6), convalidarían este marco legal. Le parece normal al País que la “Carta Magna” (¡¡¡qué gracia me hace este apelativo!!!) sea tan democrática que amenace con las armas a aquellos territorios que osen emprender un camino distinto y que, además, prohiba tajantemente cualquier manera de preguntar a los habitantes de un territorio del estado español en relación a su encaje (o desencaje) en (o fuera de) ese estado.

Calla, en fin, el editorial del País que él mismo se erige como el corneta más potente al servicio de Su Majestad el Nacionalismo español (porque, claro, solo los nacionalismos ajenos son detestables. Jamás lo es el propio). Tampoco menciona que este nacionalismo es mucho más grave que el catalán porque es el nacionalismo dominador, el de los vencedores. Y como tal se comporta: como una jauría de perros rabiosos, gruñendo y babeando ante su presa, antes del ataque. Sí, digo antes del ataque, porque, a pesar de lo que pueda parecer, de la tormenta que está cayendo para aterrorizar a los catalanes, el ataque aún no ha comenzado. Las amenazas, los insultos, el discurso del miedo, los chantajes se redoblarán antes del referéndum para tratar de doblegar su voluntad. Hasta el punto de dejar el editorial de hoy como un inocente juego de niños. Y todo esto, le parecerá normal y hasta democrático al País.

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