UNA CUESTION DE DIGNIDAD, por Antoni Bassas
LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ESPAÑOL CONTRA LA LENGUA CATALANA EN LAS ESCUELAS DE CATALUNYA.
· Por Antoni Bassas, corresponsal de TV Pública de Catalunya, TV3 en EEUU, considerado el periodista más influyente de Catalunya.
UNA CUESTION DE DIGNIDAD, por Antoni Bassas
LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ESPAÑOL CONTRA LA LENGUA CATALANA EN LAS ESCUELAS DE CATALUNYA.
· Por Antoni Bassas, corresponsal de TV Pública de Catalunya, TV3 en EEUU, considerado el periodista más influyente de Catalunya.
· La lengua catalana es cooficial en el Estado español, como el Euskera y el gallego. La sentencia de este tribunal obliga a poner en primer orden la educación en castellano para la población de 7 millones de catalanes, poniendo en peligro el sistema de inmersión lingüística de la educación catalana, reconocida como uno de los sistemas educativos más eficaces de Europa
La opinión de Antoni Bassas
Por empezar, mirémonoslo con serenidad: Catalunya ha pasado épocas mucho más difíciles y, a diferencia del drama de la guerra, el exilio y la dictadura de nuestros padres, nada del que pase ahora no nos toma ni cautivos ni desarmados.
Autoestima: estamos del lado correcto de la historia. Pese a todos los intentos de aniquilación, Catalunya y su lengua todavía existen, mil años después. Aquellos que abracen la causa de la libertad y de la cultura no pueden sino abrazar la causa de Catalunya.
Persistencia: a veces, hace falta repetir lo que es obvio. Para nosotros, el español es más que un idioma útil para ir por el mundo, y para muchos de nosotros, es una lengua de la familia, si no la lengua de la familia.
La superioridad demográfica del castellano es tremenda, 500 millones lo hablan, sin olvidar que los11 millones de catalanes y catalanoparlantes estamos obligados a saberlo por ley.
Por esto todos los catalanoparlantes somos bilingües.
Por esto nuestro sistema educativo garantiza el conocimiento del catalán y el castellano al final de la enseñanza obligatoria.
Los catalanohablantes no tenemos ningún problema con el español, sino con el inglés.
Cualquiera que no niegue la realidad de Catalunya sabe que el único problema real es a la inversa: como garantizar el conocimiento y el uso del catalán de todo el mundo que vive en Catalunya, sobre todo ahora, cuando, para centenares de miles de inmigrantes la lengua de la familia es el amazig, el árabe, el urdú o el español de Sudamérica. Este es el problema y por esto la inmersión es imprescindible.
Indignación: Catalunya siguió los procedimientos previstos a la ley y votó si a la reforma del Estatuto de Autonomía, confiando en la palabra empeñada por el presidente Zapatero, pese a que ya venía recortado por el Congreso, víctima de la calculada histeria política del Partido Popular y el alma jacobina del PSOE.
Un Tribunal Constitucional desacreditado ( la mayoría de sus miembros tiene caducado el mandato hacen años) lo sentenció políticamente, y ahora resulta que hemos de ir hacia atrás? Que debemos regresar a la enseñanza de la Dictadura franquista?
De ninguna forma. La dignidad pasa por un gesto excepcional de desobediencia.
Así se han comportado otros pueblos en el curso de la historia, y ahora nos toca a nosotros. (Esto sí, no hagamos aspavientos con las sentencias si después no somos capaces de aguantar una conversación en catalán o nos dirigimos en castellano a un desconocido.)
Hagamos una reflexión: no podemos continuar viviendo en este continuo estrés nacional. No podemos admitir que España nos trate como un estorbo, que presente la lengua catalana en términos de conflicto, que nos agote fiscalmente, que ignore nuestra producción cultural, que haya llegado a boicotearnos comercialmente y que, encima, alimente y propague diariamente la mentira sobre Catalunya, tanto da si se trate de de lengua o de impuestos. Ya hace demasiado tiempo que dura, y todos lo vemos. Los llamamientos al desacato de la sentencia de estos días, o a la insumisión fiscal meses atrás, son manifestaciones de un malestar constante que evidencia un problema de fondo que no hace más que crecer y que ya no podemos ignorar ni legar a la próxima generación: la única convivencia posible en España es la de dos bonos vecinos. Catalunya no puede continuar siendo tratada con los mismos derechos que un menor de edad.
Ser catalanes es nuestra manera de ser en el mundo. Demasiada gente ha sufrido tortura, prisión, exilio o muerte por preservar nuestra identidad. La respuesta que ahora damos, y singularmente la que den los partidos políticos catalanes, es una cuestión de dignidad.
Antoni Bassas i Onieva, periodista.
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