… Todo este paisaje dibuja una sombría, becqueriana tarde de noviembre en una ciudad que empezó la democracia con un alcalde comunista y la ha acabado (porque, señores, esto ya se ha acabado en todas partes), con un alcalde xenófobo del Partido Popular (aupado con el silencio administrativo de Convergència). Una ciudad dormitorio de camas calientes. Municipio de más de 220.000 habitantes que juntos un día los vimos pasar (…)
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