Rafael Blasco, el estratega esencial del PP valenciano, regresa de nuevo al maelstrom del escándalo y es como una pesadilla recurrente que se repite; la de los años 80, a la sazón, conseller de Lerma, cuando una campaña contra él lo malquistó con sus socios naturales del PSPV y se quedó en el limbo político hasta que su esposa Consuelo Císcar por consejo de su amiga, la periodista María Consuelo Reyna, hoy jubilada y mellados sus afilados colmillos secesionistas, le presento a Eduardo Zaplana. El encuentro entre estos dos ciborgs de la política indígena fue como un choque de moléculas de átomo. Claro que los amigos que conocen a este caballero de porte a lo Gary Cooper, como su hermano Francisco, legendario alcalde de Alzira, dicen que no ha dejado de pisar moqueta desde la muerte del fascista Franco. (…)
Us ha agradat aquest article? Compartiu-lo!