Miquel Roman

Nou Barris (Barcelona)

17 de juliol de 2007
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Ciutat Meridiana estrena el primer elevador inclinat de Barcelona

LA VANGUARDIA 9/7/2007. Tras casi tres años de obras y nueve meses de demora sobre el último calendario oficial, el primer ascensor inclinado al aire libre de Barcelona se pondrá en servicio esta semana en el barrio de Ciutat Meridiana (Nou Barris). Ésta es la previsión de la Generalitat, la administración que se ha encargado de las obras, valoradas en 2,8 millones de euros, y que, tras completar con éxito las últimas pruebas, ha entregado el ingenio al Ayuntamiento, que se ocupará de su funcionamiento. Este elevador se asemeja a un pequeño funicular y salva, con un recorrido de casi cien metros, el desnivel de 32,3 metros existente entre la avenida Rasos de Peguera y la calle Les Agudes.

Desde hace meses los vecinos se preguntan infructuosamente cuándo podrán utilizar el ascensor. "Es increíble, está acabado pero no lo abren", denunció el viernes pasado Marta Ibáñez, que vive muy cerca del artificio. "Es una vergüenza, lo acabaron en marzo y dicen que el mismo que decidió que se hiciese ahora impide que se ponga en marcha porque no da el permiso", explicó Antoni Parrilla, que vive y trabaja un poco más arriba, refiriéndose al anterior alcalde y ahora ministro de Industria, Joan Clos. "Llevamos demasiado tiempo esperándolo y, si está acabado, lo lógico es que funcione de una vez por todas", terció otra vecina, Ana Cano, quien estaba convencida de que la inauguración se haría antes de las elecciones municipales. La asociación de vecinos manifiesta su asombro al respecto. "Hemos pedido información a la Generalitat y al Ayuntamiento, y ninguno de los dos ha sabido darnos una respuesta: es como si no tuviese dueño", lamentó Filiberto Bravo, vicepresidente de la entidad.

Las obras del ascensor comenzaron en octubre del 2004, aunque el origen del proyecto es muy anterior y está vinculado con la línea 11 del metro, que se puso en marcha en diciembre del 2003. La estación de Ciutat Meridiana es, con 50 metros de profundidad, la más honda de la red barcelonesa, había de tener dos accesos, uno en la parte alta del barrio y otro en una zona más baja. La complejidad de abrir un túnel hizo que sólo se hiciese la primera, situada en la calle Pedraforca. Y para compensar la ausencia de la segunda se proyectaron dos ascensores: uno vertical, que enlaza las calles Agudes y Pedraforca y entró en funcionamiento poco después de que se abriera el metro; y el otro – el inclinado que ahora va a abrirse-, que ha de conectar ésta última vía con la avenida Rasos de Peguera.

El artilugio discurre sobre una estructura metálica formada por dos vigas separadas un metro y medio. Siete pilares sostienen esta vía. El recorrido total del elevador es de 95,7 metros y consta de tres paradas: las de los dos extremos y una intermedia situada a 30 metros de la inferior. La cabina acristalada, de 1,9 por 2,8 metros, tiene capacidad para 15 personas. La velocidad de movimiento es de 2 metros por segundo y el trayecto entero se completa en unos dos minutos y medio. Es el primer artefacto de estas características que Barcelona tiene al aire libre. Sistemas similares ya funcionan bajo tierra en el metro.

Las últimas semanas, técnicos de la empresa que ha instalado el ascensor, Ersce, han comprobado su correcto funcionamiento. Fuentes de GISA, la empresa de la Generalitat de la que dependen las obras, explicaron a La Vanguardia que el principal problema que ha demorado el estreno es que hubo que sustituir la cadena que mueve el ingenio porque era demasiado ruidosa. Además, han tenido que llegar los correspondientes permisos oficiales para su apertura que, al parecer, no dependen del ministerio que dirige Clos, sino de la conselleria homónima de la Generalitat. La presencia intermitente de operarios ha desconcertado a los vecinos, que se sorprendían de verlos un día por allí y constatar luego que no aparecían durante varios días. Algunos residentes de la zona empezaron a despejar sus dudas este viernes al comprobar que se estaba limpiando la instalación. Las fuentes antes citadas confirmaron la inminencia del estreno.

A pesar de que hay vecinos que se oponen al ascensor por considerar que supone un importante impacto visual para los que viven junto a él, a los que se les expropió el terreno por donde pasa, o que puede ser un lugar ideal para la actividad de atracadores, sobre todo por las noches – en el elevador vertical que hay un poco más arriba se ha producido algún robo-, la mayor parte de los consultados confían en que será una buena solución para desplazarse por esta zona de Ciutat Meridiana más fácilmente y que, además de acercar el metro a las viviendas situadas por encima de la plaza Roja, servirá para unir las distintas partes de este empinado barrio.


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