Jaume Renyer

per l'esquerra de la llibertat

9 de gener de 2011
2 comentaris

Autodeterminació al Sudan del Sud

Avui s’inicia el procés de votació del referèndum d’autodeterminació del Sudan del Sud, una fita històrica per diversos motius.

En primer lloc, perquè aquest dret s’exerceix no pas en el marc d’un procés de descolonització sinó al si d’un dels estats sorgits artificialment del desmantellament dels imperis colonials a la segona postguerra mundial. En això difereix del cas del Sahara Occidental, avalat com a supòsit colonial per les Nacions Unides però no aplicat per la resistència de la potència ocupant, el Regne del Marroc.

En segon lloc, perquè és el primer cas en el qual es fa efectiu el dret d’autodeterminació en un estat de majoria islàmica, on l’opressió sobre la minoria animista i cristiana del Sud ha provocat una guerra que ha durat fins als acords de pau del 2005. Significativament el president del Sudan està procesat pel Tribunal Penal Internacional acusat de genocidi contra la població del Darfur, i de moment accepta el veredicte de les urnes i la voluntat de la població del Sud. 

Post Scriptum, 1 de febrer del 2011.

Un cop conclós el procés d’escrutini el resultat ha estat un 99’57 de vots a favor de la independència. El govern sudanès ha acceptat el veredicte de les urnes i el nou estat naixerà el 9 de juliol vinent amb una denominació encara per decidir. Un èxit democràtic front al totalitarisme islamista i un precedent per altres pobles oprimits d’Àfrica i d’arreu. 

Post Scriptum, 23 de marc del 2012.

Daniel Pipes publicava ahir al diari israelià Aurora Digital (aparegut originàriament al The Washington Times el 3 de gener d’enguany) aqueix interessant article titulat,  “Sudan del Sur, nuevo aliado de Israel”:

No sucede todos los días que el líder de un nuevo país realice su viaje de puesta de largo al extranjero a Jerusalén, capital del país más sitiado del mundo, pero Salva Kiir, presidente de Sudán del Sur, hacía justamente eso acompañado de sus titulares de Defensa y Exteriores. El presidente de Israel Shimon Peres elogiaba su visita como “un momento histórico y conmovedor”. La visita propagó el rumor de que Sudán del Sur iba a ubicar su embajada en Jerusalén, convirtiéndolo en el único gobierno del mundo en hacerlo. Este avance inusual es producto de una historia inusual

El actual Sudán cobró forma en el siglo XIX cuando el Imperio Otomano controlaba sus regiones del norte y trató de conquistar las del sur. Los británicos, saliendo de la experiencia de El Cairo, fijaron las fronteras del Estado moderno en 1898 y durante los 50 años siguientes gobernaron de forma independiente el norte musulmán y el sur cristiano-animista. En 1948, sin embargo, sucumbiendo a la presión del norte, los británicos fusionaron las dos administraciones en Jartoum bajo el control del norte, haciendo a los musulmanes los predominantes en Sudán y el árabe su idioma oficial. En consecuencia, la Independencia en 1956 trajo la guerra civil, mientras la población del sur combatía para defenderse de la hegemonía musulmana.

Afortunadamente para ellos, la “estrategia periférica“ del Primer Ministro David Ben-Gurión se tradujo en el apoyo israelí a los no árabes de Oriente Próximo, incluyendo a los sudaneses del sur. El gobierno de Israel hizo las veces, durante la primera guerra civil sudanesa que duró hasta 1972, de principal fuente de respaldo moral, apoyo diplomático y armamento.

El Presidente Kiir reconocía esta contribución de Jerusalén, destacando que “Israel siempre ha apoyado a la población sudanesa del sur. Sin vosotros, no nos habríamos levantado. Vosotros luchasteis junto a nosotros para permitir la creación de Sudán del Sur”. En respuesta, Peres recordaba su presencia a principios de los años 60 en París, cuando el entonces primer ministro y él iniciaron el primer vínculo de la historia para Israel con los líderes sudaneses del sur.

La guerra civil de Sudán se prolongó de forma intermitente de 1956 hasta 2005. Con el tiempo, la población musulmana del norte se volvió progresivamente más virulenta para con sus homólogos del sur, culminando en los años 80 y 90 con masacres, trata de blancas y genocidio. Teniendo en cuenta las muchas tragedias de África, problemas así no habrían causado impresión ni despertado compasión entre los reacios occidentales de no ser por los extraordinarios esfuerzos encabezados por dos abolicionistas estadounidenses modernos.

A mediados de la década de los 90, John Eibner, de la organización Christian Solidarity International, salvó a decenas de miles de esclavos en Sudán al tiempo que Charles Jacobs, del colectivo Grupo Estadounidense contra la Esclavitud, encabezaba la “Campaña de Sudán” en Estados Unidos que reunió el apoyo de un amplio abanico de organizaciones. Dado que todos los estadounidenses rechazan la esclavitud, los abolicionistas formaron una alianza extraordinaria entre izquierda y derecha, que incluía al Demócrata Barney Frank y al Republicano Sam Brownback, al Congressional Black Caucus y al predicador Pat Robertson, a pastores negros y a evangélicos blancos. En contraste, el ministro religioso islámico Louis Farraján quedaba en evidencia y era avergonzado en sus intentos por negar la existencia de esclavos en Sudán.

La iniciativa abolicionista culminaba en el año 2005 cuando la administración de George W. Bush presionó a Jartoum en la firma del Acuerdo Integral de Paz que puso fin a la guerra y dio a la población del sur la oportunidad de votar a favor de la independencia. En enero de 2011 lo hacían con entusiasmo, cuando el 98% votó a favor de la escisión de Sudán, llevando a la formación de la República de Sudán del Sur seis meses más tarde, acontecimiento elogiado por el israelí Peres como “un hito en la historia de Oriente Próximo”.

La inversión israelí a largo plazo había dado frutos. Sudán del Sur encaja en una renovada estrategia periférica que incluye Chipre, a los kurdos, los bereberes y (un día) a un Irán post-islamista. Sudán del Sur ofrece acceso a recursos naturales (crudo en especial). Su papel en las negociaciones del agua del río Nilo ofrece influencia frente a Egipto. Más allá de beneficios prácticos, la nueva república representa un ejemplo inspirador de una población no musulmana que se resiste al imperialismo islámico a través de su integridad, su tenacidad y su dedicación. En este sentido, el nacimiento de Sudán del Sur replica al de Israel.

Si la visita de Kiir va a suponer realmente un hito, Sudán del Sur ha de recorrer el largo camino de protectorado internacional en la miseria de instituciones endebles a una independencia genuina y moderna. Este camino exige que la cúpula no explote los recursos del nuevo estado ni sueñe con crear un “Nuevo Sudán” conquistando Jartoum, cimentando mejor un estado independiente de éxito.

Para los israelíes y para el resto de los occidentales, esto significa ayudar con la agricultura, la salud y la educación y en la misma medida instar a Juba a centrarse en la defensa y el desarrollo al tiempo que se evitan conflictos bélicos innecesarios. Un Sudán del Sur con éxito podría convertirse con el tiempo en una potencia regional y en un aliado fiel no sólo de Israel sino de Occidente.

Post Scriptum, 21 de maig del 2012.

Des d’Israel hom segueix atentament l’evolució de Sudan del Sud, en aqueix article crític sobre els primers mesos de vida del nou estat Aymem Jawad Al-Tamini refuta les previsions optimistes de Daniel Pippes.

  1. El govern espanyol reconeixerà el nou Estat que es crearà al sud de Sudàn a diferència de Kosovo amb l’escusa que aques s’ha fet mitjançant un referendum i no una declaració unilateral.

    Com si la declaració unilateral d’independència d’un Parlament per majòria dels seus representats elegits pel poble per sufragi universal democràtic com a representants d’un territori no és versemblant, com a primer pas i com a garantia posterior per a confirmar-la amb un referendum d’autodeterminació. 

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