Nadie de forma tan pacífica como JESUCRISTO decidió separarse de la doctrina y la legalidad romana. No obstante, lo consideraron un terrorista porque socavaba los cimientos de las creencias imperialistas.
Por ello, primero a él y luego a sus seguidores, y aunque actuaban pacíficamente incluso delante de sus fieras, éstas y sus amos justificaron ir a por ellos, buscando su exterminio.
Su delito fue declararse *Iesvs Nazarenvs Rex Ivdaeorvm, I.N.R.I.*, “Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos”.
Está claro, que a pesar de que vayas con una palma en la mano y tengas la razón, si eres una minoría y tienes delante de ti un mundo forjado en la impostura y la intolerancia, puede salirte muy caro.
Lo más gratificante es que los biznietos de los imperialistas terminaron abrazando la fe de los cristianos y aquel imperio sucumbió para siempre.
Amén
Ferran Oliva, Paco Martinez y Xavier Ludevid.
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