R d'acció

Ya sabreís que la Semana Santa suele convertirse en un angustioso impás entre jornada y jornada laboral. De todos modos, por alguno de esos avatares del destino, de vez en cuando uno puede sentarse y disfrutar de un buen libro. Pues bien; ese ha sido mi caso. Y el libro que me ha ocupado esta pascua es el ‘Diario Ruso’ de Anna Politkovskaia.

Se trata de un tétrico almanaque recopilatorio de las aberraciones contra la humanidad perpetradas en la Rusia de Putin, sistemáticamente clasificadas por orden cronológico. El hecho de que esté escrito como ‘diario’, no hace sino descarnar las paupérrimas emociones que suscitan las situaciones descritas de los necesarios huesos que serían los dramas personales de todos y cada uno de sus protagonistas. A menudo me he encontrado con que no podía creer lo que estaba leyendo, pero nuestra sociedad desconoce de tal forma lo que ocurre en esas frías tierras dejadas de la mano de Dios, que no podía preguntar a ningún conocido si creían que cabía la posibilidad que se tratase de un libro de ficción. Por lo tanto, profundamente alienado, tuve que fundamentar la credibilidad del libro en la de la propia autora [que como todos sabemos fue asesinada en obscuras (lo siento… me encanta escribir obscuras con ‘b’ – suena más obscuro) circunstancias], me encontré enfrentándome en solitario a una historia mucho más cruda que la de Anna Frank. En su interior abundan las descripciones macabras así como los testimonios de situaciones tan horrendas que rozan lo inverosímil.

Si bien la Federación Rusa gozaba ya de por si de una fama suficientemente nefasta, lo descrito en éste libro describe una sociedad eslava carente de toda humanidad. Por ejemplo: nosotros sabríamos que todo orden y gobierno ha sido aniquilado, si los órganos y los miembros amputados de los incautos que han osado situarse en la oposición municipal, fuesen usados como extorsión política en los ayuntamientos aislados del poder totalitario de Moscú. Otro ejemplo: si en nuestro país hubiese poblaciones enteras que fuesen expulsadas en masa de sus casas de alrededor del lago, por qué un psicópata que se cree su emperador, ha decidido que quiere convertir el pueblo en un inmenso y pestilente burdel con casino; sabríamos que estamos a las puertas del infierno, y no de un fenómeno aislado de ‘mobbing’.

Antaño aliados de Moscú, los alcaldes de las poblaciones rurales de Rusia se han convertido en un nido de víboras. Y es un fenómeno que se extiende de Estonia a Kazajstán. Los hijos de los señores de la guerra son ahora unos huérfanos drogadictos, con carencias emocionales tan graves que han perdido el más mínimo resquicio de respeto por la vida humana. Y esto supondría un grave problema para el gobierno de Vladimir Putin, si no fuera por qué en ese gobierno presidencialista [lo cual significa dictatorial disfrazado de democrático] alguien sale de algún modo tremendamente beneficiado de ésta infame situación. Probablemente los fabricantes de Kalashnikov… que capearán la crisis siempre y cuando estos se sigan vendiendo. Mientras tanto, a la sociedad civil no le queda más que hundirse en la más completa y absoluta desesperación. Los de siempre se van haciendo cada vez más y más poderosos, y los demás se ven obligados a sacrificar su humanidad en pos de la supervivencia.

Es por eso que no debemos olvidar a Anna y a su libro de denuncia. Porqué servía de advertencia a sus conciudadanos sobre que sus propios líderes son ahora sus peores enemigos. Es como cuando Pepiño Blanco y Espe deciden besarse en público para escenificar un inexistente amor fraternal cuando hace apenas un mes quedo bien encubierto por la ex minsitra de educación el caso de corrupción en Caja Madrid. Así es como, incluso lo oligarcas responsables que pretenden subsanar las carencias de su pueblo, se ven encarcelados y obligados a ejercer la huelga de hambre para alegar inocencia en juicios que ya nacen manipulados a todos los niveles.

Sólo tras serles arrebatados a los honrados todos sus bienes, los corruptos podrán dejar de disimular y destrozar el mundo a su antojo. No comprenden que su problema está en su interior. Que nosotros seríamos incluso capaces de callar, en pos de un bien mayor. Pues no! En Rusia, su hipotético ‘bien común’ incluye objetivos militares y paramilitares. Planes autocráticos para que nadie olvide que la guerra fría sólo tiene el hielo y la escarcha de fría. Que la sangre fluye a raudales, como las almas al averno. Quedan así completamente expuestas sus intenciones, y a la par herméticamente cerradas tras el telón de acero. La corrupta clase dominante no permitirá que se haga realmente público.

Suicidios y violaciones en masa, secuestros y contrasecuetros de las fuerzas del orden, uso de armas químicas y alucinógenos sobre población civil, masacres en escuelas…. ¿Cuanto más podrán soportar sus compatriotas antes de lavantarse en armas? Las historias descritas aquí pueden (y de hecho probablemente ya lo hacen) formar parte del catálogo de películas de terror de Tarantino!

Finalmente la responsabilidad; ¿Sobre quien recae? Sobre Putin? Ieltsin? los servicios secretos (FSB, ex KGB)? los paramilitares? O se trata más bien de un problema sociológico… Algo tal vez incluso antropológico (y no estoy diciendo q yo sea racista con los eslavos! Eso lo estaís diciendo vosotros!). Una sociedad que, en general, parece preferir encerrarse en si misma que enfrentarse a la cruda realidad.

Pero; ¿Qué haríamos nosotros? Es normal sentirse completamente superado por tales circunstancias. Creo que Politkovskaia lo describe muy bien con esta aguda metáfora que describe con claridad meridiana la posición que deberíamos tomar al respecto: ‘Más vale encender una vela que quejarse de la oscuridad’.

Tanto la federación de repúblicas rusas como los estados que pujan por conseguir la independencia [Osetia, Chechenia, Kazajstán, Turmekistán, etc…] se hayan en un autodestructivo círculo de violencia del que ninguno sabe ni quiere salir. Esperan que alguien monté la revolución por ellos por qué están muy cansados de los abusos cometidos por ambos bandos [si amigos… los de la guerra fría].

En conclusión; éste libro, a parte de no formar parte del catálogo turístico de la Guía Michelín sobre el territorio ruso… Si sólo la mitad de lo que se cuenta en él fuera cierto, la población Rusa tendría infinitas razones para emigrar del baldío norte.

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