Miquel Roman

Nou Barris (Barcelona)

28 de febrer de 2007
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297. Historia d’una mare soltera a Nou Barris

MAURICIO BERNAL, El Periodico.

Madre, hijo y 300 euros. La familia monoparental recibirá idéntico trato que la numerosa. La condición, no percibir pensión del ex.

Familia Marga Bretó y su hijo Imanol, en un parque de Nou Barris. Foto: ELISENDA PONS

Margarita fue de las primeras en remodelar su libro de familia, a mediados del 2005, cuando por fin se cambió la ley que obligaba a las madres solteras a dar el nombre de un padre, aunque fuera un nombre falso; Margarita se fue hace unos meses con su hijo a un cámping de Asturias y allí se llevó un disgusto tras otro, pues le preguntaron sin descanso que dónde estaba el padre, que cuándo venía el padre; Margarita nunca interpuso una denuncia de paternidad porque para qué, si su hijo se merece un mejor padre: Margarita tiene 37 años y un hijo de 6 y ambos son familia monoparental, y a trancas y barrancas llegan a fin de mes. Uno de sus recursos habituales es ser cobayas de la cosmética.

Prueban champús –para grandes y para niños–, geles –para grandes y para niños– y una extensa variedad de productos del ramo. Después, casi siempre al cabo de tres semanas, alguien los entrevista para preguntarles qué problemas han tenido. "Al niño le han salido unos granos en la barriga. Creo que es por el gel que ha probado últimamente, así que me toca parar".

"Te quiero sin niño"
El padre se llama, o se llamaba, o era un tal, Abraham. Dijo, cuando supo que su novia había quedado embarazada, "sin niño te quiero, con niño te abandono", y como su novia optó por el niño, él decidió no dejarse ver más. De eso hace seis años, casi siete. Margarita, Marga, es desde entonces la cabeza de una familia integrada por dos personas en la que solo una trabaja: en talleres de coches, en empresas de mensajería, en restaurantes, en cafés, en la centralita de una empresa de taxis. El trabajo rara vez ha brillado por su ausencia pero ha supuesto siempre un trasegar continuo, la búsqueda de la estabilidad. El que tiene ahora lo tendrá hasta julio, pero su nombre está registrado en las bolsas de trabajo de ocho entidades públicas y su sueño es que dentro de muchos años digan, cuando se refieran a ella, "la funcionaria".

El niño se llama Imanol y se apellida Bretó, como la madre. Cuando cumplió 6 años, Margarita le dijo que ya era hora de que se ocupara de ciertas cosas y le dio las bolsas de la basura para que las bajara a la calle. El niño bajó con una espada, por si acaso. Al igual que su madre en el cámping de Asturias, una tarde se enfadó con la maestra porque le preguntó por su padre. "¡Que yo no tengo padre!", le gritó. El niño pasa muchas horas en la guardería del colegio porque a su madre le falta eso, tiempo, para poder ocuparse de él.

"En una situación como la mía, lo que más problemas da son los horarios y la vivienda". Los horarios: Margarita tuvo cinco trabajos distintos el año pasado y cinco maneras por tanto de organizar el tiempo. Su madre es su canguro. Tiene 75 años y sufre diabetes y se está quedando ciega, pero se queda con el niño cuando hay que hacerlo, mañana, tarde y noche. "El trabajo en la centralita de los taxis era de diez de la noche a seis de la mañana, así que al niño le tocaba dormir cada noche con mis padres".

La vivienda: la de Margarita tiene 49 metros cuadrados y está en Nou Barris. Pagar 500 euros de alquiler significa desembolsar siempre más de la mitad del sueldo, a veces, según el trabajo de turno, dos tercios. ¿Cómo vivir, dos personas, con 300, 350 euros al mes? "Uno se las arregla", suelta. El manual de supervivencia de la familia monoparental dice que la ropa no se compra: circula de niño en niño, del hijo de una madre soltera al hijo de otra madre soltera. El mismo manual ordena austeridad a la hora de hacer la compra y triquiñuelas para engordar el sueldo. Y también dice que la vida es lo que uno quiera que sea, y que donde hay dificultades no siempre hay drama. Pues dice Margarita: "Yo ya me acostumbré a vivir así. No me veo de otra manera".


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