“Ocupad Wall Street” y su parentela de protestas por todo el país son ineptas, incoherentes y desesperadamente quijotescas. Dios, me encantan. Me encanta cualquier cosita de estas sentadas gloriosamente de aficionados. Me encanta que sean espontáneas, sin líderes y abiertas. Me encanta que los que protestan se nieguen a formular exigencias precisas más allá de una enérgica llamada a Ia justicia económica. También me encanta que en Chicago — único sitio, hasta ahora — los manifestantes hayan ignorado esa norma de la vaguedad y estén siendo concretísimos en sus objetivos. Me encanta que no haya reglas, sólo tendencias (…)
BRAUN, memòries d’una fàbrica / BRAUN, memorias de una fábrica
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