R d'acció

Joc de paraules de la paraula redacció que fa referència a la tasca d'escriure i comprende tant en grup com individualment. Bloc del Seminari IV Grup 20 d'Introducció al Periodisme de la FCB de la URL.

30 de maig de 2008
1 comentari

EL SALVADOR

EL PROBLEMA DE LAS MARAS

En Centroamérica se utiliza la palabra mara para denominar a un grupo de gente o una pandilla. En fenómeno marero se ha convertido en el primer problema de inseguridad ciudadana de El Salvador y en un sinónimo de terror. Actualmente más del 60% de los crímenes del país están relacionados con las actividades de las maras.

Lo que se inició como una pequeña pandilla llamada Mara Salvatrucha, ha acabado convirtiéndose en un conflicto a gran escala que afecta a todo el país y dónde las víctimas mortales causadas por las actividades de las maras, ya superan con creces las de la guerra civil salvadoreña entre 1980 y 1992.

 

¿Pero de dónde surgen las maras?

La Mara Salvatrucha, se creó en Los Ángeles por refugiados salvadoreños que huían de la guerra civil a mediados de los ochenta. El abuso de otras bandas, y el rechazo de otros  colectivos latinos en los ghettos de LA, empujaron a diversos salvadoreños a crear su propia banda para defenderse de las demás.

Más tarde, a consecuencia de las deportaciones de los “sinpapeles” salvadoreños, la mara se instaló en el país, dónde gracias a las pésimas condiciones de vida de los suburbios urbanos y el poco control policial, la mara encontró el mejor lugar para establecerse.

 

 

Las maras son grandes organizaciones criminales similares a las mafias pero con una mala organización interna por lo que son comunes las luchas internas por el poder. No existe un solo líder definido y las luchas por el control son bastante frecuentes. Están organizadas por clicas, es decir pequeñas facciones de la misma banda repartidas normalmente por barrios.

La Mara Salvatrucha está dividida en dos: la MS13 creada en los Ángeles (la más extendida y con más fuerza en El Salvador) y la MS14, creada en el norte de California y con una presencia mínima en EEUU y Centroamérica.

 

 

Las diferentes maras están enfrentadas entre sí desde sus inicios y mantienen una rivalidad a muerte que se traduce en continuas escaramuzas con armas de fuego y artefactos explosivos caseros en plena calle y a cualquier hora del día.

 

 

¿Quiénes forman parte de las maras?

Sus integrantes son adolescentes de los barrios humildes en los que la elevada tasa de desempleo, las duras condiciones de vida y la pobreza extrema muchas veces les empuja a querer formar parte de las maras en las que ven la única salida a sus vidas.

La violencia en las maras centroamericanas así como en la mayoría de bandas sudamericanas actúan como las sectas, pretenden eliminar al sujeto, apartarlo de su familia y restituir sus valores morales por uno único: la fidelidad por encima de todo a su pandilla. La mayoría de sus integrantes se tatúan símbolos, nombres y dibujos que hacen alusión a su pandilla. No es obligatorio tatuarse pero la mayoría de los mareros lo hacen de una manera muy vistosa, en lugares como la cara, las manos, los párpados o los labios lo que demuestra según ellos el orgullo de pertenecer a su “familia”. Esto es en mi opinión una prueba más del enorme control que ejercen sobre sus integrantes.

 

En una sociedad como la nuestra  es más difícil entender los motivos que llevan a jóvenes “normales” a convertirse en mareros por voluntad propia, pero hemos de tener en cuenta que la marginación social, el analfabetismo, la desestructuración familiar y las ganas de pertenecer a algo son un cóctel explosivo en la mente de los adolescentes, acostumbrados a ver como estas bandas ejercen el control de los suburbios latinoamericanos, mientras la mayor parte de proletarios.

 

 

La violencia es el único lenguaje que entienden las maras. Para demostrar su fidelidad los aspirantes a mareros deben superar  “el brincado”, una prueba que consiste en aguantar los golpes de sus futuros compañeros durante unos segundos. El objetivo según los pandilleros es demostrar su valor y prepararse para un futuro violento.

Los ajustes de cuentas y los asesinatos crueles (decapitaciones, torturas, y destripamientos) son en mi opinión consecuencia de la falta de educación tras la guerra civil de hace casi 16 años. Los gobiernos siguientes al tratado de paz no invirtieron en la integración de los guerrilleros ni en la educación en todo el país, lo se que acabó traduciendo en una cultura de la guerrilla aplicada a la sociedad actual, utilizando los mismos métodos violentos en un crimen de subsistencia más o menos organizado en el que el tráfico de armas y drogas, el sicariato y la extorsión son las principales actividades delictivas.

 

 

El miedo de los salvadoreños por tanto es comprensible. Su país con tan sólo 6 millones de habitantes, presenta la tasa de criminalidad más elevada de todo Latinoamérica. Los mareros mantienen el control del país tal vez incluso más que la propia policía, que se encuentra con un número de efectivos muy por debajo respecto a las maras, aunque con mejor medios.

El gobierno ha intentado en un par de ocasiones acabar con el problema de raíz, son los denominados ”Plan Mano Dura” y  “Plan Súper Mano Dura”, creados en las dos últimas legislaturas. Estos planes dan prácticamente una libertad total a la policía para arrestar a cualquier sospechoso de formar parte de alguna banda y encarcelarlo.

La oposición al plan de los jueces y las continuas manifestaciones acabaron consiguiendo la inconstitucionalidad del primer plan por encarcelar a gente por su apariencia física, pero el gobierno de Antonio Saca elaboró uno similar modificando algunos puntos. Ambas medidas han resultado un fracaso ya que la criminalidad ha continuando creciendo y las cárceles se han llenado de mareros que han trasladado sus luchas con otras maras a los centros penales, creándose pequeños ghettos en las mismas y dónde la rehabilitación es imposible.

 

 

Como punto final y más conflictivo se encuentra la integración de los mareros. Diversas ONG’s operan en el país en el autodenominado proyecto “Mano extendida”, como contraposición a los “Planes Mano Dura “del gobierno. Estas ONG pretenden orientar y ayudar a los mareros que quieran integrarse de nuevo en la sociedad, enseñándoles un oficio y dándoles apoyo psicológico. Incluso algunas incluyen programas de “destatuación” para eliminar el estigma social que resulta de los tatuajes y que es el principal problema de discriminación de los ciudadanos, obviamente basado en el miedo. Pero la falta de medios, la escasez de recursos y la desaprobación de los cuerpos policiales en contra de estas organizaciones por considerarlas encubridoras de mareros, y los ataques de las maras  son los principales problemas de las ONG’s.

 

 

Mi reflexión personal ante un tema tan complejo que ya tiene más de 20 años es que el país necesita urgentemente destinar una parte importante de los fondos públicos en políticas de integración para los mareros y abandonar su estrategia basada en la violencia que no hacen sino que potenciar el odio y fortalecer la cohesión de las bandas.

El Gobierno actual debe plantearse hasta que punto la Mara Salvatrucha, así como otras maras, son fruto de la mala repartición de la riqueza y de la ineficaz resolución de la guerra civil que azotó al país durante 12 años, para potenciar políticas que mejoren las condiciones de vida en los suburbios y eliminar los motivos que empujan a algunos jóvenes a convertirse en mareros.

 

 

 

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *

Aquest lloc està protegit per reCAPTCHA i s’apliquen la política de privadesa i les condicions del servei de Google.

Us ha agradat aquest article? Compartiu-lo!