Miquel Roman

Nou Barris (Barcelona)

27 d'abril de 2007
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Debat Andalussia o Espanya?

Damos continuación en este numero al debate que ya recogíamos en el Andalucía Libre nº 319, de 25 de Marzo de 2007.
 
En aquel boletín publicábamos -entre otros textos- un articulo de Juanma Barrios, que ha despertado polémica (tal y como seguramente pretendía su autor). Aquí recogemos tres respuestas, elaboradas en Andalucía desde diversos puntos de vista, por Juan Antonio González, Antonio Torres ‘Antón’ y Francisco Campos, que se han difundido al calor del debate. 
 

Nos ha parecido política e intelectualmente interesante, a titulo de documentación, intercalar a continuación fragmentos que consideramos significativos de las resoluciones del 8º Congreso del PCPE -ampliables con los enlaces que le siguen- dado, primero, que a traves de su organización en Andalucía participa junto a Jaleo, CUT-BAI y EA (la organización en que milita Juanma Barrios) en el BAI y segundo, que su literalidad ofrece sugerentes estímulos para contextualizar y ampliar la polémica abierta.
 
Le añadimos un texto reciente de Eugenio del Río -ideólogo principal y líder del MCE- que hemos valorado de inserción pertinente para seguir sumando referencias desde la que situar el estado de la cuestión y como reflejo -entre otros elementos- de una determinada evolución (o regresión, según se mire y con qué parámetros o fecha se trabaje) de algunas corrientes políticas. A la hora de escogerlo -lo confesamos- ha jugado su papel considerarlo una información sistematizada de por donde andan hoy los históricos inspiradores de lo que ahora se conoce en Andalucía como Acción Alternativa.
 
A continuación, un nuevo articulo de Juanma Barrios amplia el terreno de la polémica (y para ubicar documentalmente algún aspecto de los múltiples que aborda, le hemos adjuntado enlaces, muy especialmente el riguroso trabajo de Ventura Salazar sobre el ‘andaluz’).
 
Finalmente, vinculamos a un texto de Kemal sobre el Balance andaluz de la estrategia estatal de la LCR -desde ahora ya incluido y asequible en nuestro Archivo- en cuya introducción se explican sus orígenes, limites y motivaciones.
 
Que os sea util.

Opinión Sobre la Cuestión Nacional. Carta abierta a un militante de ERA-EA. Juan Antonio González Canales* Kaosenlared 
El pasado 22 de Marzo, la web de la organización Espacio Alternativo(EA) publicaba el texto de Juanma Barrios, ?La Falsa Dicotomía en el Problema Nacional y la Izquierda Marxista?[1]. Toda una declaración de intenciones de un militante perteneciente al Espacio Revolucionario Andaluz(ERA), referente ?andaluz? de EA. Cuyas siglas(ERA-EA) comparten lucha en el proyecto socio-político del BAI (Bloque Andaluz de Izquierdas)[2].
 
Entendemos que las opiniones sobre las luchas nacionales siempre han traído divergencias al respecto, de cómo utilizarla, en donde y en que momento. Es lógico que haya puntos de vistas diferentes, a veces, antagónicos, sin embargo caer en la manipulación y en la tergiversación más chapucera nos conlleva a denunciar escritos como estos. Valga un adelanto como se enfrenta Juanma al debate, al tratarlo, nada menos como un ?Problema Nacional?, consideraciones que se basan en juicios de valores más propios de la propaganda de guerra del nacionalismo español(a pesar de que este nacionalismo, a veces no sea tratado como tal).
 
La teoría en la que bascula el autor, se resume en si no hay conciencia nacional, no promoverla. ?El nacionalismo andaluz, por ejemplo, ha demostrado su extrema debilidad en el reciente referéndum estatutario, que ha dejado en completo ridículo a los que hablaban de autodeterminación e independencia, y se encontraron con un pueblo que oscila entre aquellos a los que no les interesa el tema en absoluto y los que respaldan un nuevo estatuto que desde luego consagra la unidad de España?. Para Juanma, los nacionalistas andaluces[3] hemos fracasado ante el nuevo referéndum, resulta simbólico, que para él y su organización no sea tampoco un fracaso, como si el referéndum solo fuera un asunto de nacionalistas, es precisamente la imagen que ha proyectado los medios de desinformación. ¿Acaso el estatuto no regirá nuestras vidas en todos los ámbitos cotidianos?
 
Utilizando las mismas pautas que subraya Juanma Barrios, la anterior manifestación contra la guerra celebrada en Sevilla, por ejemplo, con la asistencia de 500 personas, debe ser un esperpento de la ridiculez y por lo tanto la sociedad es ajena a estas luchas, o la manifestación por una vivienda digna de centenares de personas?Utilizando el método Juanma Barrios, nos encontraríamos que aquellos que apostamos por una alternativa al status quo, simplemente hacemos el ridículo. Sin más, para que deparar en significaciones profundas.
 
Juanma concede a otros pueblos el beneplácito de la lucha nacional para derrotar al estado burgués español, aunque para Galiza, solo sea parcialmente(?), lo que no logramos a entender. Supuestamente Juanma se base en la tópica visión academicista de llamar nacionalidades históricas[4] a unos pueblos(con la incómoda Galiza). Tenemos que recordar a Juanma, la evolución histórica del andalucismo desde el siglo XIX, partiendo del federalismo, al cantonalismo, pasando por la confederación hasta la propia autodeterminación. Otra aportación básica del andalucismo, es la que hizo Blas Infante, apostando decididamente por un andalucismo de las clases populares, concretamente de la clase jornalera, oponiéndose precisamente a la aristocracia y la burguesía agraria que por intereses de clase se posicionan al lado del nacionalismo español.
 
La dependencia política, la opresión económica y la usurpación de lo andaluz, como algo característico como ?español? vaciándolo de sus contenidos desemboca en la necesidad de crear un poder andaluz de clase. El ya fallecido José Aumente nos lo resume de esta forma: ?La gran contradicción en que nuestra formación económico-social andaluza se encuentra hoy es la que supone unas fuerzas productivas que no pueden desarrollarse porque así lo impide la estructura de un capitalismo dependiente. El planteamiento nacionalista se hace aquí imprescindible para romper estas amarras que nos ligan al tal modelo de capitalismo. El planteamiento nacionalista sirve así a los intereses de las clases trabajadoras andaluzas, principales beneficiarias, y obligadas protagonistas, de ese proyecto de ruptura?[5].
 
Por lo tanto, el nacionalismo andaluz de clase, sigue siendo una imprescindible herramienta, aún más si cabe ante el cercenamiento de nuestra soberanía, la utilización de nuestra tierra como área de apropiación de riqueza a bajo coste desde los territorios centrales, sin olvidar las bases militares, y la abundante mano de obra barata que servirá para las fuerzas represoras del estado español.
 
Juanma llega al cenit de la demagogia cuando mezcla etnias, estados, y concepción burguesa del estado. Hemos de advertir de entrada, que los estados-nación son propios de finales del siglo XVIII y XIX en el largo transcurso de las revoluciones burguesas, que con el ascenso de esta clase, se erige en representante de la sociedad camuflando sus intereses de clase con los nacionales, restringiendo el poder de la sangre como principio rector de las relaciones socio-culturales. El principio natural de la sangre se cambió por el principio natural de la nacionalidad, el orden socio-político osciló desde el poder divino (teocentrismo) y local (señoríos, ducados,), al del pueblo soberano (soberanía que procedía de la nación) y la sacralización de la Razón.
 
Como era lógico, el concepto de ?etnia? es visto desde una acepción mistificada y no antropológica, ?No olvidemos que a lo largo de la historia la inmensa mayoría de los estados han sido multiétnicos y que en la actualidad esto sigue siendo así?. No descubre gran cosa, confunde bajo sus prejuicios, que las identidades colectivas no son esencias inalterables ni inmutables, ni acumulativas, ni por tanto fijas en el tiempo. Prosigue con sus descubrimientos ?raro es el pueblo sin estado que vive en un territorio de población homogénea?, es lógico, si comprendemos que la identidad de un pueblo (que nunca es homogénea) es una realidad cambiante sujeto a factores económicos, sociales, políticos e ideológicos. Eso si, a veces, hay identidades étnicas que pueden mantener inalterable los marcadores de identidad durante siglos, claro ejemplo el de los polacos, irlandeses o judíos.
 
Si fuera poco, y siguiendo con su fórmula de esteriotipar, relata Juanma que para que un estado sea homogéneo cuantas limpiezas étnicas se deberían de hacer, ya solo faltaba hablar de la ?balcanización? de España que tanto gusta hablar a los apologetas del sistema. Entiende el nacionalismo[6] en su versión romántica-alemana del siglo XIX.
 
Nos alerta del crecimiento del nacionalismo español, los culpables están bien señalados, ?estamos asistiendo a la derrota del ala militar de la izquierda abertzale, que en su caída está arrastrando al independentismo político y fortaleciendo a la derecha españolista?. Cofunde causa-efecto, y la inevitable confrontación de luchas de clases en los procesos de liberación nacional. Es lógico el temor del españolismo en todas sus variantes, del mismo modo que si hay una profundización de conciencia de clase trabajadora, habrá una ineludible reacción de las clases medias como de la gran burguesía.
 
Se contradice enormemente cuando nos advierte de que abandonemos epítetos para encararnos a algunas fuerzas políticas, para que luego a posteriori, tache al PP como partido ?nacional católico?. Resulta inevitable indicar su loa al PSOE: ?es un partido que cree sinceramente en el Estado de la autonomías, aunque en su seno haya federalistas defensores del carácter plurinacional del país y centralistas próximos a los planteamientos del PP?. Juanma pierde el norte completamente, debería saber un mínimo del proceso autonómico, de la postura del PSOE al apoyar la Ley de Referéndum en 1979 con UCD (a pesar de que esto no se aprecie), en donde se dificultaba cualquier consulta, al exigirse la mayoría del censo(no de la mayoría de los votantes) y en el caso de que una provincia no obtuviera la mayoría absoluta se rechazaba el referéndum.
 
El PSOE en aquellos momentos era federalista, reconocía las nacionalidades de Euskadi y Cataluña, lo demás era ancha Castilla. Como reconoce el profesor José Cazorla: ?El PSOE se manifestaba en su ejecutiva más centralista, pese al origen andaluz de buena parte de ésta; sin embargo, no podía desaprovechar la oportunidad. La ocasión era demasiado buena para desaprovecharla?[7]. La torpeza de UCD, y el movimiento (no espontáneo) andalucista(en todas sus facetas), que obligó a los partidos centralistas a utilizar la ?A? (para referirse a Andalucía), llevó al PSOE a convertirse en la bandera de los intereses andaluces contra el centralismo que representaba UCD. Argucia pura, al no aceptar las tesis de Escudero(que le servirá al partido para otras coyunturas más propicias a sus intereses) del ?nacionalismo socialista de clase?, en el segundo congreso regional celebrado el 7-9 de diciembre de 1979, abortándose la posibilidad de conferir un PSOE andaluz federado a la estructura del PSOE.
 
El PCE incluso se mostraba a veces más ultramontano en la cuestión nacional en esos momentos, como ejemplo mostramos la dimisión del comisionado para la redacción del anteproyecto de estatuto de Juan Calero (ponente del PCE). Su renuncia se fundamentaba en su disconformidad para definir Andalucía como nación, siendo sustituido por el entonces comunista Javier Pérez Royo.[8]
 
Si anteriormente Juanma Barrios, nos advertía de no utilizar simplezas, poco, o nada se la aplica a su artículo al retratar a la LCR (Liga Comunista Revolucionaria) y al MC (Movimiento Comunista), de apostar por vías ?abiertamente nacionalistas?, por el temor de acusarlas de españolistas[9]. ?El insulto de españolista las atemorizaba y no fueron capaces de elaborar una alternativa a la dicotomía centralismo/independentismo?. Suma y sigue, Juanma no comprende que hay un más allá de ese binomio, existen diferentes fórmulas soberanistas, si partimos claro esta, del derecho democrático a la autodeterminación.
 
Sobre los clásicos del marxismo en torno a la cuestión nacional, hay que hacer algunas aclaraciones. Una, es que no existe una teoría cerrada y homogénea sobre ella, y de ese modo nos lo dejo claro Marx y Engels. Segunda, utilizar presentismos históricos, sin encuadrar a los autores marxistas en la coyuntura en la que viven. Ha sido una constante la visión de determinismos económicos, y planteamientos mecanicistas para enfrentarse a la nación y a sus movimientos patrióticos.
 
En Marx y Engels se encuentra abundantes referencias en torno a la cuestión nacional, sobre todo a partir del análisis de Irlanda. Marx en primer momento apostó por la victoria del cartismo inglés, como solución a la opresión sobre la clase trabajadora irlandesa, más tarde invierte la teoría señalando que a partir de la liberación del proletariado irlandés vendrá la del obrero inglés. Sin querer profundizar en la visión nacional de Marx, este diferenció entre gemeinvessen (comunidad) y la nación, ?La sociedad civil tiene necesidad de hacerse valer exteriormente como nación e interiormente como Estado?.[10] Marx como Lenin criticó la actitud de los marxista de las naciones opresoras, de ahí su escrito a Engels el 5 de julio de 1870: ?El punto débil: Polonia. Sobre este punto Lopatin dice exactamente lo mismo que un inglés -por ejemplo, un cartista inglés de la vieja escuela- sobre Irlanda?.
 
Si hubo alguien que avanzó considerablemente en este aspecto, ese fue Lenin. Se opuso claramente a todos los nacionalismos, distinguiendo eso si, entre los de la nación opresora y la nación oprimida. Es conveniente señalar que aquí el concepto nacionalismo sigue teniendo un contenido exclusivamente burgués, en los años 50 y 60 surgirá otra modalidad. Lenin hace hincapié en el derecho de autodeterminación y subraya la actitud oportunista de los marxistas de la nación opresora que reniegan de ella, o la ambigüedad al tratar el asunto. ?Exigir la liberación de las naciones oprimidas, no en difusas frases generales, no en declamaciones desprovistas de contenido, no "postergando" el problema hasta el socialismo, sino en un programa político formulado con claridad y precisión, que tenga en cuenta muy especialmente la hipocresía y cobardía de los socialistas en las naciones opresoras?.[11]
 
Es más, apuesta por apoyar a la burguesía de las naciones oprimidas por conllevar un carácter progresista. La reivindicación nacional debe favorecer el desarrollo de la lucha de clases. Si no se mantiene esta postura es normal que los marxistas soberanistas de la nación oprimida no se fíen de los de la nación (en el caso que nos incumbe, estado) opresora, a veces incluso cayendo en las manos del chovinismo(ya sea en su faceta reaccionaria o culturalista). ?El proletariado de las naciones opresoras? Debe exigir la libertad de separación política de las colonias y naciones que "su" nación oprime. En caso contrario, el internacionalismo del proletariado sería vacío y de palabra; ni la confianza, ni la solidaridad de clase entre los obreros de la nación oprimida y la opresora serían posibles?.[12]
 
Esta última frase es categórica y sigue estando de actualidad, Lenin acierta al 100%. Prueba de ello, la animadversión que tienen organizaciones independentistas marxistas o de izquierdas con organizaciones estatales marxistas españolas. Las primeras, por reacción a la segunda, caen a veces en planteamientos ultrasoberanistas y en visiones idealistas de la historia de su pueblo. Las segundas al no apostar decididamente por la autodeterminación, caen en el socialchovinismo, haciéndole el juego al nacionalismo español[13](a veces maquillado por federalismos impuestos desde arriba, III repúblicas que sirven como fines no como medios a? ó maniqueas versiones de la ciudadanía del mundo).
 
Para concluir, Juanma arremete contra los independentistas andaluces, ?Nuestros actuales independentistas de Andalucía, divididos en minúsculos grupos, hablan de autodeterminación e independencia con el mismo desparpajo que los vascos, sin darse cuenta de que no son equiparables las tradiciones de lucha y los sentimientos nacionales, y que lo que en el País Vasco puede ser una eficaz bandera de combate, en Andalucía sólo conduce al más obtuso aislamiento?. Atención al posesivo ?nuestros? que denota paternalismo, para más adelante referirse a los independentistas como ?minúsculos grupos? que nos llevarían a la marginación. La verdad que Juanma y su organización, o las personas que piensan como él son simples átomos en Andalucía, que nunca han logrado tejer algo serio. Por el contrario el soberanismo andaluz de izquierdas, por muy frágil y dividido que esté, sigue siendo al menos un referente en determinadas localidades, por muy pequeña que estas sean.
 
Como escribimos más arriba, Juanma, pertenece a ERA-EA, un colectivo que ?supuestamente? comparte un trabajo en común con otras organizaciones, por la autodeterminación y el socialismo. La actitud de Juanma y el silencio de su organización, da a las claras en donde se debe de afianzar la izquierda andalucista de clase, en sí misma. La endofobia y el complejo del colonizado, son males de las que ya nos advirtió en su momento Frantz Fanon, desgraciadamente en nuestra tierra, donde más hace falta una izquierda soberanista, aparecen este tipo de pensamientos.
 
Mientras en unos pueblos se reivindican la figura de Martí o Bolívar, figuras que aplauden y sirven de bandera en la izquierda estatal o española, aquí, muestran desprecio o simple desinterés en Blas Infante, Fermín Salvochea o Paul y Ángulo. Ver para creer
 
*Juan Antonio González Canales es militante de Jaleo.
NOTAS
[1] Espacio Alternativo  [también en Andalucía Libre nº 319, 25 de Marzo de 2007]
[2] Cuyos ejes principales son la Soberanía Nacional del pueblo andaluz y el Socialismo, donde confluyen además organizaciones como el PCPA, CUT, jaleo!!! y personas independientes.
[3] No sabemos que entenderá Juanma Barrios por nacionalista andaluz. Siguiendo los postulados del andalucismo histórico, para nosotros el andalucismo no es más que la síntesis entre lucha de liberación nacional y social, tal como lo entendió en su día el padre de la patria andaluza, Blas Infante. Superando la concepción decimonónica de nacionalismo que tuvo la burguesía ascendente.
[4] De esta forma se distinguieron los pueblos que antes de la guerra civil obtuvieron el estatuto de autonomía, sin olvidar que el andaluz estaba en proceso y que fue abortado por la sublevación fascista.
[5] Aumente Baena, José. ?Escritos Políticos?. Librería Ágora. Málaga 1992.
[6] Es momento de acercarnos a la consideración que hace Carlos Taibo: ?El término nacionalismo es un término polisémico donde los haya: cada cual puede depositar en él lo que le parezca, o poco menos. Así las cosas, bajo su cobertura se acogen las fórmulas políticas más dispares, desde venturosos movimientos de liberación hasta las más crudas formas de fascismo y xenofobia?. VVAA. ?Nacionalismo e Internacionalismo. Una visión dialéctica?. Muñoz Moya Editor. Sevilla 1997.
[7] Cazorla Perez, José. ?Los andaluces y la Autonomía?. En ?Actas del III Congreso sobre el Andalucismo Histórico?. Fundación Blas Infante. Sevilla 1987.
[8] Ruiz Romero, Manuel. ?Entre el Anteproyecto de Carmona y la Ley Orgánica: El debate en Cortes del Estatuto de Autonomía para Andalucía?. Ponencia presentada en el XII Congreso sobre el Andalucismo Histórico, todavía no publicado.
[9] Como anillo al dedo nos viene la publicación del boletín Andalucía Libre sobre la historia de esas dos formaciones, en la que observamos que hay más complejidad en el tratamiento nacional que el que nos da Juanma Barrios. 
[10] Marx-Engels. ?La ideología alemana?. Grijalbo. Barcelona 1970.
[11] V.I. Lenin. ?La revolución socialista y el derecho de las naciones a la autodeterminación?. Tesis extraída de las Obras Completas. Editorial Progreso. Moscú 1987.
[12] V.I. Lenin. Op. Cit.
[13] Francisco Frutos, secretario general del PCE, en el mitin-fiesta del 2006, declaraba con tal contundencia: ?Aquí en España, sobran historietas sobre el sexo territorial o étnico y falta claridad y contundencia en la defensa de los aspectos básicos de una política de izquierdas?. Hay que tener memoria histórica también cuando, el ahora tan laureado por buena parte de la izquierda, Julio Anguita aplaudía el cierre de Egin, como del ambigüismo mostrado ante la ilegalización de Batasuna como de Segi por parte del PCE y las UJCE. Claro ejemplo del ?internacionalismo de puertas para fuera?.
Enlace Relacionado
Trotsky independentista,
Andalucía Libre nº 310, 15/1/2007
 
Respuesta de un comunista andaluz a Juanma Barrios de ERA-EA
Antonio J. Torres ‘Antón’
Er Llano, 6 de Abril de 2007
 
Comienza el compañero Juanma Barrios de ERA-EA (Espacio Revolucionario Andaluz-Espacio Alternativo) su artículo ?La falsa dicotomía en el problema nacional y la izquierda marxista? diciendo: ?Estoy convencido de que las palabras que siguen irritarán a muchos?, personalmente no me siento irritado por su escrito porque hace tiempo que conozco las posiciones de ERA-EA, en agosto-septiembre de 2005 ya tuve un enfrentamiento dialéctico, por supuesto, con un militante de esta organización durante el Congreso del SOC (Sindicato de Obreros del Campo) en Mollina a cuenta de la cuestión nacional andaluza. Las posiciones del compañero de ERA-EA no encontraron ni hueco ni apoyo entre los compañeros y compañeras del Sindicato, siendo rechazadas de plano, e incluso causando la irritación de veteranos militantes del Sindicato que no daban crédito a lo que estaban escuchando, ellos sí sintieron irritados, yo, no, y menos a estas alturas.
 
Antes de seguir con el texto del compañero hay que hacer una consideración de principios: supuestamente los compañeros de ERA-EA forman parte del BAI (Bloque Andaluz de Izquierdas), de ahí que utilice la palabra ?compañero? para referirme a ellos, junto con Jaleo!!!, CUT, y el PCPA; supuestamente, los compañeros de ERA-EA suscribieron la ?Propuesta de Manifiesto? del BAI en la que se dice expresamente lo siguiente: ?Las naciones son categorías históricas dinámicas y abiertas, conjuntos articulados de relaciones socioeconómicas, marcos diferenciados donde se desarrollan los conflictos sociales entre las clases. Las naciones se constituyen dinámicamente en el interior de complejos procesos de construcción política: no aparecen en la Historia definidas de antemano, ni recuperadas de pasados míticos, no se retrotraen a ninguna esencia natural que las legaliza, no admiten criterios de verificación o legitimación externos. La defensa del derecho a la autodeterminación ha sido un principio democrático radical defendido siempre por las izquierdas más consecuentes. En Andalucía el programa de emancipación social y de liberación nacional forman parte de un mismo proyecto general de revolución social y liberación política.?. Pero por lo que se deduce del texto, el compañero Juanma Barrios no asume lo que su organización si asumió junto a otras organizaciones y partidos del BAI en la ?Propuesta de Manifiesto?. Desconozco si las palabras del compañero cuentan con el respaldo de su organización o no, en todo caso, se nos tendría que aclarar al resto de organizaciones y a las personas que de forma individual militan en el BAI si las palabras del compañero son asumidas por su organización, ya que el compañero no sólo firma con su nombre, sino también como militante de ERA-EA.
 
Hecha esta necesaria cuestión previa y de principios comencemos a analizar el texto del compañero.
 
El compañero dice: ?(…) creo que ya es hora de asumir que desde hace años la cuestión nacional ha sido para la izquierda revolucionaria un elemento de fragmentación de fuerzas y aislamiento social más que una herramienta para debilitar al estado burgués; sólo el País Vasco y Cataluña, y parcialmente Galicia, escapan a esta consideración?. Menos mal que hace esas salvedades, que sino el texto iba a resultar una apología izquierdista del marco de acumulación de la oligarquía española: el Estado español. En primer lugar, para hacer afirmaciones habría que dar una explicación acorde a esa vehemencia utilizada para expresarse, porque hay que tener mucho cuidado con lo que se afirma y con lo que se defiende porque se nos puede volver en nuestra contra, e incluso, inconscientemente podemos estar suministrando argumentos al enemigo: la oligarquía española, eso sí, con palabras izquierdistas. Parece que al compañero de ERA-EA, el ejemplo del SOC y CUT, de Marinaleda y El Coronil, no son válidos, y eso que algunos de sus compañeros están afiliados al SOC, parece que las únicas fuerzas, junto con destacamentos del PCPA y UPAN, que han resistido el fuerte golpe de la reacción de la oligarquía española y al oportunismo de la izquierda reformista en Andalucía no son dignos de tener en cuenta, tampoco lo es el que esas organizaciones reivindiquen expresamente la soberanía nacional andaluza y el derecho a la autodeterminación, al compañero eso no le dice nada, en definitiva, resulta que el que la cuestión nacional andaluza haya servido como elemento aglutinante de la resistencia política y sindical a la oligarquía española en Andalucía, combatiendo a su vez a la izquierda reformista traidora es algo anecdótico para el compañero. Y mirando un poco hacia atrás en el tiempo, para el compañero de ERA-EA el 4 de Diciembre de 1977 y el 28 de febrero de 1980 no significan nada, es sólo pasado, algo que ocurrió sin más consecuencias para el presente de lucha. Sinceramente, y sin pretender dar lecciones de marxismo a nadie, poco uso hace el compañero de ERA-EA del materialismo histórico. Frente al nacionalismo burgués y pequeño-burgués, los marxistas no estudiamos la historia para embellecerla o mitificarla, sino para aprender de ella y sacar conclusiones para la lucha presente, pero lo que de ningún modo debería hacer un marxista es desentenderse de la historia de lucha de un pueblo, en este caso, el pueblo andaluz. Los marxistas en Andalucía tenemos aún pendiente mucho que analizar del rico pasado revolucionario del pueblo andaluz.
 
Por otro lado, hay un hecho objetivo que entiendo irrefutable: los movimientos y organizaciones que se dicen revolucionarias y que no se plantean la cuestión nacional andaluza tampoco es que estén consiguiendo aglutinar fuerzas y mucho menos debilitar al Estado burgués. El compañero de ERA-EA tampoco se plantea esa dura realidad, posiblemente porque prefiere mirar para otro lado antes que reconocer errores propios. De esta forma, no podemos olvidarnos que la lucha del SOC, un sindicato que reclama la soberanía nacional y el derecho a la autodeterminación de Andalucía, ha conseguido tumbar el ?decretazo? en el campo. Por tanto, la reivindicación nacional lejos de disgregar está aglutinando a diferentes sectores de la izquierda andaluza no reformista andaluza, muy a pesar de las afirmaciones del compañero Barrios.
 
El compañero continúa diciendo: ?El nacionalismo andaluz, por ejemplo, ha demostrado su extrema debilidad en el reciente referéndum estatutario, que ha dejado en completo ridículo a los que hablaban de autodeterminación e independencia, y se encontraron con un pueblo que oscila entre aquellos a los que no les interesa el tema en absoluto y los que respaldan un nuevo estatuto que desde luego consagra la unidad de España.?. A ver, ese supuesto fracaso en todo caso no sólo vendría a demostrar la debilidad del nacionalismo andaluz, sino de todas las organizaciones que por diferentes motivos pedíamos el NO en el referéndum, por tanto, es el fracaso también de la izquierda revolucionaria, incluida ERA-EA que pedía el NO al Estatuto ?porque apuntala el régimen constitucional?, y ?porque no da respuesta a las necesidades del pueblo andaluz?, entre otras razones. Pero hay más fracasos y debilidades de la izquierda revolucionaria, defienda o no el derecho de autodeterminación o la independencia: la reforma laboral de ZP, ¿qué hemos hecho desde los diferentes sectores de la izquierda revolucionaria por frenarla? ¿qué incidencia ha tenido en la clase obrera nuestra lucha, nuestros planteamientos al respecto?. Me temo que poca a la vista de los resultados, y por supuesto, eso no invalida que persistamos en nuestra lucha revolucionaria por el socialismo y el comunismo, por la total desaparición de la faz de la tierra de la explotación del ser humano por el ser humano. Por supuesto, el deber revolucionario llama al análisis y la reflexión sincera y abierta, pero no sólo en la lucha nacional, también en la lucha por el socialismo y el comunismo, sin olvidar que como se dice en la ?Propuesta de Manifiesto? la liberación nacional y la emancipación social forman parte en Andalucía del mismo proyecto general revolucionario.
 
Por supuesto, hay sectores del nacionalismo andaluz, incluso del nacionalismo que se reclama de izquierdas que se caracteriza fundamentalmente por no reconocer sus errores y por su escasa capacidad de autocrítica. Estos sectores del nacionalismo, incluyendo determinados sectores que se reclaman de izquierdas, caen en el esencialismo, en el culturalismo, en el idealismo y la mitificación del pasado, y en la negación de la lucha de clases. Existe un nacionalismo que roza lo folklórico, una auténtica caricatura de algo tan serio como es una lucha de liberación nacional, un nacionalismo que se aferra a los símbolos: la bandera, la camiseta de la selección andaluza de fútbol, la estrella de ocho puntas, etc., sin más contenidos ni orientación ni proyecto político. Muchos en el nacionalismo hablan continuamente de la nación andaluza como una abstracción, pero pocos se están dedicando a la tarea de la reconstrucción, día a día, de la nación andaluza. Como comunista siempre combatiré ese nacionalismo burgués, apostando por una reconstrucción nacional de Andalucía desde los intereses de la clase obrera y los sectores populares andaluces.
 
Está claro que hay que medir los sentimientos nacionales de nuestro pueblo, analizarlo de forma crítica y sincera, sin engaños ni trampas, por supuesto, debemos estar continuamente revisando nuestra táctica, sin lugar a dudas, pero sin renunciar al principio democrático y revolucionario de la autodeterminación, y no como pretende el compañero Juanma Barrios, para hacer dejación de lucha nacional, ¿por qué se cometan errores en la lucha de liberación nacional debemos dejar por eso de reivindicar la soberanía nacional andaluza?. No tiene sentido. Que los sentimientos nacionales en Andalucía no son los mismos que en Euskal Herria, es cierto, nadie lo niega, pero porque haya sectores revolucionarios en Andalucía que se confundan, que imiten o mimeticen lo que ocurre en Euskal Herria tampoco eso significa que la reivindicación nacional andaluza no tenga sentido. Igualmente, el compañero Barrios debería tener en cuenta que el que la cuestión nacional se presente de forma diferente en Andalucía que en Euskal Herria no significa que la reivindicación nacional andaluza no tenga razón de ser.
 
El compañero Barrios continúa diciendo: ?Ya es hora de que abandonemos la dicotomía centralismo/independentismo, producto de la concepción burguesa del estado-nación, y nos demos cuenta de que hay otros caminos, para empezar el de construir un estado plurinacional que se reconozca como tal.?.
 
Nadie niega que no existan otros caminos, claro que existen, de hecho las organizaciones mayoritarias del BAI, CUT y PCPA, no son independentistas, pero para recorrer esos caminos hacen falta que se cumplan dos condiciones previas que el compañero curiosa y sospechosamente no plantea: 1) El reconocimiento de la soberanía nacional de los pueblos que forman el actual Estado español, y 2) el ejercicio del derecho a la autodeterminación. O se cumplen esas dos condiciones, o el Estado multinacional resultante será una burda copia de esa España que, con o sin franquismo, sigue siendo una cárcel de pueblos, aunque a veces, y según los casos, con barrotes de oro, pero no por ello deja de ser una cárcel. Llegados a este punto, debemos recordar el planteamiento leninista: la unión libre y voluntaria, por tanto nunca impuesta o forzada, de los pueblos, y el derecho a la separación (autodeterminación) como forma de solucionar los conflictos nacionales. Así pues, Lenin respondió de esta manera al revolucionario ucraniano Piatakov que consideraba la autodeterminación como un lema burgués: "Nos dicen que Rusia será dividida, que se deshará en repúblicas separadas, pero no hay razón para que ello nos asuste. Por muchas repúblicas independientes que haya, no nos asustaremos; lo que es importante para nosotros no es por dónde pase la frontera del Estado sino que la unión de los trabajadores de todas las naciones se conserve para la lucha contra la burguesía de cualquier nación". A mí tampoco me asusta que España se rompa, como también lo dejó claro el dirigente comunista vasco de los años 30 Jesús Larrañaga cuando respondió al derechista Calvo Sotelo lo siguiente: "Calvo Sotelo sabe, y ahí tenéis el ejemplo de la URSS, que una España roja será precisamente eso que él detesta: una España rota (…)?. Así pues, o se reconoce la existencia de hechos nacionales soberanos y su derecho a decidir en paz y libertad su existencia y sus relaciones, o ese Estado plurinacional del que nos habla Juanma Barrios, por muy republicano que sea, no supondrá un avance ni democrático y, ni mucho menos, revolucionario, más bien lo contrario.
 
El compañero nos habla de ?limpieza étnica?, pero afortunadamente nadie o casi nadie en Andalucía hace planteamientos etnicistas, algo muy diferente a lo que se planteaba en la desaparecida Yugoslavia, ya que no podemos confundir como hace el compañero Barrios etnia con nación.
 
Nuestro compañero sigue diciendo: ?Por otra parte, Marx o Engels, Lenin o Trotski, distinguían claramente entre las naciones que habían luchado decididamente y por largos periodos históricos por su independencia, como Irlanda o Polonia, y otros grupos étnicos acomodados a vivir sin estado. No era desde luego para aquellos revolucionarios lo mismo Irlanda que el País de Gales, ni Polonia que Bielorrusia; no se trataba de que unos pueblos fueran menos que otros, sino de que la cuestión nacional representaba problemas políticos muy diferentes?. A ver, compañero, curiosamente en el mundo del 2007 Bielorrusia es un Estado independiente, y en Gales existe un potente nacionalismo político y cultural tanto burgués como de izquierdas y antiimperialista, todo cambia, todo evoluciona, lo que ayer era amarillo mañana puede ser azul y pasado verde, esto que estoy diciendo es puro ?ABC? del marxismo, aunque explicado de forma un poco burda para que nos entendamos; en Andalucía también han habido cambios y evoluciones en el sentimiento nacional, como todos sabemos, o deberíamos saber a estas alturas. Por otro lado, afirmar que el apoyo de los clásicos del marxismo a las luchas nacionales dependía de una mera cuestión numérica, de años de lucha o de personas que defienden la nación, es una simplificación muy grave, aunque lógicamente sean cuestiones ha tener en cuenta.
 
Al respecto el historiador marxista francés Pierre Vilar, gran estudioso de la cuestión nacional nos decía: ?Dado que Marx y Engles insistieron, sobre todo, en el papel histórico motor de la lucha de clases, no expusieron una teoría explicita sobre los problemas nacionales; ello no significa que hayan descuidado esos problemas y gracias a sus tomas de posición sobre numerosos aspectos de la política de su tiempo ha sido posible deducir sus concepciones esenciales sobre la existencia de grupos y sus conflictos (…). Sus análisis se centraban sobre la función progresiva o reaccionaria de un determinado tipo de estado, o marco económico, a propiciar o combatir desde el punto de vista de la futura revolución?. Por tanto, desde un punto de vista revolucionario de lo que se trata es de si debemos propiciar o no la lucha nacional andaluza, así, la cuestión se resuelve positivamente si tenemos en cuenta los intereses de la clase obrera y sectores populares andaluces ante su principal enemigo: la oligarquía española y su Estado español opresivo.
 
La lucha de clases necesariamente tiene una ubicación espacio-temporal concreta, y Andalucía constituye una ubicación, con unas condiciones culturales-nacionales determinadas históricamente. La clase obrera, el pueblo trabajador, y en general los sectores populares oprimidos, tienden a conservar en mayor o menor medida sus experiencias de lucha, con sus victorias y derrotas, siendo tarea fundamental de las clases dominantes explotadoras la eliminación de esa ?memoria histórica de lucha de colectiva? con el objetivo de vencer cualquier tipo de obstáculo, aunque sea subjetivo, en su lucha contra el trabajo. Andalucía es un territorio rico en experiencias de lucha, un lugar donde la crudeza de la explotación y las respuestas de las clases explotadas se han manifestado históricamente con fuerza y evidencia, y por supuesto, con características propias. Por tanto, una de las tareas de las organizaciones revolucionarias es la de situar la lucha en su contexto espacio-temporal, recuperando la memoria histórica nacional de lucha como fuerza vital y actual. De nada sirve, como hace el compañero Barrios, hablar de la importancia de luchar contra la desigualdad social y la explotación, si no nos situamos espacial y temporalmente, porque de lo contrario caemos en la abstracción.
 
?Sea por Andalucía libre, los pueblos y la Humanidad?, dice el Himno de Andalucía, como comunista, y por tanto como internacionalista revolucionario, no puedo sentirme más identificado con un Himno que no sólo proclama la libertad nacional, particular de una comunidad humana, sino la liberación de la Humanidad entera, el fin de la era de la explotación. Como comunista, me reclamo, aunque de forma crítica, del andalucismo histórico de Blas Infante, o de Pascual Carrión, compañero de lucha de Infante, sobre todo cuando dijo aquello de: ?Inclinémonos siempre a la izquierda, junto a los trabajadores, al lado de los oprimidos?. Como decía Lenin: ?En cada cultura nacional existen, aunque no están desarrollados, elementos de cultura democrática y socialista, pues en cada nación hay una masa trabajadora y explotada, cuyas condiciones de vida engendran inevitablemente una ideología democrática y socialista?, en la cultura andaluza encontramos de sobra esos elementos democráticos y socialistas, pero si estamos engreídos en nuestra supuesta ?posición revolucionaria? cercana a un cosmopolitismo pequeñoburgués izquierdista permaneceremos ciegos, no veremos su potencial de lucha revolucionario, como le ocurre al compañero Barrios.
 
El antropólogo sevillano Isidoro Moreno considera que ?(…) es necesario potenciar la conciencia sobre la identidad histórica y cultural de Andalucía y desarrollar la conciencia política de identidad. No sólo porque es este el único camino para mantener y desplegar nuestra condición de pueblo, sino también porque en nuestra cultura existen valores, visiones y expresiones respecto a la forma de entender el mundo, la vida y las relaciones interpersonales que chocan, por su carácter profundamente humanista y antropocéntrico, con la lógica hoy dominante impuesta por el ?sacro? Mercado porque no corresponden a la ideología homogeneizadora y desmovilizadora del globalismo?, es decir, porque no corresponden con el capitalismo en su fase imperialista, como diríamos los comunistas.
 
VIVA ANDALUCÍA LIBRE Y SOCIALISTA
VIVA EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO
 

En defensa de la izquierda nacional andaluza
Francisco Campos López
Er Llano, 5 de Abril de 2007
 
He leído un sorprendente texto acerca de una supuesta ?falsa dicotomía entre la cuestión nacional y la izquierda marxista?. Comienza su autor afirmando estar convencido ?de que las palabras que siguen irritaran a muchos?. Y es cierto, pero no por las grandes ?verdades? manifestadas, sino por su desesperante superficialidad. Pero no son los nacionalistas andaluces lo que deben ?irritarse? por su contenido, sino sus propios compañeros por la banalidad del análisis y la inconsistencia de sus conclusiones en alguien que se reclama seguidor del socialismo científico. Baste citar como muestra el propio titulo del mismo; la falsa dicotomía donde realmente está es en la separación que el realiza entre nacionalistas y marxistas. Hay nacionalistas marxistas y no marxistas, y marxistas nacionalistas y no nacionalistas. La ?dicotomía? que él denuncia sólo existe en su concepción de la realidad. Y es que la frase más acertada que contiene el artículo, es su afirmación de que; ?las simplificaciones ayudan poco a comprender la realidad, las simplezas menos?. Lastima que no se aplique dichas fórmulas a si mismo.
 
El artículo, por si mismo, no es merecedor más que de un magnánimo silencio, pero como creo que contiene muchos clichés bastantes extendidos acerca del nacionalismo, creo interesante utilizarlo como base para clarificar algunos conceptos y principios.
 
Comienza aseverando que; ?la cuestión nacional ha sido para la izquierda revolucionaría un elemento de fragmentación de fuerzas y aislamiento social más que una herramienta para debilitar el estado burgués; solo el País Vasco y Cataluña, y parcialmente Galicia, escapan a esta consideración. El nacionalismo andaluz, por ejemplo, ha demostrado su extrema debilidad con el reciente referéndum estatutario, que ha dejado en completo ridículo a los que hablaban de autodeterminación e independencia, y se encontraron con un pueblo que oscila entre aquellos a los que no les interesa el tema en absoluto y los que respaldan un nuevo estatuto que desde luego consagra la unidad de España?.
 
La izquierda revolucionaria es aquella que persigue la transformación radical de la realidad. La construcción de una sociedad basamentada en principios éticos, culturales, políticos y económicos diametralmente opuestos a los proclamados y defendidos por la burguesa. Dicha izquierda transformadora es, por sus mismas características, necesariamente minoritaria y permanecerá marginada de la mayoría social. Y es su misma situación minoritaria y marginal lo que la avoca a la fragmentación. Solo cuando cambian las condiciones; cuando las contradicciones del sistema producen una crisis que provoca situaciones pre-revolucionarias, esta pasa de ser una minoría aislada a, primero una vanguardia escuchada y después una mayoría social. En todas las épocas y lugares, aquellos que defienden otro tipo de sociedad no son seguidos, ni tan siquiera oídos, mientras la mayoría de la población no es consciente de la necesidad del cambio. Cuando el pueblo cree vivir satisfactoriamente no se plantea modificaciones sociales drásticas sino, a lo sumo, una mejor gestión de lo existente. Por tanto, la izquierda revolucionaria esta fragmentada y aislada como consecuencia del momento histórico que atraviesa, no del nacionalismo. Es más, allí donde no lo está, como en Euskadi, es precisamente gracias al elemento soberanísta y no a sus componentes transformadores.
 
En cuanto al nacionalismo andaluz, es palpable que no es compartido por la inmensa mayoría de nuestro pueblo; pero es igualmente evidente que los principios no son tales por cuestiones aritméticas o cuantitativas. Una verdad no lo es en tanto crean en ella muchos, ni deja de serlo porque solo la compartan unos pocos. Y las verdades se defienden por el hecho de serlo, no por el número de los que participan de la misma. Por tanto, no se es nacionalista como un medio utilitarista para obtener ningún otro fin, sino como consecuencia de la convicción en la existencia de un pueblo oprimido, sea consciente o no de ello, y la ineludible necesidad que ello conlleva de liberación nacional. Pero lo realmente curioso, es que alguien que se reclama revolucionario mida lo acertado o erróneo de unas ideas políticas o unos objetivos sociales según reglas del propio sistema; por sus resultados electorales. Al menos, aún siendo una aberración, cabría pedirle coherencia en el disparate, debiendo igualmente pedir el abandono de sus principios a su propio grupo; pues es evidente que ellos también se encuentran ante un pueblo que no solo no comparte las nuestros sino, en igual medida, tampoco los suyos.
 
Podría seguir haciendo ver la irracionalidad de sus argumentaciones párrafo a párrafo, pero haría este artículo innecesariamente extenso, y son tan obviamente erróneas que se contestan por si mismas. No son más que otra versión de los conocidos españolismos envueltos en pretendido progresismo y mil veces escuchados, del tipo: lo obsoleto del nacionalismo en un mundo sin fronteras, la historia en común, la bondad autonómica, el aislamiento social, la falta de conciencia nacionalista en Andalucía, el alejamiento de los intereses reales de la población, etc., …y viva España!!!. Dado que, mi objetivo solo es utilizarlo como base de clarificación de algunos conceptos, me gustaría pararme en otro párrafo que considero significativo en ese sentido, y que me será útil al respecto.
 
Dice el autor que; ?ya es hora de que abandonemos la dicotomía centralismo/independentismo, producto de la concepción burguesa del estado-nación y nos demos cuenta de que hay otros caminos, para empezar el de construir un estado plurinacional que se reconozca como tal. No olvidemos que a lo largo de la historia la mayoría de los estados han sido multiétnicos y en la actualidad sigue siendo así?…Y continua; ?… en un planeta en el que existen 2000 etnias y unos doscientos estados, ¿cuántas guerras serían necesarias para lograr el mapa perfecto? Si añadimos que raro es el pueblo sin estado que vive en un estado de población homogénea o el estado que abraza la totalidad de su etnia, ¿cuántas limpiezas étnicas serían precisas??.
 
Es cierto que la burguesía, para su dominio de la población, ha utilizado el nacionalismo y al estado-nación; pero de ahí a concluir que todo nacionalismo y todo estado-nación es en esencia burgués, es como afirmar que los conceptos de libertad y de progreso social son eminentemente reaccionarios e imperialistas, dado que los utiliza igualmente como pretexto ideológico para sus guerras de conquista y su dominio sobre los pueblos. En manos del capitalismo el nacionalismo no es más que un medio más de delimitar territorios de explotación, la libertad un salvoconducto para la opresión y el progreso un encubridor de su rapiña. Pero eso no invalida sino que, muy al contrario, acrecienta la razones que justifican la lucha por la liberación de los pueblos, al igual que por la libertad del hombre y el progreso de la humanidad. La burguesía no es nacionalista, pues no conoce más patria que el beneficio, ni ve en la tierra y en los pueblos más que un terreno del que extraerlo y las manos con que hacerlo. Es por ello por lo que el autentico nacionalismo siempre ha sido de raíz popular. El hombre, como ser social, siempre se ha agrupado en colectividades. Estas se han ido configurando por distintos avatares geográficos, climáticos, económicos, históricos, etc., constituyendo los distintos pueblos y naciones. A su vez, cada colectivo humano convive en un lugar determinado, aspirando a gobernar libremente sus propias vidas y el territorio sobre el que estas se desenvuelven. Esas sociedades conforman las distintas naciones, y su aspiración auto-organizativa auto-gobernadora de sí y sus entornos sus estados.
 
España se constituye como ámbito de explotación de las aristocracias castellana y aragonesa, pasando de mero adjetivo geográfico a un primer ?estado plurinacional? por derecho de herencia y conquista. Cuando la burguesía toma el relevo de la aristocracia, al no poder mantener el mismo ámbito de explotación amparándose en derechos ?naturales? o ?divinos?, como sus antecesores, los justifica mediante la invención de un falso pueblo y un falso estado-nación que abarque la totalidad del territorio peninsular. Es así como pasamos del ?estado plurinacional hispánico? al ?estado-nación español? (de aquellos Austrias reyes-emperadores de los distintos reinos de ?las Españas?, a los borbónicos reyes de la España una y grande). Y hoy la burguesía, ante el despertar de los pueblos peninsulares, se debate entre el mantenimiento de España como estado-nación o volver al ?estado plurinacional? como forma de ?cambiar algo para que nada cambie?. Lo importante es mantener intacta la finca para la explotación de sus tierras y de sus gentes. Y todos aquellos que defienden la pervivencia de España bajo cualquier formula: unitaria, federal, monárquica, republicana, nacional o ?plurinacional?; no hace más que servir a los intereses de los amos de la finca. Solamente son distintas máscaras que ocultan a los españolistas de siempre. Que más da una y grande que muchas pero unidas… Lo importante es mantener España, mantener activa la finca y en perfecto estado de explotación. Cualquier cosa menos devolver la tierra a sus propietarios.
 
Y en todo el planeta es igual; por eso ?existen 2000 etnias y unos doscientos estados?, y por eso ?raro es el pueblo sin estado que vive en un estado de población homogénea o el estado que abraza la totalidad de su etnia?. Dejando a un lado el tufillo fascistoide que desprende lo de ?población homogénea?, habría que responder que no son los nacionalismos populares los que originan las guerras para ?lograr el mapa perfecto?, ni las limpiezas étnicas precisas para lograrlo. El origen son los falsos estados-naciones creados y mantenidos artificiosamente por las burguesías locales, el imperialismo capitalista y sus siervos políticos e intelectuales. Baste como muestra lo más cercano; es el imperialismo monárquico-castellano y el nacionalismo burgués español los culpables de todas las guerras y limpiezas étnicas en la península. Los pueblos y naciones peninsulares se han limitado a luchar por su libertad y defenderse de las agresiones.
 
Todo nacionalismo es por definición soberanísta y, como consecuencia, necesariamente independentista. Dado que un estado-nación no es más que la forma auto-organizativa y auto-gobernadora que un pueblo se da a sí mismo, es inconcebible una nación sin estado. Seria como un pueblo sin capacidad ilimitada de decisión sobre sí y el territorio sobre el que se asienta. Pretender, por tanto, la soberanía para una nación es desear la exclusividad para esta de la capacidad de decisión sobre su destino; o sea, una capacidad de decisión autónoma e independiente, no mediatizada, coartada o delimitada por ningún otro pueblo, no determinada por nada ni por nadie más que por ellos mismos, autodeterminada. Y el libre ejercicio de dicha soberanía popular, de su autodeterminación, requiere y conlleva indefectiblemente la previa independencia, pues lo contrario, la dependencia de otros para la determinación de algo, es la negación misma de la capacidad auto-organizativa y auto-gobernadora de dicho pueblo y, por ello, la negación de su libertad. Por tanto; nacionalista, soberanista e independentista no son más, ni pueden ser otra cosa, que sinónimos.
 
Una organización de izquierda nacionalista se diferencia fundamentalmente de otra izquierda revolucionaria en que, consciente de la opresión de un pueblo, considera que es imposible la liberación social sin la previa liberación nacional del mismo. No es que le de más importancia a lo nacional en detrimento de lo social, es que posee la convicción de la imposibilidad de lograr metas de transformación social en un contexto de opresión nacional y que dicha opresión no es mas que otro instrumento de explotación económica sobre la población. Tampoco es que deje las luchas sociales pospuestas o tan siquiera subordinadas a la de liberación nacional, es que considera que la propia lucha de liberación popular forma parte de la revolución social. Hablando en términos marxistas, cabría decir que la lucha de liberación nacional es la forma específica que adquiere la lucha de clases en el contexto de un pueblo oprimido y colonizado. Es la primera y fundamental etapa en su camino revolucionario.
 
No he usado el término ?colonizado? de una forma casual o arbitraria, sino plenamente consciente y consecuente; porque es ahí donde se encuentra la piedra angular sobre la que se sustenta nuestra realidad. Formamos parte de una nación ocupada y sojuzgada para su colonización por los intereses económicos, primero de la aristocracia castellana y, posteriormente, por los de la alianza de esta con su propia burguesía. La expansión imperialista castellana no comienza con el ?descubrimiento? de América y el sometimiento de sus pueblos, sino con la conquista y ocupación de Andalucía. Y todos los análisis y diagnósticos que se realicen sobre esta tierra errarán si no parten de este principio: constituimos la primera y más duradera colonia española. No somos el territorio más al sur de Europa, sino la colonia de Europa situada más al norte. Solo asumiéndolo y aplicándolo a los distintos aspectos de nuestra realidad social empezaremos a vislumbrar los porqués y los cómos de nuestras distintas problemáticas. Desde una óptica colonial se comprende plenamente el porque de la carencia de una gran burguesía propia, de la distribución de la tierra, del papel que desempeñamos en la economía peninsular e incluso el porqué de nuestra alienación, de la sicología popular.
 
Por todo lo expuesto, hoy más que nunca, resulta imprescindible la existencia de una izquierda nacionalista andaluza; transformadora en lo económico y político, radical en lo social, independentista en lo nacional y autónoma en lo organizativo. Lo que fragmenta a la izquierda revolucionaria andaluza no es el nacionalismo, sino la falta de una plena y consecuente asunción del mismo. Y lo que debilita y aísla de la sociedad a los nacionalistas no son sus ideas sino, ante todo, el no ser plenamente consecuentes con ellas. Y el principio para solventar la situación es atrevernos a ser nosotros mismos. Emprender de una vez por todas nuestro propio camino, conscientes del largo trayecto por recorrer pero convencidos de lo acertado del mismo. Libres de complejos y ataduras con respecto a otros. Plenamente asentados en nuestra tierra y solo debiéndonos a ella y a los intereses de nuestro pueblo.
 
Comencemos por practicar en nosotros mismos aquello que propugnamos para nuestra gente. Si queremos realmente una Andalucía libre y soberana, comencemos por construir un movimiento libre y soberano de la izquierda nacional andaluza, independiente de la izquierda española y españolista. Emprendamos por fin, de forma autónoma, la tarea de elaborar nuestra propia teoría y praxis. Dejemos de ser una colonia ideológica nosotros mismos. Nadie puede dar ni ayudar a obtener aquello de lo que el mismo carece. Nunca lograremos para nuestro pueblo aquello que nosotros somos incapaces de ser y hacer. Podemos y debemos… Por Andalucía libre.


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