Antoni Escudero i Martínez

La sort se la busca un mateix

15 de novembre de 2009
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Un visionario en la frontera

A los 16 años llegó a La Jonquera para trabajar de camarero en el hotel Porta España y hoy es uno de los empresarios locales que han sabido impulsar el comercio y la restauración en esta localidad que tras el cierre aduanero tuvo que reinventarse por necesidad. Antonio Escudero Martínez, nacido en Salobre (Albacete) en 1954, llegó al Alt Empordà siguiendo a sus dos hermanos, que ya habían pisado ese territorio para vendimiar y que también decidieron quedarse, uno para ser guardia civil y el otro para trabajar en el sur de Francia.

“Cuando llegué a La Jonquera a principios de los 70 descubrí un mundo nuevo. Yo había dejado la escuela para trabajar en el campo con mis padres. Para ver películas en el cine pagaba con un huevo porque no tenía dinero”, apunta Escudero, que recuerda que viajó 34 horas para llegar a su destino. Tras trabajar de camarero en varios hoteles y restaurantes de la zona, logró entrar en una agencia de aduanas donde “despachaba camiones”.

Su inquietud por mejorar le hizo introducirse rápidamente en el pueblo y participar en las actividades culturales, sociales y políticas. Fue durante varios años concejal del PSOE en el Ayuntamiento y miembro de Comisiones Obreras. Por aquel entonces, a mediados de los 80, ya se hablaba del fin de las aduanas. Fue entonces cuando Escudero supo ver la necesidad de comprar un local enel centro del pueblo y montar su propia tienda.

Tras ese local vino la compra, ya en 1994 y con el cierre de las aduanas, de un hipermercado. Cuando muchos en La Jonquera se lamentaban por el cierre y debatían su futuro, Escudero ya había sentado las bases para construir su propio imperio, al que se sumaron su hermano Abel y sus respectivas esposas. Hoy el grupo mueve 100 millones de euros al año y emplea a 300 personas.

Escudero no sólo dispone de tiendas y supermercados. Su espíritu emprendedor le ha llevado a abrir restaurantes – cada día da de comer a 1.200 personas-,tiene una gasolinera, la bodega Castell de Biart (DO Empordà-Costa Brava), una tienda de deportes y un hotel. Incluso es dueño del grupo editorial Hora Nova, que edita un bisemanario y una revista comarcal. Escudero, que es, además, presidente de la Federación de Hostelería de Girona, fue además presidente del Girona FC y consejero del Consell Comarcal de l´Alt Empordà.

La flexibilidad horaria de esa zona fronteriza ha beneficiado y mucho los negocios de Escudero. “Vivimos de los franceses”, confirma. “A los franceses les gusta venir porque todavía hay diferencia en el precio, tenemos abierto durante muchas horas y hay propuestas de ocio”, cuenta. Un 70% de los clientes de Escudero proviene del país vecino. “Gracias a nuestro trabajo exportamos producto y no hacemos la competencia a nadie”, dice contundente. Según un estudio elaborado por Iese, se calcula que en el área de influencia de La Jonquera, entre media hora y dos horas y media en coche, viven seis millones de personas. Escudero lamenta la imagen que tiene La Jonquera con la prostitución. “Aquí, como en muchos otros sitios, el gran problema es la droga”, apunta.

El último proyecto de este hombre hecho a sí mismo, casado y con dos hijos que estudian en la universidad, se llama Centre Empordà Escudero. Se trata de un outlet de 10.000 metros cuadrados contemplado en el Plan Territorial de

Equipamientos Comerciales (Ptsec), que también ha otorgado licencia para otro outlet en Igualada (Anoia). Se espera que en dos años ya esté funcionando, acoja unas 80 tiendas de primeras marcas y cree 250 puestos de trabajo. Este outlet representará una inversión de 15 millones de euros.

A Escudero la competencia no le asusta para nada. “Al contrario, cuanta más oferta haya, mejor para todos”, asegura. “Nadie apostaba por La Jonquera y míranos ahora. Yo tengo mucha fe y constancia. Y esta es la única manera de conseguir las cosas”. “Desde que nos han concedido la licencia del outlet hay mucho movimiento en el pueblo porque la gente sabe que va a generar beneficio y puestos de trabajo”, explica. A sus 55 años, Escudero sigue entusiasmado de tirar adelante proyectos que aporten beneficio al pueblo. Por eso duerme sólo cuatro horas al día yno entiende de vacaciones. “Moriré con las botas puestas”, concluye.


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