Un rayo iluminó el paisaje social y político brasileño, que había permanecido calmo una década hasta hace unos días. La velocidad con que se expandió la protesta social, iniciada por jóvenes autoconvocados por las redes sociales bajo el nombre de Movimiento Pase Libre (MPL) sacudió al gobierno, al conjunto de las clases rectoras y a los medios de comunicación tradicionales, entretenidos con la copa de las Confederaciones de fútbol en curso y encandilados hasta ese día con los próximos fastos de la Copa Mundial de fútbol y de las Olimpíadas (…)
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