Todo progreso (…)
de la agricultura capitalista es un progreso no sólo del arte de depredar al trabajador, sino también y al mismo tiempo del arte de depredar el suelo; todo progreso en el aumento de su fecundidad para un plazo determinado es al mismo tiempo un progreso en la ruina de las fuentes duraderas de esa fecundidad.
Cuanto más parte de un país de la gran industria como transfondo de su evolución –como los Estados Unidos de Norteamérica, p.e-, tanto más rápido es ese proceso de destrucción.
Por eso la producción capitalista no desarrolla la técnica y la combinación del proceso social de producción más que minando al mismo tiempo las fuentes de las que mana toda riqueza: la tierra y el trabajador.
Llibre 1r, Capítol XIII
(Extret del número 102 de la revista Mientras Tanto)
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