Pere Meroño

Diari d'un eurocomunista del #PSUC

13 de desembre de 2009
2 comentaris

Vota aunque sea que NO (Consultas por la independencia de Catalunya)

Hoy domingo 13 de diciembre de 2.009, 170 municipios, y 700.000 ciudadanas y ciudadanos catalanes, están convocados a pronunciarse con un sí, un no, o votando en blanco, sobre la independencia de Catalunya en el marco de unos referéndums estrictamente consultivos, sin valor jurídico ni político alguno, puesto que la Constitución vigente prohíbe este tipo de consultas. A raíz de este evento me gustaría compartir contigo algunas breves reflexiones no sin antes decirte que, cuando la ciudad de Barcelona sea llamada a pronunciarse, votaré, con la cabeza y con el corazón, por la independencia de mi país (…)

En primer lugar, permíteme una breve presentación. Me llamo Pere Meroño i Cadena, he militado durante veinte años en la izquierda comunista y socialista catalana (PSUC y PSC), defendiendo, contra viento y marea, la Constitución española y el Estatut, y propugnando una España plural y respetuosa con las naciones, pueblos, y regiones que la integran, amén de un marco legal español federalista. Nací en Barcelona, pero mis ancestros por parte de padre son cántabros, y vallisoletanos por parte de madre. En casa, la única lengua hablada por mi familia –mi madre, mi padre, mi hermano, yo mismo- ha sido la castellana.

 

Mi historia política, es evidente, ha sufrido una evolución y un cambio. Es, no cabe duda, la crónica de una profunda decepción. La de un Estado español desleal con los acuerdos firmados; que niega la pluralidad; que envenena la convivencia acusando a los poderes públicos catalanes de querer acabar con el español, poniendo trabas a su equiparación legal y real con la otra lengua cooficial en Catalunya. La de un Estado español que niega el poder de decisión sobre asuntos claves para nuestro presente y para nuestro futuro; que nos hace soportar un expolio fiscal de magnitudes estratosféricas.

 

Mi decepción, y enfado, es, en suma, contra un Estado español que nos condena a una lenta e imparable decadencia como sociedad y a una pérdida severa en el bienestar de sus ciudadanas y ciudadanos. El primer Estatut, el de 1.979, ha sido cicateramente recortado, vaciado de competencias, y lo que acontece con el segundo Estatut clama al cielo por la burla y humillación que comporta. Sería, por ello, propio de majaderos no replantearselo todo.

 

Ante todos estos hechos, hace años que abracé la creencia de que -como el hombre que deja la casa familiar para labrar su propio futuro, como el matrimonio que se separa ante la inexistencia de amor, interés, y la ausencia de un proyecto común-, ante todo ello, digo, creo que la mejor solución para Catalunya, y, ojo,  también para España, es una separación civilizada, libremente acordada y consentida. Creo que convendrás conmigo que no hay nada peor que estar continuamente a la greña.


Estos días he estado releyendo “Catalanismo y revolución burguesa” un libro de Jordi Solé Tura, al que quiero aprovechar para rendirle tributo.Un libro que, nuevamente, me ha causado tan honda impresión como la que me produjo en 1.984 cuando lo leí. Solé Tura escribe, entre otras muchas cosas, del egregio patriota que fue Enric Prat de la Riba, president de la Mancomunitat y fiel representante de la pujante burguesía industrial catalana.

Pues bien, han sido 100 los años transcurridos desde el nacimiento del catalanismo -dice Solé Tura, antiguo diputado comunista, ministro socialista, y uno de los padres de la Constitución- un siglo en que Catalunya ha pedido, se ha ofrecido, reiteradamente, para construir, desde la lealtad, y el respecto a la personalidad propia de cada nación y región, una España grande y democrática y moderna. La sola respuesta obtenida del estado ante tamaña oferta ha sido, bien el desprecio, el silencio, la persecución en toda regla, o el soscavamiento  y la falta a la palabra dada.
  

Es por todo ello por lo que votaré Sí en la consulta que se celebrará en mi ciudad dentro de unos meses, y por lo que te pido que votes, aunque sea que No.

 

Y me permito pedirte que votes porque este es tu país, porque tienes derecho a pronunciarte sobre nuestro futuro, porque es bueno que conozcamos cuantos No comparten esta ilusionante y serena propuesta de futuro que es la independencia.

 

Sí, lo sé, estas consultas no son legales, que son de mentirijilla, tal vez pienses, inclusos, que son una solemne memez. No lo creas, constituyen, a pesar de todo –no lo dudes ni un momento- ningún juego. Y vas a ver como van en serio.

 

Se me antoja que lo que se plantea, por primera vez desde la recuperación de la democracia, no es baladí. Verás como, más pronto que tarde, la sociedad catalana, serán llamada a pronunciarse, mediante referéndum, sobre el mismo tema, y que la convocatoria resultará vinculante y el resultado tendrá serias, plenas, y rotundas consecuencias jurídicas y políticas. Más pronto que tarde, recuerda lo que te digo.

 

Por último dos deseos estrictamente personales, no sin agradecer de antemano tu atención, sobre la cita de este domingo: en primer lugar, hago votos por una participación popular importante. En segundo lugar, me gustaría un resultado electoral reñido, ajustado –como todos los datos demoscópicos apuntan-, con un sí mayoritario, y un no numeroso, fuerte, bien asentado.

 

Insisto: la cita de este domingo va en serio. Y tu voto, sea cual fuere, debe pesar. El 13-D te concierne, usa tu libertad para que tu opinión cuente.


Más adelante, cuando se produzca el referéndum definitivo, unos y otros, los del sí y los del no, tendremos ocasión, entre todos, sin exclusiones de ningún tipo, de llevar a la práctica, ahora sí, en libertad, y dueños de nuestro destino, el gran sueño catalán.
 

Un cordial saludo.


 
 Josep Pallach 1920/1977
 

CAT ’06  La nit dels somriures glaçats

  1. Querido Pere Meroño:

     

    Pese a tu cordial llamada al
    voto, no votaré NO. Entre otras razones, porque en mi localidad no hay ninguna
    entidad que convoque esta consulta ni se la espera (ni a la entidad, ni a la
    consulta). Pero, de darse la posibilidad, no participaría en una consulta donde
    los partidarios del SÍ son juez y parte y, además, pretenden mi voto negativo
    como coartada para la validez de sus resultados: ya sabemos que unos resultados
    como los de la pasada victoria de Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial, con un
    95 %, después de lo que ha llovido en Europa durante el siglo XX, serían hasta
    contraproducentes.

     

    Es cierto que estas consultas no
    podrían darse de otra manera, pues las asociaciones y partidos políticos
    contrarios a la independencia no están, ni remotamente, dispuestos a colaborar
    en un proceso en el que tienen mucho que perder y poco que ganar. Sin embargo,
    estas consultas están convocadas para ser ganadas. Nadie orquesta un referéndum
    no vinculante, aunque con una gran carga política, para perderlo, y los
    organizadores saben de antemano que lo perderían en Barcelona, Santa Coloma de
    Gramanet o Cornellà de Llobregat. De ahí que los organizadores de la consulta supieran
    lo que hacían convocándola en las localidades donde lo han hecho. Por ejemplo, en
    Sant Jaume de Frontanyà, donde hay menos electores que vecinos en mi portal,
    aunque parece que tengan mayor transcedencia política los resultados de un
    municipio que los de mi escalera de vecinos. 

     

    Los resultados de un cuerpo electoral de 600.000 ciudadanos de las zonas más nacionalistas de Cataluña no pueden extrapolarse a los casi 5 millones de electores del conjunto de Cataluña.

     

    Cordialmente,

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