“Es un error enzarzarse en estos momentos en el intento de impedir que Bildu presente sus candidaturas. El hecho de que Eusko Alkartasuna, y otros sectores claramente democráticos, hayan optado por integrar a personas cercanas al nacionalismo radical, hay que saber valorarlo. Desde el punto de vista político y democrático, la impugnación generalizada no deja de ser un acto de debilidad. Y hay que llamarlo por su nombre, si no queremos caer todos en peligrosos procesos de limpieza de sangre” (…)
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