Dos vigas maestras debían sostener el nuevo curso de la política española en el peor momento económico desde el final de la autarquía franquista: la mayoría absoluta del Partido Popular en Andalucía y una solución sistémica al quebranto inmobiliario de Bankia, la caja de caudales del Gran Madrid. Aunque de naturaleza muy distinta, ambos factores sumados habrían enviado una señal fuerte urbi et orbi. Urbi: fortaleza incontestable del Partido Alfa, claro dominio del tablero y noqueo del Partido Socialista Obrero Español. Orbi: los españoles saben lo que están haciendo, son más serios que los italianos, hay que confiar en ellos (…)
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