A tall d'invocació

Lllig el diari d’Iñaki Uriarte (Diarios, 1999-2003) publicat en una editorial de Logroño que es diu “Pepitas de Calabaza”. Sorprén l’aire fresc i directe del llibre d’aquest crític literari. Hi trobem una escriptura transparent, efectiva, plena d’agudesa i d’evidències quotidianes que es combina amb digressions literàries o filosòfiques o polítiques.
Iñaki es despatxa dient coses com aquesta: “He estado en la cárcel, he hecho una huelga de hambre, he sufrido un divorcio, he asistido a un muribundo. Una vez fabriqué una bomba. Negocié con droga. Me dejó una mujer, dejé a otra. Un día se incendió mi casa, me han robado, he padecido una inundación y una sequía, me he estrellado en un coche. Fui amigo de alguien que murió asesinado y fue enterrado por los asesinos en su propio jardín. También conocí a un hombre que mató a otro hombre, y a uno que se ahorcó. Sólo es cuestión de edad. Todo esto me ha sucedido en una vida en general muy tranquila, pacífica, sin grandes sobresaltos”. És clar que és també una vida viscuda al País Basc, on la normalitat violenta és el pa nostre de cada dia des de fa anys. (n’hi ha més)

Uriarte passa una part del seu temps a Benidorm. Fa gràcia el que conta de la ciutat de Pedro Zaragoza. Em pregunte com algú llig llibres en aquesta ciutat? Inaki n’està enamorat. No, no és una qüestió fugaç o estacional. Mireu el que escriu sobre la platja de Llevant:
“No hay manera de enfrentarse a la mala imagen de esta playa. Hay mucha tontería suelta. Mucho quejarse de las multitudes y del barullo, mucho cuento sobre playas desiertas y los mares de color turquesa. Pero ya no existen las playas desiertas, o están en el fin del mundo y te exigen que llegues a ellas con todo el equipo de supervivencia y primeros auxilios encima. (…) Aquí, en la playa Levante, ahora mismo, a las 2,30 de un imaculado día de verano, estamos casi solos. Dentro de un rato iré a darme un baño en el agua azul y transparente, que está a una temperatura perfecta, y les llevaré unas migas de pan a los peces que nadan hasta la orilla.
Tengo fotos, y se las puedo ensenyar a quien quiera. Lo diré de una vez: ésta es la mejor playa urbana que hay (y lo dice uno de San Sebastián, que sabe de qué va la cosa). Ni Nizas, Ni Conchas, ni Copacabanas…”.

Fotografia de Joan Carles Ortega del bloc “Anotacions rizomàtiques”.

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