Un grupo de trabajadores de la construcción se relaja sentados en la acera en el centro de Ciudad del Cabo, disfrutando de su almuerzo. Cada minuto es precioso, nadie tiene prisa por volver al trabajo. “Nos pagan cacahuetes”, dice un albañil con un diente de oro. Con un sueldo equivalente a 1.470 dólares al mes, su situación no es tan mala. En el período previo a la Copa del Mundo de Futbol de 2010, los sindicatos de la construcción consiguieron aumentos salariales del 13 a 16% con la amenaza de no acabar las obras a tiempo. Son la excepción (…)
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