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Joc de paraules de la paraula redacció que fa referència a la tasca d'escriure i comprende tant en grup com individualment. Bloc del Seminari IV Grup 20 d'Introducció al Periodisme de la FCB de la URL.

29 de maig de 2009
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La desgracia de los ?niños talibé?

Cientos de jóvenes mendigan en las calles de Níger bajo las órdenes de los maestros del Corán
 

En Níger, como en muchos otros países de África, no es difícil encontrar niños pidiendo limosna con algún recipiente en la mano. Sin embargo, la mayoría de estos niños no están recogiendo dinero para llevarlo a su familia. Tampoco pretenden conseguir algo para comer. Lo que hacen es pagar sus estudios.

“Montones de niños con una lata o un cuenco se acercan a las puertas y comienzan a cantar de forma repetitiva estrofas incomprensibles, van en grupos de dos o tres. Cantan y cantan en espera de que alguien les abra, se acercan a los coches poniendo en peligro sus vidas… Son niños diferentes a los mendigos que te piden normalmente”, relata Rosa Pereira, directora de la Asociación Abarta, una joven ONG de Terrassa que ayuda en Níger.

Niños talibé estudiando el Corán 

Se trata de los llamados ‘niños talibé’, no sólo presentes en la región de Níger, a pesar de ser muy numerosos ahí. Estos jóvenes son enviados a la ciudad por sus padres para que estudien el Corán. Suelen ser mayores de cinco años y, fuera de su casa, están en manos del marabout o maestro del Corán. La vida de sus alumnos se reduce a mendigar para pagar las tasas escolares, mientras las clases se limitan a la lectura y repetición del libro sagrado islámico. Además el marabout, a pesar de considerarse su tutor, no les alimenta ni les cuida cuando hace falta, por lo que muchos niños mueren enfermos bajo su cuidado. No es extraño que el talibé reciba palizas cuando no es capaz de traer nada a su maestro.

La directora de la Asociación Abarta, se volcó en ellos cuando conoció su situación: “Muchos ya no regresan nunca a sus casas. Muchos,después de dos años de estudiar el Corán, terminan en la calle como mendigos, obligados a delinquir para salir adelante. Otros con más suerte, se dedican a la venta ambulante”, indica.

Los talibés no te persiguen como los demás mendigos, su misión es conseguir la cantidad suficiente para su marabout. “La jornada de estos chicos llega a ser de más de doce horas”, apunta Rosa. Si tienen suerte o se arriesgan a gastar para ellos, comen. “La gente de la ciudad ve esta situación con completa normalidad, la protección a los niños es algo poco frecuente. El niño tiene que trabajar, espabilarse y salir adelante. El marabout es una persona muy respetada por sus conocimientos del libro sagrado del Islam, y es casi un privilegio ser aceptado para estudiar con él”, asegura la directora de Abarta.

Los padres de los críos pocas veces conocen su destino, pues en ocasiones viven a cientos de kilómetros de la ciudad. Por su parte, los que lo conocen se dejan seducir por el poder de la religión y creen que lo hacen por su bien, por lo que la oposición a este tipo de prácticas es mínima.

El principal problema de ésta situación es la religión. Al tratarse de la educación religiosa de los niños, es fácil que se ignore cualquier abuso debido al fanatismo del pueblo. La desgracia de los niños talibés es que se trata de un abuso solapado. Solapado no sólo por sus responsables, sino por la misma sociedad, que lo ignora y vive la situación como su pan de cada día.

“Es difícil denunciar esta situación, es algo muy arraigado y cultural, hay que tener un gran respeto a sus creencias, un tacto muy especial”, concluye Rosa. 

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