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Ponyo en el acantilado habla de naturaleza y amistad a través de una historia entrañable

El director de animación japonés vuelve a sorprender, cinco años después de su última película

Hayao Miyazaki estrena, cino años después de su última película, un nuevo film inspirado en el clásico de Disney La Sirenita. Considerado como el mejor director de animación japonés, tiene ya en su haber galardones que desmuestran que su potente imaginación traspasa fronteras. En Ponyo en el acantilado se presenta a Sosuke, un niño de cinco años que vive encima de un acantilado y que establece una relación de amistad con un pez llamado Ponyo, a quién salva después de quedarse atrapado en un tarro de cristal. La historia de Sosuke es un gran ejemplo de la necesidad de equilibrio entre el hombre y la naturaleza; y de la bonita amistad que se forja entre el pequeño y el animal.

El director japonés empezó trabajando como ayudante en el estudio de su mentor, Isao Takahata, y participó en series clásicas como Heidi o Marco. Fuen en 1985 cuando juntos abrieron su estudio, el Ghibli. Miyazaki viene precedido por una fama desbordante en su país, habiendo desbancado con El Viaje de Chihiro a Titanic como película con más recaudación en la taquilla nipona. En largometrajes como La princesa Mononoke o la misma Ponyo en el acantilado se encuentran moralejas sobre ecología, individualismo o antibelicismo que potencian en gran parte la capacidad de enseñar a través de la ficción buenos hábitos a los niños.

Titulos como Porco Rosso, La princesa Mononoke, El Viaje de Chihiro – que le valió el Oso de Oro en la Berlinale y un Oscar a mejor película de animación – o El Castillo Ambulante son algunas de las mejores producciones de Miyazaki, a quién apodan “el Disney japonés”. Con Ponyo en el acantilado Miyazaki vuelve a transportar a los más pequeños a su imaginario personal y garantiza otro buen rato de diversión para toda la familia.

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