La cárcel de Carabanchel fue durante casi 55 años el purgatorio en el que miles y miles de personas penaron sus culpas: muchos, por crímenes reales; otros muchos, por delitos que sólo existían en las leyes creadas por el represor régimen de Franco. Hoy, ocho años después del cierre del gigantesco complejo penitenciario, éste es un cadáver de hierro y cemento habitado sólo por un grupo de inmigrantes rumanos y una legión de grafiteros que ha decorado todas las paredes del viejo presidio. El emblema de la represión franquista se desmorona (…)
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