Unes consideracions sobre el poder del llenguatge porten Marc Augé, a Les formes de l’oubli, que llegeixo en castellà i així el cito, a especular amb intuïció sobre l’art de traduir: […]
"La traducción, como todos saben, es similar a un ejercicio de cartografía. Cada lengua natural ha distribuido las palabras sobre el mundo (el mundo exterior y el mundo interior del psiquismo); y las palabras dibujan fronteras, pero dichas fronteras no coinciden de una lengua a otra. Si se confunde una palabra con otra (como resultado de una traducción demasiado rápida), corre uno el riesgo de encontrarse con sorpresas: los pensamientos que habitaban la primera palabra no se acomodan a la segunda; o les sobra o les falta espacio. Las malas traducciones están llenas de pensamientos que se debsordan, flotan o se ahogan, a falta de palabras adecuadas."