Raül Romeva i Rueda

REFLEXIONS PERISCÒPIQUES

Publicat el 4 de març de 2009

Entrevista per a Librepensador.com

Entrevista per al diari digital ellibrepensador.com

Raül
Romeva
aspira a revalidar su condición de eurodiputado en las próximas
elecciones al Parlamento Europeo, en las filas de Iniciativa per
Catalunya-Verds (ICV)  una responsabilidad  que asumió en 2004,
cuando tenía cierto desconocimiento. Afirma que se presenta como la única voz
catalana de izquierdas presente en Europa capaz de dar voz a sensibilidades que
no están presentes ahora. 

¿Cómo
valoras estos años en el Parlamento Europeo?

Sin
duda han resultado una experiencia muy valiosa, tanto a nivel personal como
político. Si bien el hecho de estar viajando cada semana de manera sistemática
dificulta la conciliación de la tarea pública con la vida familiar, el
privilegio de poder desempeñar este cargo en toda su profundidad merece esta
dedicación y esfuerzo por parte de todos y todas. A lo largo de estos años he
podido constatar la valiosa tarea de tantos compañeros y compañeras en la
Eurocámara y la plena dedicación y entrega a sus responsabilidades como
legisladores europeos. Más allá de un europeismo des de la perspectiva más
ideológica en el que siempre he creído, como una parte irrenunciable del
proyecto ecosocialista, este contacto con la actividad real en el Parlamento
Europeo ha reafirmado mi convicción más absoluta hacia lo que considero una
causa muy noble. Siempre he creído en la construcción europea y su importancia
para lograr el bienestar y el progreso colectivo, pero aún más si cabe ante la
actual situación de crisis, creo sinceramente que la UE es el instrumento más
importante que tenemos para tomar medidas efectivas. Así pues, tras cinco años
en el Parlamento Europeo no puedo sino decir que soy aún más europeísta que
antes de ser eurodiputado, aunque también quiero añadir que no creo que valga
cualquier Europa, y algunas de las actuales derivas me preocupan mucho,
sobretodo cuando constato los muchos intentos que hay para hacer marcha atrás
en aspectos claves en cuanto a derechos y libertades.
(segueix…)


¿Estás
de acuerdo con aquellos que dicen que en la primera legislatura dentro del
Parlamento Europeo uno va a aprender, en la segunda legislatura para aplicar y
transformar y en la tercera para pasar el relevo?

Es
bastante cierto. Realmente son necesarios al menos un par de años para
comprender la institución en profundidad y toda su complejidad en lo que
refiere a los mecanismos legislativos, y es en la segunda legislatura cuando
creo que es posible concretar más, aprovechando la experiencia acumulada y, lo
que es más importante, la credibilidad que te hayas podido ganar durante el
primer mandato. En mi caso, sin embargo, he optado por no hacer más de dos
mandatos, aunque nuestro partido nos permite hasta tres. Se trata de una
decisión personal que responde a mi situación familiar. Tengo dos hijos
pequeños y no quiero que crezcan siempre con un padre dando tumbos por el
mundo.

  ¿Por
qué crees que las elecciones europeas son las que menos despiertan interés en
los ciudadanos? ¿Falta quizás una mayor pedagogía de europeismo?

 Antes
he hablado de la importancia de las decisiones que se toman en la UE y quiero
destacar sus efectos en nuestra vida cotidiana. Hay muchas familias que sufren
o están angustiadas ante las consecuencias de la crisis económica, que tiene un
impacto real en nuestras vidas. Pues bien, esta crisis de carácter global no
tendrá una respuesta efectiva sin una coordinación supranacional. Y aquí el
Parlamento Europeo tiene mucho que decir. Pero aparte de lo que se puede hacer
desde el PE, también es importante el cómo se hace, con la consiguiente
legitimidad democrática. En este sentido, si bien aun queda mucho por democratizar
en la UE, el Parlamento es de largo su institución más democrática, por su
mecanismo de toma de decisiones, pero también porque es el único órgano elegido
directamente por la ciudadanía. Es importante recalcar que todo proceso
legislativo que pasa por el PE requiere un amplio consenso entre diputados y
diputadas de diferentes grupos parlamentarios y países, lo cual representa una
garantía democrática importante. Luego, el hecho de que sus representantes se
elijan por sufragio directo debería ser también un elemento legitimador. Sin
embargo, es triste constatar la falta de conocimiento y la percepción de
lejanía de la institución frente la ciudadanía. Esto lleva muchas veces al
desprestigio de la institución en si y a una invisibilidad mediática que
conduce a la desinformación acerca de la tarea del eurodiputado. De todas
formas, es cierto que es en gran parte tarea nuestra la de hacer pedagogía para
combatir esta falta de reconocimiento y de conocimiento de la UE en general.
Admito que éste es un tema que a mi me preocupa mucho, y por eso hace ya casi
tres años que escribo diariamente en mi blog tratando de ofrecer una ventana
transparente sobre lo que ocurre en la UE. (blocs.mesvilaweb.cat/raulromeva)

 

Muchos
ciudadanos no saben que eres el actual vicepresidente del intergrupo por los
derechos de gays, lesbianas y transexuales del Parlamento Europeo. ¿Por qué
decidiste aceptar el cargo? ¿Cuál ha sido el papel de este organismo? ¿Qué
retos le esperan en el futuro?

Personalmente
ha basado mi actividad civil y política en la defensa de los derechos y las
libertades. Una de las libertades actualmente más amenazadas es la que tiene
que ver con la orientación y la identidad sexual. A pesar del discurso y la
supuesta tolerancia (palabra que no me gusta en este contexto), lo cierto es
que siguen habiendo muchas discriminaciones por ese motivo, y en algunos países
especialmente. La homofobia aún continúa siendo alimentada por sectores
ultra-conservadores de la sociedad española. En todo caso, es de recibo reconocer
que -gracias a la lucha continua de los colectivos LGBT a lo largo de todos
estos años- hemos avanzado mucho en democracia hacia la igualdad de derechos
civiles.  Y si bien aún queda mucho trabajo por hacer aquí en materia de
aceptación y reconocimiento social, en muchos países de la UE la situación es
como en España hace 50 años. Se sigue reprimiendo, vejando, e incluso
encarcelando a personas únicamente por profesar una orientación sexual distinta
a la convencional. Por lo tanto, hay mucho trabajo que hacer en Europa y de
aquí la importancia este intergrupo LGBT del Parlamento Europeo. De cara al
futuro, si soy reelegido como eurodiputado quiero continuar trabajando en la
misma línea, la de la garantía de los derechos y libertades personales. Y en este
sentido creo que en la próxima legislatura la agenda de la Comisión de
Libertades Civiles, Justicia e Interior del Parlamento Europeo será sumamente
importante. Desde allí tendrá lugar el debate de fondo sobre cuestiones tan
trascendentales como la inmigración o el aborto. Por lo tanto creo importante
que nuestra voz esté allí para cambiar el concepto de políticas de seguridad,
para que éstas dejen de asociarse a represión y que pasen a ir íntimamente
ligadas a cuestiones de libertad y garantía de derechos; esto es, la seguridad
personal.

 

Hasta
hace poco hemos visto que las sociedades europeas han virado mucho más a la
derecha, y ahí tenemos el caso de Italia, Suecia, Francia, Alemania. Ahora
parece que con un debilitado Gordon Brown en Reino Unido, parece que España es
el último gran país europeo con gobiernos de centro-izquierda. ¿Crees que la
crisis económica y la caída del capitalismo feroz puede ayudar a que los
ciudadanos giren a la izquierda?

En
efecto, se ha producido en los últimos años una derechización de la política
europea. Y no solamente por la llegada al poder de fuerzas de derecha o de
extrema derecha en los países más relevantes de la UE. También porque el
centro-izquierda también ha adoptado un discurso mucho más derechista, quizás
con la intención de disputarle el electorado en este espacio a los partidos
conservadores. En España mismo se pueden ver síntomas de esta deriva. Pero lo
preocupante es que esto ya no sucede únicamente a nivel estatal. Y es que la
mayor politización de la UE -hecho que en sí considero positivo si realmente
queremos convertirlo en un verdadero espacio político- acontecida en la última
década ha sido paralela, lamentablemente, a la hegemonía del discurso
conservador, con la consecuencia directa de que la construcción europea
tradicionalmente por consenso se esté llevando a cabo ahora mismo con políticas
de derechas. Hasta la fecha hemos vivido en la Europa de los mercaderes, que se
fundamenta en el neoliberalismo económico y el seguidismo de los preceptos
marcados desde Washington. No obstante, probablemente en este momento este
paradigma haya llegado a su fin. La crisis financiera y económica no es un
accidente, sino una consecuencia de las políticas -o mejor dicho, las no
políticas- en el terreno económico y la desregulación de los mercados. Esta
crisis no sólo tiene su origen en el sistema capitalista en el que vivimos,
sino que es inherente al mismo: en un mundo de recursos y capacidad finitos, un
sistema globalizado como el que tenemos no se puede basar en un paradigma del
crecimiento continuo; es inviable, insostenible. La capacidad de actuar deforma
eficaz frente a la crisis vendrá determinada por la medida de la voluntad de
efectuar cambios profundos en el sistema. Es necesaria una governanza económica
a nivel global, donde el poder político no sólo se equipare sino que prevalga
al poder económico. Pero para eso hay que dotarlo de herramientas, y la UE debe
de ser un agente de liderazgo para ello. Y esto es precisamente lo que la
izquierda europea lleva lustros defendiendo y reclamando. Ahora la coyuntura
económica y social brinda la oportunidad de ser escuchados y ser una opción,
quizás la única, creíble. El éxito de ello dependerá de nuestra capacidad de
explicarnos claramente y ofrecer un proyecto con soluciones reales.

¿Cuáles
van a ser las propuestas de ICV para combatir la crisis?

 Tenemos
como prioridad la defensa de los derechos sociales, y la única manera de
garantizarlo es con más gasto social. Un elemento fundamental, claro está dadas
las circunstancias inmobiliarias en España es la vivienda: hay que ayudar a las
familias para aliviar sus cargas hipotecarias o de alquiler y es necesaria la
construcción de más vivienda social. Esto implica que haya dinero no sólo para
rescatar a los bancos, sino también para las personas. El dinero que el Estado
haya inyectado en el sector bancario debe tener un impacto directo positivo
sobre la economía real y las personas. La financiación de este incremento de
gasto público, imprescindible para reactivar la economía, debe sufragarse con
un aumento de los impuestos de los que más tienen. Además, la crisis económica
es indisociable de la crisis ecológica. Ello hace necesaria una reforma fiscal
con carácter ecológico en base al principio de ‘que pague más quien más contamine’.
La crisis energética derivada de la dependencia de los combustibles fósiles,
causantes en gran parte del calentamiento global, requiere de una modernización
industrial de carácter ecológico, donde se apueste decididamente por las
energías renovables, como eje principal de la lucha contra el cambio climático.
Esta reconversión industrial debería generar miles de nuevos puestos de trabajo
de alto valor añadido que requieran mano de obra cualificada. Además, a parte
de la generación de ocupación es importante evitar la destrucción de puestos de
trabajo. Por ello es importante dar apoyo al sector industrial, y en especial
aquellos que apuesten por la I+D y las nuevas tecnologías ecológicas, para
dejar atrás una economía con pies de barro basada en la especulación
inmobiliaria y financiera. La administración debe brindar apoyo a aquéllas
empresas en dificultades, siempre y cuando estas cumplan con los criterios de
responsabilidad social y no haya duda de su compromiso con la modernización del
país. La reconversión industrial no puede ser en ningún caso una excusa para
los despidos masivos e indiscriminados y los gobiernos deben ser firmes al no
permitir que empresas que han tenido grandes beneficios y han recibido ayudas
públicas se deslocalicen en busca de abaratar los costes de mano de obra. Estos
son elementos básicos de un Green New Deal, una revolución económica,
energética y ecológica que sólo tendrá éxito si se lleva a cabo con medidas
integrales. En el centro de todo, y aquí sí que en la UE tenemos mucho que
decir, está el control político sobre la economía y la regulación del mercado
para poner la economía al servicio de las personas. Un paso importante sería
cambiar los estatutos del BCE y adaptarlos a la realidad actual, añadiendo como
objetivos la creación de ocupación y el desarrollo sostenible.

Font foto: Caixaforum Madrid



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