Anna Karenina, de Lev Tolstoi. Astronomia.
“La caza resultó esplendida. Stepan Arkadeviech mató dis piezas más y Levin otras dos, de las que no pudo encontrar una. Oscurecía. Venus, clara y plateada, brillaba ya muy baja en el Poniente, más allá de los álamos, con su suave resplandor; y en el Levante, en lo alto, jugueteaba ya con sus llamas rojas el severo Arturo. Levin tan pronto veía como perdía de vista la constelación de la Osa Mayor. Ya no volaban las chozas; pero decidió esperar hasta que Venus, visible para él por debajo de la rama de un álamo, se remontase por encima de éstas, y hasta que se divisasen claramente las estrellas de la Osa Mayor. Ya se había remontado Venus por encima de la ramita y se veía el carro de la osa con su lanza en el cielo azul intenso; pero Levin seguía esperando.”
No sé si els caçadors del meu poble es paren tant a mirar al cel, com aquests dos protagonistes de l’obra de Tolstoi. Sembla que l’autor aprofita qualsevol excusa per explicar coses sobre matèries que ell ha estudiat o domina. A Guerra i pau, ja ho vaig notar amb les matemàtiques i la física, o altres camps del coneixement humà. Com em va comentar un company de feina, aquestes novel·les a voltes, semblen veritables enciclopèdies.