La vesprà en la que Llíria es va ofegar: la gran tempesta del 28 de setembre de 1949 – Carles Asensi
(Des d’ací llegireu l’article complet de Carles Asensi publicat originalment el
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“El día de San Miguel fue para Liria un día de luto, muy triste, sin luz, sin músicas ni procesión, que hubo que aplazar.”
Cada vegada que arriba la tardor ens habituem a escoltar i vore les devastacions ocasionades en els, cada vegada més freqüents i violents, episodis de Gota Freda, hui en dia rebatejada com DANA (Depressió Aïllada en Nivells Alts).
La Gota Freda, eixe nom que li eleva un to de major respecte i al mateix temps de temor, és propi de la zona geogràfica mediterrània peninsular, principalment a la zona d’Andalusia, Múrcia i País Valencià. Es caracteritza per episodis de pluges torrencials, principalment acompanyades de trons i llamps, violentes i intenses amb una duració d’unes hores o dies que afecten superfícies molt reduïdes i que esdevenen difícilment previsibles en quan a evolució i trajectòria. És a dir, mai es sap quan pot ploure, ni com, ni on. El que sí és segur és que hi ha una alta probabilitat de conseqüències devastadores.
La cultura oral valenciana, com les demés cultures orals, és molt sàvia i basa aquest coneixement en l’experiència acumulada de segles, existeix forjada en la memòria de molts una frase on la raó pren força de tones: “ Vora riu, no faces niu, ni a l’hivern ni a l’estiu.” És a dir, evitem els cursos fluvials a l’hora de buscar un lloc on viure o assentar-se.
Des de temps antics els habitants de Llíria van triar llocs elevats on erigir els distints nuclis poblacionals que Llíria ha tingut a través del temps. De fet, dos terceres parts de Llíria s’ubiquen entre les vessants i cims dels tres tossals (Santa Bàrbara, Sant Miquel i la Torreta; i el de la Sang o Vila Vella) i també a la planícia del Pla de l ‘Arc que tot i que moltes vegades no ens donem compte, també esdevé una vessant que no deixa d’ascendir, contant fins 10 metres des de l’encreuament del Carrer Duc de Llíria / Carrer de Sant Vicent Ferrer (166 msnm) fins el quarter de la Guàrdia Civil (176 msnm).
Les generacions llirianes actuals, o la majoria d’elles no han viscut episodis d’inundacions ni de catàstrofes que hasquen afectat a la ciutat de Llíria, però altres encara recordaran la vesprada – nit d’aquell 14 d’octubre de 1957, el dia e la riuà de València, i menys gent recordarà la vesprada del dia de la Baixà de 1949, en que a Llíria van caure 165 litres per m² en tant sols dues hores.
D’aquella vespra de festa, ja quasi ningú recorda que va passar, però gràcies al testimoni de Josep Durán, metge de professió i cronista de Llíria per devoció, qualsevol llirià pot conèixer que va passar aquell 28 de setembre de 1949.
Josep Durán descriu…
“La fecha del 28 de setiembre de 1949 será recordada durante mucho tiempo por la generación actual, pues debido a la horrorosa tempestad de agua, granizo y viento se desencadenó entre las 2 y las 4 de la tarde […], abatiendo todos los espíritus, convirtió las calles en impetuosos torrentes , que arrastraban piedras de gran tamaño, causando daños sin cuento en la huerta y parte baja del secano.
Baste el decir que en las citadas dos horas que duró el turbión, las nubes precipitaron sobre Liria 165 litros de agua por metro cuadrado, registrado en el pluviómetro, que son 165.000 metros cúbicos o toneladas de agua por kilómetro cuadrado.
Efecto de tan torrencial lluvia resultaron inundadas gran número de casas de la calle Mayor (desde la Plazuela de Ripoll para abajo) así como la casi totalidad de la de la calle de va a San Francisco y de la Part d’Avall, viéndose los vecinos de ésta, obligados a subirse al piso alto de la casa. En mi casa, situada en la calle Mayor nº38 (hui en dia desapareguda) frente por frente a la citada Plazuela de Ripoll, entraba una fila de agua por las rendijas de la puerta, que cruzando toda la casa desembocaba en el huerto. Jamás habíamos conocido semejante inundación en los 60 años que cuenta mi señora. Asimismo se inundaron infinidad de sótanos (o cellers) a los que entró el agua por la ventanita que tiene en las aceras a ras del suelo.
Al cesar la lluvia la campana empezó a tocar arrebato – a fuego – para que los vecinos acudieran a prestar auxilios a San Francisco, donde el agua había invadido el presbiterio, alcanzando en la iglesia y en el contiguo Cuartel de la Guardia Civil, una altura de 80 centímetros, mojando el anda de la Purísima que allí estaba preparada para la procesión del día siguiente. Esta inundación de San Francisco ya ocurrió hace 218 años, el día de la 3ª Dominica de Septiembre del año 1731, entre 11 y 12 de la mañana. Hecho que para su constancia, recordaba un ladrillo que había en la pared de la Tercera Orden, indicando la altura que habían alcanzado las aguas en aquella inundación.
Las calles de mayor pendiente quedaron descarnadas y con grandes hoyos, las más llanas inundadas de cieno, arenas y grava, y otras con tal cantidad de pedruscos de 5 a 15 kilos de peso, que no bajaría de las 300 toneladas la cantidad de piedra acumulada en ellas, en especial en la calle de San Francisco esquina a la de la Purísima, en la Part d’Avall esquina al Pic, y bajo de la estación en la confluencia de las carreteras de Liria y Chelva.
Asimismo se inundó la Iglesia Parroquial por el agua procedente del desmonte, que entraba por el corralillo. Igualmente se inundó la estación de la vía estrecha (L’estació de Dalt o del Tren de Dalt), con un metro de agua, procedente del valladar.
En el barrio de la Sangre, junto al “fossar vell” se derrumbó una casa, matando a cuatro vacas y una caballería.
Por exhalación eléctrica murieron tres personas, un pastor en el campo y dos mendigos refugiados en una cueva de Malriego (Rascaña).
En el frente de la tormenta, una madre y una hija fueron arrastradas por la violencia de la corriente, en la calle Duque de Liria, siendo salvadas con cuerdas milagrosamente. No le ocurrió así a un carro, cuyo mulo desuncido de él, murió sepultado entre piedras en la curva de la carretera del Remedio.
Toneles y aperos de labranza de la plaza de los gaiatos (o de López) (ubicada al carrer de la Puríssima, on hui en dia està la Jijonenca) bajaron al Remedio.
Una pared de siete metros de altura del cine de verano de la Unión Musical fue derribada en su totalidad.
Si bien el agua fue torrencial en todas partes, donde indudablemente alcanzó mayor precipitación fue entre San Vicente, llamada Cañada de Serra y Liria. Por detrás del Clarín todo el ancho de la calle era acequia mayor. El Prat estaba inundado hasta la horcajadura de los árboles, de tal manera que en todo él, el nivel del agua iba medio metro más alto que la Acequia Mayor, la cual se precipitaba sobre [el] Canó, para por la Alquería [Blanca] y Foya, (hui en dia alguns d’aquests terrenys són urbanitzables) buscar la Rambla Primera. En la Foya de Turbañes el agua alcanzó seis u ocho metros de altura, tanto que 24 horas luego cubría los plumeros de las cañas y las copas de los árboles. Y eso que el Prat no tiene más avenidas que la Cañada de Tello y el Caramello. Inútil es decir que la Closa y el Prat se inundaron sobremanera.
No obstante todo ello, en Casinos no llovió. La Rambla Castellarda no llevó agua. No se desbordaron más que la Rambla Primera, y los barrancos de Olocau, Montearagón y el del Forat. En Caicons y el resto del campo fue una lluvia buena para el monte, pero sin ímpetu salvaje que destrozara ribazos.
El maíz quedó tumbado y los alfalfares tronchados, como recién segados.
Desde San Miguel al día siguiente se veían dos lagunas enormes: una en la Foya y otra en la Puebla.
Liria demás de quedarse a obscuras por averías de las tres compañías de luz, quedó también incomunicada con la capital por teléfono y telégrafo.
El día de San Miguel fue para Liria un día de luto, muy triste, sin luz, sin músicas ni procesión, que hubo que aplazar.
En Valencia no llovió hasta las siete de la tarde. Pero a las 6:30 (de la vesprada) de ella se presentó repentinamente una imponente riada que a las siete de la tarde ya había derribado el Puente de madera de los ferrocarriles económicos.
En la comarca de Liria, no había llovido más que desde el Carril (partida on està l’actual poble de Domenyo) a Ribarroja y desde Cheste a la Maimona y ello fue suficiente para ocasionar la gran riada de 2.000 metros cúbicos por segundo.
Pero donde los hechos adquirieron caracteres dramáticos fue en la Puebla, donde quedó detenido por la inundación el tren que salió de Valencia a las 13:40. El agua sobre pasó la plataforma de los coches. Y allí pasaron la noche, sin luz, ni comer hasta las 5 de la madrugada, en que se inició el salvamento con barcas.
El día 30 a las 10 salía yo para Valencia en automóvil. Entre liria y la Puebla, orilla carretera, vi más de cuarenta olivos arrancados de cuajo. Los dos ferrocarriles no circularon hasta después de unos días. Al pasar por Benisanó, 40 horas luego de la lluvia, todavía bajaban dos filas de agua, procedentes de la Cañada de Botigueta. La hoya que hay pasado el Mas de Tous, que viene del Safareig y Maquívar tenía “remelses” de broza en las copas de los olivos, a 3 metros de altura. En el lado izquierdo del Pla del Pou y Pixaor había sendas lagunas de gran extensión.
Y menos mal que llegó la furia de los elementos cuando la vendimia estaba casi terminada, y que fuese en las horas centrales del día, pues de acaecer el hecho durante la noche y sin luz, lo sucedido hubiera revestido caracteres de verdadera catástrofe.
Durán impressionat per tal paisatge catastròfic, del qual mai havia sigut testimoni va intentar buscar els medis per a que aquesta situació de danys materials i pèrdues vitals no es tornara a repetir. A ell devem la solució que hui en dia encara ens evita tornar a presenciar imatges com les de 1949.
¿Hay medio de evitar estas inundaciones? Yo estimo que s. Liria debe de construir en la parte baja de la Torreta y San Miguel un reguero o canal que recoja las aguas pluviales que descienden por sus laderas y llevarlas por la “tira de les oliveres” al camino viejo de Villamarchante. Y las de Santa Bárbara llevarlas por Turbañes y la senda del Barranc a la Rambla. De este modo se desviaría fuera de la población el 60% de las aguas que bajan por el Pic, Rambleta y Barranquet, inundando, destrozando y enrunando sus calles. En Liria los daños se calculan en tres millones de pesetas.
Efectivament, Josep Durán, qui estimava a Llíria i a la seua gent va ser el principal promotor per a que es construira la sèquia coneguda com “desvío”, el canal que hui en dia evacua cap al la zona de la partida de Barbasèquia l’aigua pluvial que descendeix dels tossals de Santa Bàrbara, Sant Miquel i la Torreta, evitant d’aquesta manera que aquestes aigües que amb violència cauien sobre Llíria amb gran velocitat producte dels alts desnivells (al voltant de 150 m de diferència des de el Monestir de Sant Miquel fins a la Plaça Major o al Pati de Sant Francesc). En aquella Llíria de finals dels 40 no existia cap sistema de clavegueram ni de conducció d’aigües pluvials eficient.
Aquest projecte seria iniciat per l’Ajuntament justament 3 anys després d’aquella vesprada catastròfica, el 28 de setembre de 1951.
“Se acuerda que por personal técnico se proceda al estudio para la construcción de un muro de contención y desviación de las avenidas de aguas pluviales de los montes que vierten a esta población.” Llibre d’Actes del Ple 1948-1951. Arxiu Municipal de Llíria
“[…] entre las casas y los cerros queda una amplia zona que haciendo en los temporales de cuenca receptora, capta consiedrables caudales y los derrama sobre la población, en alud devastador con gran caudal sólido procedente de las laderas.” Proyecto Parcial de Defensa de Liria (Valencia). Arxiu Municipal de Llíria.
El 18 d’abril de 1952, s’aprovaria el projecte de construcció del desviament “con el fin de evitar las inundaciones que padece esta población por las lluvias”. El 8 de juliol de 1954, la Confederació Hidrogràfica del Xúquer donava el vist-i-plau al projecte que es xifrava en torn al milió i mig i dos milions de pessetes (9.000 – 12.000€), aportant la corporació municipal el 25% del cost. La conservació del canal passaria a estar sota responsabilitat de la Confederació Hidrògrafica.
A l’abril de 1956 les obres de defensa davant inundacions, conegut amb el nom de “ Canal de les Creuetes” era una realitat. Posteriorment s’afegiria en 1967 el tram de Santa Bàrbara.
Hui en dia tant sols els carrers Sant Miquel, Puríssima i Pic recorden, en episodis de pluja torrencial, aquella fatídica vespra de festa gran en Llíria encara que hui en dia estan dotats de sistemes d’evacuació hídrica.
Contínuament ens adonem que Josep Durán no ens deixa de sorprendre. Recentment, durant les Festes de Sant Miquel 2019, l’Arxiu Municipal amb col·laboració amb l’historiador edetà Francesc Rozalén van dedicar una exposició documental sobre aquest personatge al que les llirianes i els llirians hem d’agrair tant i que a dia de hui ja és menys desconegut per a molts.
Amb aquest article, coneguem altre episodi de la seua intensa relació amb la ciutat que estimava.