Els Papers de Santa Maria de Nassiu

EDUQUEU ELS XIQUETS I NO HAUREU DE CASTIGAR ELS HOMES (PITÀGORES)

1 d'abril de 2012
1 comentari

Religiosos deportados a Francia, article de Baltasar Bueno (Levante-EMV)

Baltasar Bueno

Religiosos de distintas órdenes religiosas -principalmente franciscanos, carmelitas, capuchinos y dominicos- encabezaron la rebelón popular valenciana contra los franceses en la Guerra de la Independencia en aquellos pueblos o zonas donde estaban sus conventos. En Llutxent, el pueblo llegó a tener hasta dos jefes de guerrilla, frailes dominicos del Monasterio de Corpus Christi, uno nombrado por el gobernador y el otro elegido por el pueblo.
Las primeras acciones las iniciaron Juan Martí y Juan Rico, ambos franciscanos, el primero, cuando los franceses convirtieron su iglesia de Beniferri en establo de la caballería, y el segundo, al encabezar la rebelión, ante la tibieza y pusilanimidad de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas. 
Rico, fue apresado en varias ocasiones y encarcelado, pero siempre se escapó de las prisiones donde estuvo, una de ellas de Ibiza. Sufrió persecución no sólo por los franceses, también por las tropas nacionales, pues plantó cara a unos y a otros en su peculiar manera de entender la defensa de los intereses de los valencianos. Al Capitán General le obligó a dictar un bando para alistar gente y forzó la constitución de la Junta Suprema de Gobierno del Reino de Valencia, de donde le echaron por su fogosidad y temeridad. En la calle, se erigió en defensor del pueblo, arengador de masas y vigilante de la actuación política y militar de aquella. Por su empeñosa actitud, logró ser nombrado vicario general del ejército valenciano, que mandaba el general Caro. Su actitud contrastaba con la del Arzobispo Joaquín Company, también franciscano, que llevándose muy bien y congeniando mucho con los franceses no pudo evitar que detuvieran a 1.500 religiosos de su Diócesis y los deportaran a Francia.
La marcha hacia a Francia fue una gran tragedia. Los Padres Rubert, Lledó, Pichó Igual y Xérica cuentan las Gacetas oficiales de la época, fueron “pasados por las armas junto a Murviedro; otros dos lo fueron en Castellón; otros fueron conducidos por el camino de Zaragoza, los más ancianos en carros y los demás a pie, recibiendo el trato más indigno por los soldados que los conducían. Pero la mayor de sus aflicciones fue el ser testigos de la muerte de más de 200 soldados nuestros, prisioneros, que fueron asesinados cruelmente desde Segorbe hasta Teruel, porque no pudiendo mas de cansancio retardaban la marcha”.
En una Gaceta de abril de 1812 se cuenta que “un religioso capuchino que había levantado una partida fue aprehendido con dos de sus compañeros en una casa de campo de las inmediaciones de Alcoy y, conducidos los tres a esta Villa, fueron pasados por las armas el 11 de marzo. El religioso murió con la mayor serenidad, animando y exhortando a sus compañeros. Estas y otras atrocidades cometidas en los días anteriores han causado la mayor impresión en los ánimos del vecindario y confirmado el horror y aversión general a sus opresores”.


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  1. Més que una “guerra d’independència”, allò va ser una guerra contra la Il·lustració. Què, si no, és el crit de “¡Vivan las cadenas” que els “independentistes” bramaven? Què, si no, va estar el tancament de les universitats i altres centres d’ensenyament, per a reobrir-les sota la denominació de “Escuela de toreo”? Què, sí no, va estar la restitució del tribunal de la “santa” Inquisició”, i els demés privilegis a l’Església catòlica romana? D’aquelles aigües encara en bevem avui en dia… Sempre he pensat que el timbaler del Bruch haguera fet millor si s’haguès tocat la panxa, enlloc del tambor.

    Atentament

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