Els Papers de Santa Maria de Nassiu

EDUQUEU ELS XIQUETS I NO HAUREU DE CASTIGAR ELS HOMES (PITÀGORES)

21 de maig de 2008
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Pom d’articles (12)

Revisant aquuest matí textos i llegint coses que en el seu moment no vaig poder llegir he trobat aquests articles que us deixe tot seguit:

LA ZONA FANTASMA
‘Brutta e povera Italia’

JAVIER MARÍAS
EL PAIS SEMANAL – 18-05-2008

Hace mucho que los españoles, por lo menos los que salen en televisión, dejaron de distinguir qué se puede decir en público y qué en privado, y dejar de saber eso es una de las cosas más graves que le pueden ocurrir a una sociedad. Yo he visto a mujeres “normales” contar con una risita, en un programa, que su marido “se empeñaba siempre en metérsela por detrás”, o cómo una señorita desenfadada, en otro de “educación sexual”, manipulaba con desparpajo un vibrador y otros utensilios y enseñaba muy gráficamente la manera mejor de “mamarla” para darle gusto al consumidor. He oído soltar las mayores groserías y basteces a presentadores, tertulianos, periodistas e invitados, ufanos de emplear ante las cámaras un lenguaje de patio de prisión. Y estoy harto de ver series y películas cuyos doblaje o subtítulos no se corresponden con los diálogos originales, no sólo por las ignorantes traducciones, sino porque parece que haya la consigna de que todo el mundo encadene tacos sin parar, aunque no los haya en inglés. Si alguien dice “You are kidding”, que significa “Bromeas” sin más, y que en modo alguno es expresión malsonante, los subtítulos rezan invariablemente “Estás de coña”. Y si alguien dice “Maldito seas”, eso será convertido por los traductores en “Me cago en tu puta madre”, y siempre así. En contra de lo que creen los espectadores españoles, en el cine americano se oyen bastantes menos zafiedades de las que nos tragamos aquí. También he leído a columnistas disertar sobre sus “almorranas” o hablar de lo que leen cuando van al retrete.
Por fortuna, en la política, y salvo excepciones, aún se distingue un poco entre lo que puede decirse en privado y en público, y la prueba es que, cada vez que se ha pillado a un dirigente con un micrófono abierto que él creía cerrado, se le han oído expresiones normales en la vida privada (“Este tío es gilipollas” y cosas por el estilo), pero que se evitan a toda costa en las declaraciones. El disimulo, las formas, la hipocresía si se quiere, parecen aún cosas necesarias –y además son civilizadas–, y no sólo en lo que respecta al léxico, sino también a los contenidos. Ojalá eso nos dure en España, porque lo cierto es que se está abandonando en otros países, y las dejaciones suelen ser contagiosas. No es sólo que el muy patán Hugo Chávez lleve años insultando en público a todo bicho viviente que se le atragante, y que nadie –ni los insultados ni sus electores venezolanos– le dé un toque o le conteste. Es también el gañán Sarkozy quien les suelta cuatro frescas malhabladas a un periodista, a un colaborador o a un ciudadano que rehúsa darle la mano y complacer así su populismo. Pero la palma en esto se la llevan los políticos italianos que acaban de vencer en las recientes elecciones, los muy palurdos Berlusconi y Bossi. De sus dos anteriores etapas al frente del Gobierno –es deprimente que un país exquisito en tantos aspectos haya votado a semejante hortera ¡por tercera vez!–, del primero se conocen ya toda suerte de chascarrillos sin gracia y de mal gusto. El segundo no tiene reparo en hablar de fusiles calientes para combatir, cañonazos para las pateras y recurrir a otras metáforas bélicas –bueno, esperemos que sólo sean metáforas, que no lo sé–. El casi octogenario alcalde de Treviso, Gentilini, no tiene inconveniente en mostrarse orgulloso de lo que aprendió de la “mística fascista” y aplicarlo: el fascismo de Mussolini, aquel aliado de Hitler, aquel dictador que llevó a Italia al hundimiento. Y el nuevo alcalde de Roma, Alemano, no se corta a la hora de manifestar que no soporta a los gitanos y que va a arrasar sus campamentos por las buenas.

Lo que está sucediendo en Italia –o antes en Polonia, con los gemelos Kaczynski– es muy preocupante. Hay allí unos políticos triunfantes que han borrado los límites entre lo que se puede decir o no en público. Han optado por hablar y comportarse como muchos de sus electores, sólo que éstos no tienen ocasión de hacerlo más que en privado. Una forma superior de la demagogia consiste en no limitarse a decirle al pueblo lo que éste desea oír, sino en –además– adoptar en público los mensajes y el vocabulario brutales que en principio sólo son admisibles en ese ámbito privado, y así darles legitimidad. “Lo que tú dices en voz baja lo voy a decir yo en voz alta, delante de cámaras y micrófonos, y así te autorizo y te halago. Yo soy como tú en todo, mira, y además no me escondo. No te escondas tampoco tú. Sal y vótame”. Y la gente va y lo vota, al deslenguado, al desfachatado, al chulo, al matón, al que ha perdido los modales y la cortesía. Esto es muy alarmante y muy grave, porque un político, precisamente, nunca debe ser “como yo en todo”, o, si lo es, debe disimularlo y conducirse como alguien con responsabilidad y mayor saber, como alguien a quien se contrata para que no incurra en nuestras simplezas y exageraciones, ni en nuestras manías y arbitrariedades, y para que hable no como lo hacemos todos en la taberna, sino como requiere el foro. Que los políticos empiecen a expresarse como en las tabernas, sin cortapisas ni hipocresías, suele ser el primer paso hacia un fascismo real. Si quienes deben atemperar y matizar encienden los ánimos y sueltan barbaridades como las que casi todos soltamos en casa, es fácil que a continuación las barbaridades pasen a cometerse, porque entonces se recorrerá muy velozmente el trecho que suele ir del dicho al hecho.


Irena






ROSA MONTERO



EL PAÍS

Última – 20-05-2008

Llevo una semana pensando en Irena Sendler. Quizá su nombre no te
suene; pero si te digo que era la increíble viejecita polaca que salvó
del genocidio a 2.500 niños judíos, la recordarás, porque su historia
es inolvidable. También lo era su rostro, esa carita bellísima de
centenaria feliz, esa graciosa anciana con aspecto de gnomo.

Irena encarna a la perfección el heroísmo. Liberó a los niños y les dio
otra identidad aria. Descubierta por los nazis en 1943 y torturada
bárbaramente (le rompieron los brazos y las piernas), no contó dónde
estaban los pequeños. Fue condenada a muerte, pero un guardia la dejó
escapar. Acabó la guerra y, como la antinazi Irena también era
anticomunista, el nuevo régimen polaco sepultó a la incómoda heroína en
el silencio. Qué inquietante es la vida: si no hubiera sido tan
longeva, hoy no estaríamos hablando de ella. Porque sólo fue
redescubierta en 1999 por tres estudiantes de instituto. Y, como estaba
viva, quedaba bien sacarla en las noticias. De haber fallecido, su
gesta sólo hubiera merecido alguna mención en un libro académico. Así
somos los medios, así es esta sociedad que todo lo mastica y lo devora.
Nos comimos a la ancianita Irena con delectación, como si fuera un
caramelo: por fin algo hermoso que paladear. Pero, cuando fue propuesta
para el Premio Nobel de la Paz en 2007, se lo dieron a Al Gore,
naturalmente, porque los premios forman parte de la convencionalidad
más berroqueña, y en ese mundo de poder una abuelilla / caramelo nunca
puede competir con un vicepresidente. Y, sin embargo, yo estoy segura
de que la verdadera vida (o la verdad de la vida) está en los seres
luminosos como Irena, y en los monstruos abisales, como Fritzl, el
verdugo austriaco. Los ángeles y los demonios están en este mundo. El
infierno son los otros, como decía Sartre, pero también el cielo.



Lecciones de El Cabanyal






JOAN GARÍ



EL PAÍS – 20-05-2008

¿En qué se parece Rita Barberá a Nicolae Ceaucescu? Mirándolo bien, los
dos tienen una retirada a Hannibal Lecter, aunque el viejo caníbal era
mucho más sutil de lo que fue nunca el conducator
o lo que quisiera ser ahora nuestra Rita. Creo entender a estos tipos:
aman tanto a sus ciudades que no tienen inconveniente en sorberles los
sesos. Quieren dejar su impronta aunque sea en forma de una
horripilante pezuña. Quizá, en el fondo, tienen dudas con su firma (hay
analfabetos muy aparentes), y por eso han de presionar con el pulgar
sobre la hoja limpia. Del resultado de todo ello seguirán hablando
algunas generaciones posteriores a la nuestra, porque los crímenes
arquitectónicos permanecen para siempre en la retina.

Lo que ha
hecho el Supremo autorizando la prolongación de la avenida de Blasco
Ibáñez no es solo sentenciar a muerte un barrio tan bello como El
Cabanyal. Esos barbudos togados, con toda la severidad de su cargo, le
están diciendo a Rita que puede hacer lo que quiera con Valencia, que
Valencia está en sus manos como una frágil doncella a la que se puede
manosear libremente. Ceaucescu tampoco tuvo ningún complejo: en los
años ochenta demolió en Bucarest 10.000 viviendas y expulsó de ellas a
100.000 personas. Su objetivo era construir un Parlamento fastuoso que
aún ahora se manifiesta en postales de dudoso gusto, pero en el fondo
estaba convencido de que la ciudad era suya y, como los faraones, su
pirámide sería alabada por los siglos de los siglos. Este hombre
impávido fue arrollado por la revolución del 89 pero la pregunta es:
¿quién descabalgará a Rita de su macizo sillón antes de que convierta
Valencia en otra postal irreversiblemente kitsch?
Sería injusto, por otro lado, atribuir en solitario a nuestra rotunda
alcaldesa el cariz que está tomando la capital de todos los
valencianos. La Ciudad de las Artes y las Ciencias, por ejemplo, fue un
proyecto iniciado en época socialista. Lo que pocos intuyeron entonces,
en aquellos primeros noventa, fue la magnitud del desastre que
Calatrava estaba a punto de perpetrar en aras de una supuesta modernidad.
Yo también simpaticé -lo confieso- con la historia de amor del de
Benimàmet con el hormigón blanco, y al principio lo tomé por un
pontífice inofensivo dispuesto a jugar al escondite con la historia del
arte occidental. En aquel tiempo un arquitecto con blasones mucho menos
espectaculares (y por lo tanto, más sólidos) como Helio Piñón me
advirtió de que Calatrava hacía “arquitectura para amas de casa” (sic) y solo mucho después he comprendido por qué su estilo le va como anillo al dedo a Rita Barberá. Rita es una mestressa
que igual te rige la ciudad que podría estar comprando pescado en el
Mercat Central, puesto que su alma es intercambiable con el de
cualquier otra comadre estentórea. Destruir El Cabanyal de
Sorolla, de Blasco Ibáñez, de Benlliure, de Escalante y colocar junto
al seco Turia los monigotes de Calatrava es todo un programa con el que
la derecha de este país ha penetrado en el siglo XXI. Cuando lo
abandone, ya nada será igual.
¿Se puede estar en contra de los desvaríos megalómanos de Calatrava y a
favor de las humildes casas de pescadores de El Cabanyal? Se puede y se
debe, aunque algunos me acusen de crímenes contra la patria (o quizá
contra la matria).
Han sustituido la Valencia de siempre, que ya era una ciudad
hermosísima, por esas formas grotescas que solo sirven para dejar
pasmados a los jubilados que no tienen otra cosa que hacer más que
votar al PP y abrir la boca bien grande delante de l’Hemisfèric. Pero
todo esto se podría obviar si, en el mismo paquete, no viniera la
destrucción de El Cabanyal en nombre de ese mismo progreso.
Dicen que Rita saca mayoría absoluta en todos los barrios de Valencia
-también en el Marítimo. Lo dicen- y será verdad. Me pregunto, sin
embargo, qué ciudad va a dejar a los que vengan detrás, porque incluso
después del diluvio hay siempre un Noé que debe ayudar a subir al arca
a un par de jirafas pizpiretas.
A los que amamos de verdad a Valencia solo nos queda el recurso de
pensar que también Ceaucescu, en la cúspide de su poder, tenía los días
contados. Pero las dentelladas de los caníbales no se ocultan
fácilmente. Habrá que pasear ese muñón con alegría, muchachos.

www.joangari.info


Protesta educativa contra el Consell




La Ciudadanía en inglés ideada por Camps es “ilegal”, según los sindicatos



NEUS CABALLER

Valencia




EL PAÍS – 20-05-2008

“El Consell ha entrado en barrena. De publicar la orden para impartir
Educación para la Ciudadanía en inglés, habrá implantado un título
propio sui géneris
sin valor académico ni a nivel estatal, ni en ningún otro territorio. Y
esto es un acto de ilegalidad”, sentenció ayer Miguel Ángel Vera, de CC
OO, en una rueda de prensa -calificada de “insólita” por los cuatro
sindicatos convocantes- en la que se denunció “la descabellada política
educativa de Camps” en todos los frentes de la enseñanza. “La prueba”,
remató Miguel del Pino, del CSIF, “es que estoy aquí por primera vez
con los compañeros de UGT, CC OO y el STEPV”.

“Esta es la autonomía
que ha ido más lejos de todas las gobernadas por el PP”, coincidió
Jaume Llopis, del STEPV. La consideración de que la Generalitat
valenciana “ha traspasado el límite” se basa, según explicaron uno a
uno, en la fórmula ideada por propio el presidente Francisco Camps para
“devaluar” la asignatura de Educación para la Ciudadanía y Derechos
Humanos, ordenando que se imparta en inglés a sabiendas de que “es un
idioma que no está reconocido como lengua vehicular en el sistema
educativo español”. Además de que facilita a los padres y alumnos que
se declaran objetores de
esta materia -que es puntuable tanto para la obtención del título de
ESO como para acceder a la Universidad- “saltarse el currículo básico”
y “reducirlo al temita que quieran”. “¿Se imaginan ustedes que a
mí no me gusta Darwin y estudio solo un temita en vez de todo el
currículo? ¿Es que en Matemáticas se permite esa licencia al alumno? No
vamos a permitir recortes en una materia que no se permiten en
ninguna”, remató Vera, al advertir: “Quien se atreva a firmar la orden
con la redacción actual será responsable de este desaguisado ante los
tribunales, con nombre y apellidos”. En esa dirección, Gerardo
Fernández, de UGT, adelantó que su “ejecutiva federal ya ha acordado
recurrirla”.
Pero esta orden es solo la “penúltima idea descabellada” de una larga
lista. El “improvisado” plan Éxit para combatir el fracaso escolar “con
nueve horas lectivas de clase en julio” (la mayoría de autonomías lo
aplican desde el segundo trimestre del curso) y el hecho de “pagar las
horas extra con créditos de formación”; la deuda acumulada en la nómina
docente; los decretos que “recortan” la Ley de Ordenación Educativa
(LOE) o “el concierto del Bachillerato para vaciar los institutos
públicos” son solo un enunciado de las múltiples quejas que precipitan
a partir de mañana, con una concentración ante la Generalitat, la
movilización de docentes, padres y alumnos.







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  1. Hola Àngel! Perdona que no t’escrigui per a res relacionat amb l’article en qüestió però es que fa molt, moltíssim de temps que no passava per aquí (qüestions de feina, cansanci i d’altres) i m’ha sorprés veure que maco has deixat el bloc. Està presciós!! No se si l’has fet tu (o si hi ha una mà aculta d’algún experimentat dels bons) però de totes maneres felicitats!
    Espero que ara que s’acosten vacances ja pugui dedicar mes temps al bloc i a vosaltres.
    A reveure!

  2. curiosa semblança entre l’article sobre els polítics italians i sobre Rita… La mediocritat, l’aparador, la xuleria, la megalomania personal al poder!

    t’he deixat comentari al post sobre Banyeres. No l’havia vist encara. Ja saps, estos dies finals de curs -i de carrera,en el meu cas- com són d’atrafegats…

    ens veiem dissabte a Ontinyent!!!

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