Els Papers de Santa Maria de Nassiu

EDUQUEU ELS XIQUETS I NO HAUREU DE CASTIGAR ELS HOMES (PITÀGORES)

11 d'octubre de 2007
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Per seguir fent boca (12 d’octubre)

Vaig llegir aquesta carta a EL PAÍS el dia 9 d’aquest mes. Escrita per Gonzalo Abadías Raluy, de Salamanca. I m’ha cridat l’atenció que, com a bon castellanoparlant que deu ser, sols fa referència a la llengua, la seua, a la fi de la carta. Llegiu-la (si teniu temps).

Patriotismo barato


Gonzalo Abadías Raluy
 – 
Salamanca


EL PAÍS
 – 
Opinión – 09-10-2007

El señor Rajoy, en un alarde de patriotismo
barato, afirma sin ambages que "todos los españoles debemos sentirnos orgullosos
de España, la nación más antigua de Europa".

Pues bien, al margen de todos los debates, rebatimientos u
observaciones que pueda generar el matiz histórico de su afirmación, cabría
preguntar a don Mariano lo siguiente: ¿de qué nación española debemos sentirnos
orgullosos los españoles? ¿De la nación de ciudadanos decentes que él mismo
dice encarnar? ¿De la que durante siglos ha condenado a la hoguera, a la
horca o al ostracismo a quienes no seguían los dogmas de los diferentes regímenes?
¿Del país que cada día genera cientos de nuevos ídolos de oro con pies de
barro mientras nuestros científicos, médicos, ingenieros e intelectuales
deben exiliarse en busca de mercados más generosos?
¿De la nación que ve cómo cada año desaparecen miles de hectáreas
de bosques mientras millones de metros cuadrados se ven poblados por selvas
de ladrillo, cemento y hormigón? ¿De la nación que, una vez más, figura en
el furgón de cola en lo que a educación se refiere mientras las televisiones,
públicas y privadas, son un auténtico escaparate de mediocridad, indecencia
y mal gusto?
¿Del país en el que cientos de miles de ciudadanos apenas
si consiguen llegar a fin de mes mientras grandes fortunas airean su opulencia?
¿De una nación supuestamente laica en la que la Iglesia continúa con sus
seculares pretensiones de dominio, aleccionamiento y evangelización en todos
los frentes sociales? ¿Orgullosos, en fin, de un país en el que, por no respetar,
no respetamos ni a nuestra bendita lengua castellana.



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